Entrenamiento cruzado en el Trail running

Por Juangd
Antes de correr en plan más o menos serio, mi principal afición deportiva era la bicicleta tanto MTB como de carretera. La carrera a pie fué ganando horas en mis cuadros de entranamiento, salpicados por aquel entonces de pruebas 10k en asfalto y medias maratones de montaña, hasta que llegué a un punto en el que la bicicleta se limitaba a coger polvo en el garaje.
Correr es lo que más me apetecía (y lo que más me apetece a día de hoy), sobre todo correr por montaña. Con el paso del tiempo y los kilómetros iba notando que en semanas de mucha carga terminaba bastante tocado muscular y articularmente,  molestias por aquí, tendinitis por allá, no poder a realizar como me gustaría las últimas semanas de mi preparación ...  poco a poco todo esto me llevó a entender que aunque actualmente mi prioridad sea la carrera a pie y la mejora en el ámbito del trail running, la bicicleta me es fundamental para llevar mejor mis entrenamientos en cuanto a volumen e intesidad.
Lo sé, esto va contra el principio de especificidad, principio por el cual los entrenamientos mejores son los especificos para la competición ...  ¿pero, que beneficios reales me aporta el entrenamiento cruzado para decidirme por regresar a la bici dándole un mayor peso específico dentro de mis rutinas?, la respuesta en mi caso es sencilla: aumentar magnitudes minimizando el riesgo de lesión (bicicleta menos lesiva, tiradas largas), acelerar los períodos de recuperación (la bicicleta usada para descansos activos y regeneración) y descarga psicológica (cambiar de deporte me ayuda a motivarme y no me es tan monótono). Todo ello me ha llevado a comprender que el entrenamiento cruzado me ofrece una serie de beneficios que me permiten saltarme el principio de especificidad tranquilamente.
Por si esto fuera poco, dudo mucho que mi sistema cardiovascular sea capaz de distingir entre si estoy haciendo bicicleta o estoy corriendo. Por mi experiencia con la bicicleta tengo claro que un entrenamiento  bien realizado puede aportar unas excelentes adaptaciones, sobre todo a la hora de trabajar el fondo, y además con un impácto mínimo sobre mis articulaciones y por consiguiente reduciendo periodos de recuperación y posiblemente alargando mi vida deportiva.
Sin ir más lejos puedo comentaros las sesiones realizadas estos últimos días; el fin de semana he realizado dos salidas de 6 y 4 horas en bicicleta de carretera y el lunes he podido realizar series a pie sin mayor problema (3x20min 3min descanso entre series). Si esas horas de fondo del fin del semana las hubiera realizado corriendo, el Lunes me hubiera sido imposible realizar el entrenamiento en condiciones, es más, probablemente hubiera desestimado ni siquiera intentar hacerlo.
Por todo ello, para mí el entrenamiento cruzado se ha vuelto fundamental, sobre todo desde el momento que he decido hacer pruebas de montaña de larga distancia.
En unas semanas comenzaré mi entreno de cara a las primeras maratones de montaña que tengo pensado realizar e iré colgando estos entrenos en el blog para que estén disponibles para todos vosotros.