‘Entrelobos’: Bella e infantil fábula ecologista

Publicado el 22 abril 2011 por Cinefagos


Antes que nada debo ser un poquitín sincero y admitir que no soy un admirador del cine patrio, por decirlo de una forma suave, porque si tuviese que mostrarme del todo sincero seguramente mis palabras sobre el cine español no serían nada amables ni por supuesto serían, para nada, esperanzadoras. Pero de vez en cuando, muy de vez en cuando, por estas tierras también se hace algo que se asemeja mucho a aquello que podríamos llamar buen cine, muy pocas veces, pero haberlas hailas, y “Entrelobos” es uno de esos raros casos en que un servidor ha disfrutado viendo una película española, ya que por fortuna se aleja de esos clichés tan utilizados en nuestro cine, ya sabéis todos a los tics que me refiero, no será necesario nombrarlos¿No creéis?.

Tampoco pretendo daros una falsa impresión, “Entre lobos” no es un film redondo, ni mucho menos, de hecho no me ha convencido del todo, no me malinterpretéis creo que la historia sin ser original resulta interesante y entretenida, pero también es cierto que podría haber dado mucho más de si y en ciertos momentos peca de ingenuidad y de una visible inexperiencia, pero a pesar de de éso es una obra muy digna, amable y agradable de ver, cualidades muy poco frecuentes últimamente en el mundo del celuloide, pero no nos avancemos a los acontecimientos. Así que si nos os importa pasaremos a analizar los pros y los contras de esta película española que a pesar de que ha obtenido unos resultados de taquilla bastante aceptables ha pasado bastante desapercibida a los ojos de la crítica “especializada”(las comillas son necesarias¿Hace falta explicar el motivo?creo que no…) de nuestro país, que incomprensiblemente para una vez que en nuestras tierras se hace algo minimamente decente parece que han preferido no darle demasiada importancia al asunto, por no decir directa y claramente que se lo han pasado por el forro, hablando en plata.

“Entre lobos” es un film dirigido con bastante solvencia por Gerardo Olivares, y protagonizado por Juan Jose Ballesta, Sancho Gracia, Carlos Bardem,  y Manuel Camacho. Aunque debo advertiros que la imagen de Ballesta como protagonista no es más que una mera cuestión de marketing, pues el joven interprete de “El bola” si el film tiene 107 minutos de metraje apenas aparece 25 minutillos en pantalla, ya que la historia se centra más en la niñez del protagonista y ese papel está interpretado por el jovencísimo Manuel Camacho, que es sin duda una de las sorpresas más agradables de esta obra.

La trama del film está basada en la vida real de Marcos Rodríguez Pantoja(Manuel Camacho-Juan Jose Ballesta), un niño pastor que vive en la Sierra Morena(Andalucia) de la posguerra española junto con su padre, su hermano y su madrastra en la propiedad de un acaudalado terrateniente. Debido a la pobreza de su familia, a la muerte de su madre y a un segundo matrimonio de su padre con una mujer sin escrúpulos, Marcos es vendido por su padre al terrateniente para el que trabaja y éste lo pone en manos de Atanasio(Sancho Gracia) un extraño y malhumorado pastor ermitaño que vive en lo más hondo de Sierra Morena apartado por completo de cualquier atisbo de civilización. Marcos es instruido por Atanasio y aprende a cuidar cabras, a cazar, a buscar comida y a hacer fuego. Pero cuando el ermitaño muere, el joven Marcos se queda solo en plena montaña y sus únicos amigos serán una manada de lobos, un hurón y un búho real (suena divertido).

Es más que evidente y sería pecado no mencionar el parecido que guarda esta historia con “El libro de la selva” , un magnífico relato y todo un clásico de la literatura escrito por el británico Rudyard Kipling y que ha sido llevado a la pantalla en multitud de ocasiones, pero que sin duda la más recordada por todos es el divertidísimo film de animación que nos ofreció la factoría Disney en el año 1967 y que fue dirigida por Wolfgang Reitherman, película que es una inolvidable obra maestra del cine y de la que soy fan desde que era niño, adoro esta gozada de film y lo recomiendo encarecidamente a aquel que aún no haya tenido el placer de verla, os aseguro que no os arrepentiréis, pues es una maravilla.

Como os decía, el parecido de “Entre lobos” con el libro de la selva es más que evidente, incluso me atrevería a decir que Olivares nos regala sutilmente un pequeño homenaje a la brillante obra de Disney, y sólo por éso “Entre lobos” ya se merece un poquito de mi atención y por supuesto, toda mi simpatía.

Pero sigamos con lo que nos interesa, que no es otra cosa que analizar esta bella oda al ecologismo que es “Entre lobos”, seguramente el mencionado ecologismo; que emana por todos y cada uno de sus poros este film es la “carta más bien jugada”de la película, pues ¿A quién no le enternece ver a un hombre que muestra tal respeto y cariño por los animales y la naturaleza en general? Algo que en estos tiempos de tanto desenfreno, de tal exceso tecnología y de una evidente carencia de respeto del ser humano hacia la naturaleza, es cuando menos refrescante y alentador saber que existen personas que se preocupan tanto por la madre natura, y dicha preocupación por la Pachamama es para el que suscribe estas palabras un sinónimo de inteligencia y de solidaridad; conceptos que a mi parecer siempre van ligados, o mejor dicho, así debería ser siempre, pues no olvidemos que todo tiene fecha de caducidad y aunque suene recurrente y pesado mencionarlo cada tres por cuatro; el mundo que todos conocemos y sus recursos naturales están, cada día que pasa, más cerca de su extinción.

Pero curiosamente el ecologismo del que hace gala este film resulta un arma de doble filo, pues además de ser su punto fuerte también es el peor defecto de esta película, ya que Gerardo Olivares parece que por momentos se olvide de que está rodando un film con una trama y unos personajes humanos y no un documental de animales digno de National geographic, y se pierde en mostrarnos bellísimas pero por desgraciadamente innecesarias estampas del incomparable ecosistema de Sierra Morena, algo que todo sea dicho que resulta muy embriagador, hermoso y placentero, pero tal preciosismo juega en contra de la calidad fílmica de la película, y por supuesto merma el interés del espectador por la narración, ya que resta necesarios minutos de metraje a la trama que podrían haber sido aprovechados para introducirnos de una forma más eficiente en la historia de Marcos, que a mi parecer no está ni mucho menos bien narrada pues se precipitan, y de que manera, los acontecimientos; Marcos pasa de ser un niño sin apenas recursos para sobrevivir, a ser un adolescente que corre más rápido que un lobo y ducho en todas las artes de la supervivencia como si de un clon poligonero (siento mencionarlo pero Ballesta tiene una pinta de poligonero de extra radio que echa pa tras, y ni vestido de troglodita puede disimularlo) de John Rambo se tratara.

Aún así, los “defectos” que sin duda tiene esta obra se ven paliados, y con creces, por las virtudes, pues por raro que parezca la historia principal se ve relegada a un segundo plano a favor de la inmensa belleza visual y poética que atesora “Entre lobos”, claramente ayudada por la cálida y coherente banda sonora escrita por Klaus Badelt y de la eficaz y sorprendente fotografía de Óscar Durán, ambos profesionales sin duda se muestran, al igual que un servidor, abrumados y encandilados por los paisajes de esa idílica y preciosa tierra que es Andalucía, y a éso no hay alma viva que se pueda resistir.

Ahora es cuando os muestro mi lado “friki”, pues esta obra en cierto modo me ha recordado (aparte de a la obra de Disney ya mencionada) a un film de los ochenta la mar de majo, película que hace poco me recordaba nuestro querido Snake y que no es otra que “El señor de las bestias” ( Don Coscarelli,1987) y que a pesar de sus horripilantes secuelas, es una obra de lo más entretenida y entrañable. Aunque suene raro, es más que notoria la influencia del film de Cosacarelli en la reciente obra dirigida por Olivares, y no me invento tal relación pues son muchas las secuencias de “Entrelobos” que recuerdan a la película de espada y brujería de la tan añorada época de los ochenta: el hurón, la simbiosis del protagonista con los animales, el rechazo de los humanos hacia nuestro personaje, y por supuesto el mensaje ecologista implícito en ambos films son los detalles que me llevan a relacionar una obra con otra, pero si no me creéis tendréis que ver “Entrelobos” para daros cuenta de que tal homenaje es algo indiscutible pues hay secuencias que parecen calcadas del film de Coscarelli, ahí queda éso.

Pero sin duda, resulta evidente que Olivares ha visto unas cuantas veces “El libro de la selva” pues es impresionante el parecido que guardan ambos films: Sustituye Sierra Morena por la húmeda jungla de la India, cambia el nombre de Marcos por el de Mowgli y el de Baloo por el de Atanasio(Sancho Gracia) y ¡¡E voilà!! ya tenemos el film “Entre lobos”.

Además de lo precipitados que resultan los hechos en la película, algo que sin duda es su peor defecto, también he de advertir al personal que el pulso de la película es de lo más irregular, y es una prueba fehaciente de la inexperiencia del prometedor realizador cordobés pues como ya he comentado anteriormente se pierde en mostrarnos bellas, pero demasiado largas y recurrentes imágenes de la fauna de Sierra Morena, pero éso en cierta manera podría ser perdonable por lo emotivas y reconfortantes que resultan, pero lo que es menos excusable y más plomizo es que Olivares olvide por completo que está explicando una historia que necesita ser atada y a la que no hace ningún bien verse apartada por las ansias ecologistas del director, que sin duda son de lo más encomiable y dignas del máximo respeto pero lo primero es lo primero, y éso es entender que se está rodando una película, y no un documental.

Pero la verdad sea dicha, a pesar de que el director se muestra olvidadizo en cuanto a la trama,y demasiado eufórico en mostrarnos su lado más ecologista y a pesar de que nos hace “víctimas” de una excesiva lentitud y precipitación en el desarrollo de los hechos, “Entre lobos” resulta ser un film preciosista y algo rebuscado, pero sin duda muy reconfortante, bello y agradable de ver. Algo infantil eso sí, pues una fábula con semejante moraleja no debe tender a esconder la infame realidad, y esta película lamentablemente lo hace. Parece que Oliveras esté demasiado influenciado por la obra de Disney y no quiera mostrarnos el lado más amargo de la historia, que sin duda sería necesario para atar cabos e indudablemente ayudaría a que nos tomáramos mucho más seriamente esta buena historia, que peca de edulcorada. Y éso se debe a una patente “cobardía” del director, que por momentos parece que quiera ser sincero,real y fiel pero nunca llega a serlo, escondiéndonos los detalles más truculentos pero que sin duda serían veraces y coherentes. Lo que verdaderamente le falta a este cuento es valor para explicar la realidad con pelos y señales, más sinceridad; duela a quien le duela, si quieres que tu mensaje sea escuchado debes ser (aunque te duela) desagradable como la vida misma. Hubiese sido mucho más eficaz y sincero (aunque sin duda más incomodo) reflejar la realidad de los hechos tal cual, pues el film sintiéndolo mucho se puede calificar de hipócrita y de cobarde, que sinceramente no se que es peor. Hipócrita porque a pesar de que intenta regalarnos un mensaje no lo consigue por la suavidad con la que trata el tema, y cobarde porque no se moja para nada y prefiere mostrarnos el lado más amable y facilón de la historia cuando tiene en sus manos hacer lo correcto; que sería no perderse tanto en la demagogia barata e infantil y darnos una hostia en toda la cara que es lo que merecemos y esperamos.

Aún así prefiero decantarme por las virtudes que atesora este film, que no son pocas y sin que sirva de precedente admitir que de vez en cuando el cine español nos regala alguna que otra “joyita”, sólo nos queda esperar que ésto no sea tan sólo un golpe de suerte o un espejismo, y quiero creer que no es así.