Cinco días han pasado ya desde la desaparición del escritor Ángel Santiesteban en La Habana, apenas horas después de que, desde la prisión en Lawton, escribiera un post en el cual anunció al mundo que existían fuertes rumores de que las autoridades carcelarias del régimen de los hermanos Castro lo trasladarían a una prisión de mayor seguridad.
Lo mismo, desde Miami, asegura María de los Ángeles Santiesteban Prats: “el acoso telefónico que estoy sufriendo desde que mi hermano desapareció en Cuba, y otras informaciones que hemos obtenido y que no pueden ser ahora desveladas para proteger a algunas personas en la isla y el exilio, me hacen pensar que esta es otra maniobra de la dictadura: Regar este rumor sobre una fuga de mi hermano busca sólo desviar la atención sobre algo grande que le han hecho y que no quieren que se conozca”. En conversación con la agencia NeoClub Press, afirmó que “Me están chantajeando; anoche, por ejemplo, recibí una llamada anónima procedente de Japón. Me llaman y me dicen que es mejor que me calle, que voy a salir perdiendo…”.
Un simple análisis de los hechos anteriores a su desaparición basta para confirmar las sospechas de la familia.
Luego de largos meses sin responder a la Solicitud de Revisión del juicio, entregada por la abogada de la defensa el pasado año, las autoridades judiciales cubanas (como bien se ha demostrado ya en este caso, manipuladas por la policía política cubana) recibieron un duro golpe que desmonta totalmente la farsa judicial que prepararon para condenar al laureado escritor cubano a 5 años por un supuesto delito de violencia doméstica: uno de los principales testigos de la fiscalía, el propio hijo del escritor, Eduardo Ángel Santiesteban, concedió una entrevista a Televisión Martí, en la cual explicó que siendo menor de edad fue obligado y manipulado por su madre -Kenia Diley Rodríguez-, a instancias de la Seguridad del Estado castrista, forzándolo mediante psicólogos y otros especialistas a declarar contra su padre. En dicha entrevista, y en una posterior en el programa televisivo La Noche de Colombia, confesó que jamás vio nada de lo que su madre asegura le hizo Ángel; y que la policía política aprovechó los problemas “amorosos” entre sus padres incitando a Kenia Diley Rodríguez a colaborar en un complot para castigar la postura disidente y las denuncias internacionales que Ángel Santiesteban hacía a través de su blog “Los hijos que nadie quiso”. Esta evidencia, que echa por tierra la sucia estrategia de la Seguridad del Estado, hace lógico pensar que el régimen quiera castigar al escritor y a su familia con esta desaparición: no es un hecho aislado, pues cada opositor cubano que ha sido encarcelado puede contar historias similares.
Otro detalle que arroja dudas sobre el rumor de fuga es el propio post que el escritor enviara desde la cárcel horas antes de su desaparición, en el cual hacía saber que una de las posibles razones de su traslado era el hecho de que justo a la prisión en Lawton donde él se encontraba serían enviados dos altos funcionarios del gobierno (entre ellos, un Ministro), condenados por corrupción. La lógica se impone: era necesario trasladar a Ángel de allí para evitar que lograra contactar a esos funcionarios y tuviera así información de primera mano sobre la corrupción en las altas esferas del gobierno de la isla.
Un tercer suceso a tener en cuenta sería las constantes amenazas que Ángel recibió en los últimos meses para que dejara de escribir las denuncias en su blog. A pesar de esas amenazas, a pesar de que tenía que esconderse para escribir y buscar formas distintas de eludir la vigilancia para sacar de la cárcel lo escrito, no consiguieron callarlo; por lo que, en comunicación con sus amigos y familiares, ya había manifestado su sospecha de que podrían trasladarlo a una prisión de mayor seguridad (violando así lo establecido legalmente para los casos con su sanción), sólo para evitar que siguiera denunciando la cara más siniestra de una dictadura que pretende mostrarse al mundo como un sistema verdaderamente humano.
Finalmente, que el prestigio internacional de Ángel Santiesteban haya crecido, tiene muy rabiosas e impotentes a las fuerzas represivas del régimen. Su ceguera asesina no les permite digerir que importantes instituciones intelectuales y de derechos humanos de caracter internacional tengan sus ojos puestos sobre el escritor injustamente encarcelado en la isla; que ese reconocimiento mundial le haya permitido ser elegido como Premio Jovenaje 2014, que se concede cada año a la obra y la vida de un importante intelectual cubano, y mucho menos, que Reporteros Sin Frontera lo haya incluido en la lista de 100 Héroes de la Información en todo el mundo.
“Algo grande ha pasado y lo están ocultado”, ha dicho María de los Ángeles, hermana de Ángel, en diversas entrevistas en estos días. “Exijo que presenten a mi hermano vivo y sano, porque él nunca ha tenido intenciones de fugarse”.
Ya lo hemos mencionado muchas veces pero es bueno recordarlo de nuevo: al poco tiempo de haber ingresado en prisión, fue visitado por agentes de la Seguridad del Estado para ofrecerle su libertad a cambio de abandonar su posición opositora y testimoniar dicho compromiso en un video. Tras negarse rotundamente, le dijeron que se buscara una embajada amiga para gestionar su destierro, cosa: a la que Ángel se negó con la misma rotundidad. También es bueno recordar nuevamente, en cuantas ocasiones lo han amenazado de muerte, en prisión y antes.
ÁNGEL lleva cinco días en paradero desconocido y EXIGIMOS SU INMEDIATA APARICIÓN EN PERFECTAS CONDICIONES. Exigimos que por fin se haga justicia y tras la Revisión del juicio, con todas las garantías procesales, sea puesto en libertad porque ES INOCENTE.
RAÚL CASTRO es el responsable absoluto de lo que pueda pasarle a Ángel y ADVERTIMOS QUE NO HAY ACCIDENTES POSIBLES para justificar lo que le puedan hacer. La comunidad internacional es testigo de todo este horror que está pasando Ángel y YA NO HAY LUGAR PARA LA IMPUNIDAD. Lo mismo para su hijo menor de edad, EDUARDO ÁNGEL SANTIESTEBAN RODRÍGUEZ.
La Editora
María de los Ángeles Santiesteban en nombre de toda la familia
Amir Valle
Lilo Vilaplana
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