—No me obligues a matarte.
Avanzaban. Reyes se puso delante de mí, listo para enfrentarse a ellos. Angel se materializó a mi lado, con los ojos desorbitados por el terror. Ye en ese preciso instante comprendí hasta qué punto la había cagado. Tendría que haber escuchado a Reyes. Tendría que haber hecho caso de sus advertencias.