Entrenamiento militar en los gimnasios: ¡Virgen de la Teta al Aire!

Publicado el 28 abril 2015 por Rosa Valle @RosaMValle

Con la de tronados y ociosos -#sineufemismos- que hay entre la población activa –jóvenes y viejóvenes- solo nos faltaba que  los gimnasios y asemejados, dígase centros de talasoterapia, los tienten con un «entrenamiento militar de máxima exigencia». Qué guapo dedicarse a emular los machaques corporales de las pelis americanas de marines. No creo que fuese la idea cuando el poeta Juvenal dijo aquello de «mens sana in corpore sano».

Lo del cuerpo equilibrado de la Grecia clásica queda para el estudio académico (y dentro de poco ni eso, que ya sabemos cómo se las gastan los planes educativos de España). La oferta de los centros deportivos hace tiempo que tienta a individuos con el culo y los abdominales mejor amueblados que la cabeza para que empleen su tiempo y dinero más allá de ese sano equilibrio.

De la mansalva de nombrajos, expresiones y siglas disponibles para bautizar clases de baile y gimnasia –leánse GAP; body confidence, zumba, TBC, ¡yoga infantil!, sport total, danza de la chirimoya eslava (esto es para probar si me siguen),etc.- se ha pasado a excentricidades como sesiones deportivas con apoyos eléctricos que convierten al practicante en hombre/mujer-cable y el bootcamp este de marras (el entrenamiento militar que motiva esta terapia).

Y es que ver el cartelito promotor de esta edificante actividad deportiva a medio camino entre Rambo y el Sargento Semana me ha llegado al alma. Me revela que estoy demodé. En la rúbrica de los entrañables viejóvenes actuales, pero tirando a antigualla. Y encima le quito valor a esta práctica… Si es que…

Si no fuiste a la mili, todavía tienes una oportunidad para «hacerte un hombre»

Quienes no hicieron la mili están a tiempo de sacarla aún, pagando, cambiando el rifle por las pesas –versión hippie, ya ven: «haz el amor (al músculo) y no la guerra»-, solo unas horas a la semana y encima saliendo tíos buenos. Qué más quieren. Un chollu.

Mas…¡advertencia!: para aguantar esas extenuantes sesiones de entrenamiento, «de máxima exigencia», que reza su publicidad, ojito, seguro que hay que ser un hombre muy hombre totalmente depilado, que es la versión actual del australopitecus «hombre en pelo y en culo felecho».

Ay, Virgen de la Teta al Aire, cuánta perversión de la exigencia personal.

Que me avisen por dónde salen esos hombres tan exigentes para no buscar en ninguno mi medio cítrico.