Revista Salud y Bienestar

Entre todos la vacunaron contra el papiloma y ella sola se murió

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Qué diferencia entre notas de prensa (bueno, en el primer párrafo porque lo demás…). La de la Asociación Española de Pediatría (AEP), defendiendo el negocio de los fabricantes de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) y la de la Consejería de Sanidad del Gobierno del Principado de Asturias donde falleció Andrea tras recibir la susodicha vacuna. La segunda comienza como debió y nunca quiso la primera, con las condolencias a la familia. Humano demasiado humano para que la AEP baje al reino de los seres vivientes. Esta organización, supuestamente científica, tiene en su Consejo Asesor de Vacunas a un bastión de la industria pues ha sido financiada (y a saber si lo sigue siendo ya que no quieren informar sobre ello) por uno de los laboratorios fabricantes de la vacuna que ahora está en el punto de mira.

En concreto, nos referimos al laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) que produce la marca de la vacuna VPH promocionada como Cervarix (no es la que se sospecha que mató a Andrea, a la que le pusieron dos dosis de Gardasil, la otra marca fabricada por la entente de multinacionales farmacéuticas Sanofi Pasteur Merck, Sharp and Dohme (MSD).

Estamos más “tranquilos” si nos cuentan que las circunstancias del fallecimiento de la chica están documentadas. Demos una oportunidad a la credibilidad del Ministerio de Sanidad dirigido por una ministra obligada a echarle garra al asunto, que para eso lo lleva en el apellido y así averiguamos quién la idem ya que ahora las pruebas las guardan los chicas y chicas de Mato.

Puntos tres y cuatro, no me dicen nada, bla bla bla, que si la vacuna cuenta con el respaldo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que si la edad a la que le pusieron a la chica la vacuna es la correcta, bla bla bla. Más sobre el asma y que no había peligro por ello… mentira. Ficha técnica; efectos adversos detectados en los ensayos clínicos: Broncoespasmo. Nada “útil” para una persona que sufra asma.

El punto quinto es para sospechar, idéntico a la línea editorial de la AEP.

Me quedo con las declaraciones de Carlos Ponte, que preside en Asturias la plataforma ‘No Gracias’, un colectivo crítico con la relaciones existentes entre la Administración, los médicos y las farmacéuticas. Según este facultativo, jefe de la UVI del Hospital General de Asturias:

“La Agencia Española del Medicamento tiene secuestrados los datos sobre los efectos adversos de la vacuna del papiloma cuando es una información a la que tienen derecho a acceder tanto la población como los profesionales”. Para Ponte, “existe una clara asociación entre la aplicación de la vacuna y el fallecimiento de la niña gijonesa”.

Pues eso, que no vale sólo con echarle la culpa a quienes son responsables del “acto sanitario” de ponerle la vacuna a la chica. Hay que pedir explicaciones al Gobiero asturiano y central por administrarla, a las agencias española y europea por consentirla, al laboratorio por…

Seguiremos informando.


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