Vinokourov celebra su triunfo en The Mall - Reuters.
Es posible que más de un periodista y que la propia BBC tuviesen preparado un buen material de anécdotas y logros preparadas para la ocasión sobre Mark Cavendish, puesto que el actual campeón del mundo en ruta era el gran favorito en dicha prueba, de 250 kilómetros, con nueve vueltas en el circuito de Box Hill y salida y llegada en The Mall (Londres). “Es la cita más importante de mi vida”, había confesado Cavendish, de otro mundo en un sprint masivo. Pero el problema para él y para sus compatriotas, todo un país empujándole, fue que el único sprint útil fue el del bronce y se lo llevó Kristoff. Con el mismo tiempo entraron Alejandro Valverde, 13º, y Luis León Sánchez, 18º, dos murcianos que no se entendieron ni en la carrera ni ante la prensa. “Ha habido entendimiento con Luisle, pero era muy complicado en una carrera así... Le dije que probara a falta de un kilómetro”, dijo Valverde. “Ni él ni yo sabíamos quién tenía que trabajar para quien y al final íbamos fundidos”, argumentó Luisle. Y entre tantas dudas triunfó la pericia de un veterano como Alexander Vinokourov (Petropavlovsk, Kazajstán, 1973), listo y fuerte para responder al ataque de Rigoberto Urán al grupo final a falta de 7'5 kilómetros y perro viejo para ponerse detrás del colombiano cuando éste pretendía ver qué distancia tenían con respecto a sus perseguidores a unos metros del final. Urán, claro, no vio por ningún lado a Vino, habilidoso para escabullirse por la derecha y ganar unos metros decisivos que le bastaron para colgarse su primer oro olímpico, su penúltimo esfuerzo sobre una bicicleta. El kazajo anunció después su retirada tras la contrarreloj del miércoles, a poco más de un mes de cumplir los 39 y tras una trayectoria de luces y de sombras, las del dopaje. Hasta tres veces ha dicho Vinokourov que lo dejaba. La primera fue en 2007 cuando se retiró para centrarse en su inocencia después de dar positivo en aquella edición del Tour por transfusión homóloga –como su entonces compañero en el Astaná, Kaschechkin–. La federación kazaja sólo le sancionó con un año y no con los dos habituales y Vinokourov festejó que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) le diese la razón ante la UCI y se ahorró una sanción de 1'2 millones de euros. La segunda vez que Vino pronunció la palabra retirada fue en 2011, bastante después de ser castigado sin competir, cuando tuvo una grave caída en Pas de Peyrol, pero él, capaz de correr incluso con las rodillas destrozas, regresó. Un esfuerzo que ve recompensado con este oro olímpico, tras el que añadió eso tal sabido, que se retira. Con un chándal corto y en camiseta A Urán, por contra, le queda una prometedora carrera por delante. Tiene 25 años en su DNI, pero bastantes más en vida por todo lo que le ha tocado sufrir. Sobre todo por el asesinato de su padre, también Rigoberto, abatido por paramilitares en 2001. El pequeño Rigoberto tuvo que ponerse a trabajar vendiendo lotería en la calle como hacía su progenitor y compaginarlo con los estudios y los entrenamientos con la bici para mantener a su madre y a su hermana. Para él el ciclismo era una liberación que había descubierto gracias a su padre. La familia era tan humilde que en la primera carrera que corrió Urán lo tuvo que hacer con una bicicleta prestada por su tío, un chándal corto y una camiseta. Era una contrarreloj y la ganó, por más que nunca hubiese oído hablar de qué era aquello. Le dijeron que pedalease lo más fuerte que pudiese hasta que llegase a un sitio donde hubiese más gente. Y eso hizo: ganó. También lo hizo una semana antes, ya con el culotte que le compró su padre poco antes de morir. Con 17 años se hizo profesional y con 19 años se marchó a Italia, al Tenax. Después Unibet –con el que sufrió una caída en la Vuelta a Alemania con un parte desolador, codos, muñeca y cuello rotos y que le dejó inmóvil tres meses–, Caisse d'Epargne y el Sky, con el que ha sido el mejor joven en la última edición del Giro. ¿Y cómo quedó Cavendish? El corredor de la Isla de Man sólo fue 28º y no se preocupó por ganar el segundo sprint, completamente simbólico, en el que le ganaron tanto Greipel como Boonen, que no había acudido al Tour para preparar esta prueba que no acabó como se preveía por el trabajo de la fuga inicial, donde estaba el vizcaíno Castroviejo, y a la que se unió un segundo grupo liderado por Nibali. Después llegarían también Valverde, Luis León o Cancellara, que completó el recorrido como pudo tras irse contra la valla tras tomar una curva y, malherido, no podrá defender su corona olímpica en la contrarreloj. Mientras, Vinokourov sucedió a Samuel Sánchez como el mejor en la prueba de ruta. El kazajo fue el más listo.