También está el tema de los nombres, no hay que equivocarse, no sirve cualquiera. Cada personaje posee el suyo y es ese, y no otro, el que hay que ponerle. A veces no te lo revelan de entrada sino que hay que esperar a que ganen confianza para subsanar el error inicial. Afortunadamente, hasta ese momento, una vive feliz e inconsciente de su equivocación. En Paloma, Marla fue Marga hasta casi el final del libro. Conozco a Margas encantadoras pero confieso que mi primera elección la motivó una suerte de venganza contra una arpía del instituto a la que no guardaba ningún cariño (algún día contaré esa historia). En mi imaginación la convertí en una espantosa bruja. Sin embargo mi imaginación no es tan pérfida y fui incapaz de llevar a cabo mi venganza. Con Marla me encariñé como con una abuela y ni ella ni yo quisimos mantener un nombre que no le correspondía. El cambio sólo conlleva un pequeño inconveniente y es que, tras la revelación, la corrección no admite espera, se requiere acción inmediata (aunque sean las 3 de la madrugada).
¿Por qué os doy la lata precisamente ahora con las historias de mis libros? El motivo es que, para celebrar Reyes, he pensado en un regalo, no os ilusionéis demasiado, en realidad no es más que un detalle: tanto Paloma como El calor de diciembre serán de descarga gratuita durante 3 días (5, 6 y 7 de enero). Como novedad también he publicado Magia Gris, la continuación de Paloma que escribí a petición de la Señora (y porque la historia se dejó, todo sea dicho). A mi Señora madre le gustó tanto Paloma que declaró que merecía una segunda parte. Eso sí, también haré caso al Catedrático (hay que contentar a ambos progenitores) que afirma que lo que es gratis no se valora, algo que suele ser cierto, y es por eso por lo que Magia Gris no será gratuita, aunque durante estos días tendrá descuento. Un consejo: conviene leer antes Paloma, así que aprovechad la oferta.