Entre las páginas... (17): Algún día este dolor te será útil

Publicado el 25 octubre 2012 por Poy

¡Hola a todos!
En el último IMM os enseñaba mi, por entonces, actual lectura, Algún día este dolor te será útil de Peter Cameron. La historia trata sobre un chico que nos explica cómo está pasando su verano. James, pues así se llama el protagonista, no es feliz con su vida. No entiende cómo las personas pueden seguir siempre las mismas pautas, a sus ojos absurdas. Como por ejemplo la de ir a la universidad. Todos sus familiares se alegran de que por fin vaya a comenzar esa nueva etapa de su vida, pero lo que él quiere es alejarse de todo y leer en una casa propia, una alejada y antigua casa propia. Es cierto que esta novela no tiene un argumento espectacular, ni grandes giros en la trama. Lo importante en esta historia es James y su concepción de la vida, su percepción del mundo. Por eso me gustaría dejaros un par de citas sobre este libro.

Aquel verano mis padres se divorciaron y tanto a Gillian como a mí nos enviaron lejos. Gillian tenía quince años y se fue a viajar por Europa con la familia de su amiga Hilary Candlewood, pero a mí me desterraron a Cape Cod, donde estaba el campamento. Creo que mis padres tardaron demasiado tiempo en decidir mi destino, así que todos los campamentos normales estaban completos (aunque no habrían sido mucho mejores). Más adelante descubrí que el campamento Zephyr ni siquiera era un campamento de vela sino uno de esos campamentos anunciados en la última página de The New York Times Magazine (junto con las escuelas militares preparatorias) que supuestamente reforman a adolescentes con graves trastornos mediante los milagros del duro trabajo físico y las glorias de la naturaleza. Incluso el lema del campamento Zephyr era siniestro: "Sé paciente y resiste: algún día este dolor te será útil".

Esta cita me llamó la atención por un motivo obvio: es la que da título a la novela. La verdad es que también fui comprendiendo un poco más al personaje a partir de aquí, cuando comienza a contarnos un poco qué ha sido de su vida hasta ese momento. De todos modos esa frase resume un poco lo que sucede en el libro.

-Deberías haber pedido bistec -observó mi padre-. No deberías comer pasta como plato principal. No es propio de hombres.
-Lo tendré en cuenta -añadí.
-No, no lo tendrás en cuenta -dijo mi padre -. Y escucha, ya que estamos hablando de ello, permíteme que te pregunte algo.
-¿Qué?
-¿Eres gay?
-¿Qué? ¿Por qué me preguntas eso?
-¿Por qué? ¿Por qué no? Solo quiero saberlo.
-¿Por qué? ¿Es que así conseguirás alguna exención fiscal o algo por el estilo?
-Muy gracioso, James. No. Es solo que nunca hemos hablado de tu sexualidad y, si eres gay, quiero ayudarte como es debido. No me importa que seas gay, solo quiero saberlo.
-¿No me ayudarías si fuese heterosexual?
-Claro que sí, pero no... Bueno, el mundo ayuda a los heterosexuales. Es la norma. Los heterosexuales no necesitan en realidad ayuda, pero los gays sí. Así que debería hacer un esfuerzo especial. Eso es todo lo que quiero saber. ¿Debería hacer un esfuerzo especial? ¿No debería decir que comer pasta es cosa de hombres?
-La verdad es que no me importa lo que digas -contesté.
[...]
-Bien - dijo después de tomar un bocado -, ¿no vas a decírmelo?
-¿A decirte qué?
-Si eres gay o no.
-No. ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Acaso tú se lo dijiste a tus padres?
-Yo no era gay -respondió mi padre -. Era hetero.
-¿Entonces si eres gay tienes la obligación moral de informar a tus padres y si eres hetero no?

Esta cita la tomé prestada del blog mideclipse, donde la vi por primera vez. Me llamó mucho la atención porque siempre se da por hecho que una persona es heterosexual, y es entonces cuando vienen estos problemas de incomunicación y de intolerancia. Si lo "normal" es ser heterosexual, por contra, ser homosexual es lo raro, lo anormal.

"No le respondí. Sabía que mi madre tenía razón, pero eso no cambiaba mi manera de ser. La gente siempre cree que demostrando tener razón puede hacer cambiar tu manera de pensar"

Esta cita me llamó mucho la atención porque es completamente cierta. Cuando estás hablando con alguien sobre algo, y este alguien se altera o alza la voz o cualquiera de estas cosas te preguntas por qué hace eso. Tenga razón o no la tenga nadie cambia su forma de pensar solo por eso. Puede que con el tiempo, con otras experiencias, otras visiones u otras muchas conversaciones cambies de idea, pero desde luego no por una conversación en voz alta-casi-gritando que mantengas.

¡Y estas son las citas! ¿Os llama la atención esta novela? ¿Pensáis leerla? Yo espero dejar la reseña pronto, aunque también esperaba dejar la reseña de La caída de los gigantes y todavía no está por aquí. ¡Ya me contáis! ¡Nos leemos!