Entrenamiento. ¿Por qué no levantamos cabeza?

Por Rafael @merkabici

Hay momentos en los que el ciclista aficionado se estanca y no sabe cómo salir del bucle. Problemas para aguantar el ritmo en las competiciones, series por debajo de lo normal entrenando… Una obsesión puntual por recuperar el nivel de antes puede desembocar en una neurosis fatal para el no levanta cabeza. Ahuyentar la desmotivación, replantearse tranquilamente la temporada, gestionar bien los problemas personales, hay muchas vías para enderezarse. Lo importante es que no renuncie al ciclismo, el deporte más bello del mundo.

Posiblemente haya un diagnóstico que dé con la receta a sus males. No se ofusque si no encuentra las sensaciones, porque éstas terminan volviendo. Analice su estado de forma, estudie la posibilidad de descansar más… aquí va una serie de consejos esperanzadora:

Revise sus objetivos. ¿Qué no logra aguantar el ritmo de Paco, al que antes de la lesión solía aventajar de bastante en las marchas? Tranquilícese y ponga el diesel, que lo importante es participar, no digamos ya llegar. Tómese la prueba como un entrenamiento, aproveche para repensar los objetivos del año y por contemplar la evidente probabilidad de que todo plan da frutos, por magros que sean. Estar ahí ya es un triunfo.

Gestione bien sus problemas. ¿A quién no le amarga un despido, un divorcio, la pérdida de alguien querido, una mala racha? Conjugar las dificultades cotidianas con el deporte nunca fue fácil, y el estrés puede condenarnos a sufrir lesiones. Pero, ¿sabe lo mejor? Muchos de los problemas diarios se alivian con una buena dosis de deporte. Si no puede entrenarse a tope, modifique la carga semanal y siéntase a gusto, de tal forma que el ciclismo no solo sea una equis en el calendario sino una ayuda. Pedalee para sentirse mejor, que ya tendrá ocasión de hacerlo para competir. A veces una cosa lleva a la otra sin que nos demos cuenta.

Cuídese. Muchas veces no conseguimos domar nuestro peso y nos saltamos cierta dieta que todo cicloturista debería seguir, al menos en plena temporada. Un exceso de grasas y calorías pueden llevarnos a no encontrar la forma idónea, lejos de las antiguas buenas sensaciones. Modere el consumo de alcohol, evite las frecuentes salidas nocturnas, coma hidratos, frutas y verduras, beba el agua suficiente, intente hacer varias comidas no demasiado copiosas al día… Toda atención es poca.

Relaje el entrenamiento. ¿No se estará excediendo? ¿Su obsesión por mejorar le lleva a saltarse los días de descanso, vitales en toda planificación? Si se ve en forma con el peso ideal pero nunca levanta cabeza, añada algún día de asueto a la semana y olvídese de la carretera en cuanto pueda. Reduzca las series de calidad si se ve incapaz de acercarse a los tiempos fijados. Limite el kilometraje si se ahoga con frecuencia en las tiradas largas. Con el entrenamiento hay que saber pisar el freno, porque hay ocasiones en que solo así salvaremos la temporada.

Déjese aconsejar. Todos los defectos anteriores –mala alimentación, mala gestión de las cuestiones personales, mala planificación de la temporada, sobre-entrenamiento- se identifican mejor con la presencia de terceros. Son nuestros compañeros de entrenamiento los que nos pueden ayudar a reconocer los síntomas de nuestro estancamiento. Seamos generosos, y hagamos lo propio con el prójimo cuando éste no salga del atolladero.