Entrevista a Antonio Salas (2)

Publicado el 01 junio 2011 por Goizeder Lamariano Martín
Hoy os traigo la segunda parte de la entrevista a Antonio Salas. Aquí podéis ver la primera.
-De todas estas experiencias, ¿qué guardas más, amigos o enemigos?-Evidentemente este tipo de periodismo te origina muchos enemigos. Todos merecidos. Es lógico que alguien que termina procesado judicialmente, o ingresando en prisión, a causa del trabajo de un periodista, no estará agradecido precisamente. Sin embargo son cientos –te prometo que no exagero- los chicos que me escribieron para decirme que habían dejado el movimiento nazi tras leer Diario de un skin, o las chicas que me escribieron para comunicarme que dejaban la prostitución tras leer El año que trafiqué con mujeres. Y hace solo unas semanas recibí el primer mensaje de un joven árabe musulmán que había leído El Palestino poco antes de salir para un campo de entrenamiento en Líbano, decidiendo renunciar a la lucha armada después de leer el libro. Esas personas y sus padres, hermanos o amigos, que también me han escrito agradecidos por el efecto que tuvieron mis libros, eclipsan todo el odio, los insultos y las amenazas que implica este trabajo.
-Tus infiltraciones son cada vez más largas y más peligrosas. ¿Te pones algún límite? -Solo uno, comprender a esas personas. La ventaja de no tener que rendir cuentas a nadie más que a mis lectores significa que nadie me obliga a entregar mis trabajos en una fecha determinada. Y yo considero que la investigación no concluye hasta que comprendo totalmente qué sienten, qué piensan, por qué hacen lo que hacen, los objetivos de la infiltración. No importa si para eso tengo que invertir uno, dos o seis años de mi vida.

Antonio Salas con un artificiero, uno de sus instructores de armas en Sudamérica. Le faltaban tres dedos por una explosión. Murió en agosto de 2009.

-Eres muy valiente, arriesgas cada vez más en tus trabajos. ¿No tienes miedo? -Eso no es verdad. No soy valiente en absoluto, al contrario. En este oficio se pasa mucho miedo. Tanto en la fase de la infiltración como, sobretodo, cuando publicas el libro y el documental y los objetivos de la infiltración descubren que eras un periodista infiltrado. Porque a partir de ese momento es cuando comienza el odio y las ganas de venganza de quienes no han comprendido tus intenciones y pasas a convertirte en su objetivo de caza.
-Imagino que no querrás ni podrás contestar pero, por si acaso, ¿en qué estás trabajando ahora? -Creo que no sería muy prudente divulgar el objetivo de una infiltración, en pleno proceso de la misma.

Antonio Salas durante su adiestramiento militar con un subfusil M4.

-¿Cómo y por qué eliges los temas de tus infiltraciones? -A veces pienso que son los temas los que te eligen a ti. La infiltración de El Palestino surgió cuando el 11 de marzo de 2004, tres días después de haber presentado en Madrid El año que trafique con mujeres, un atentado terrorista en Madrid me pilló de lleno. Estaba claro que ese debía ser el próximo objetivo de una investigación. Y durante el proceso de esta infiltración me encontré con muchos temas colaterales que merecerían una investigación… y en eso estoy ahora.
-¿Cómo viviste ser testigo protegido en un juicio contra skin heads?-Con mucha angustia. No es agradable declarar en un juicio contra personas con las que compartiste muchos momentos durante una infiltración. Pero además, gracias a contactos que mantengo en el movimiento skin, justo antes del juicio pudimos averiguar que los neonazis habían hecho una colecta para contratar a un sicario que evitase mi declaración. Por eso la Guardia Civil y la Policía se implicaron de una forma espectacular en mi seguridad y la de mi familia. Mi llegada a la Audiencia Nacional, oculto en el coche de policía y rodeado de agentes, quizás fue un poco excesiva. Pero lo importante es que se consiguió una sentencia que ha marcado un precedente a nivel europeo contra los delitos de odio, que ya se ha aplicado en otros juicios similares. A partir de ese día las agresiones racistas ya no tienen la misma impunidad jurídica que antes. Y eso es algo que hay que agradecer a la impecable investigación de la Guardia Civil y a la lucha incansable de Esteban Ibarra, no a mí.

Muhammad Abdallah durante su entrenamiento militar con un grupo venezolano posa con un lanzagranadas.

-¿Sigues queriendo pasar una temporada en un hospital psiquiátrico para recuperarte de las infiltraciones? -Más que quererlo, siento que lo necesito. Aunque, si bien es cierto que la infiltración de El Palestino fue más larga, más cara y más peligrosa, la investigación de las mafias del tráfico de niñas y mujeres fue muchísimo más dura y destructiva psicológica y emocionalmente.
-Te metes mucho en la piel de tus personajes. ¿Sigues teniendo claro quién eres?-La verdad es que últimamente me cuesta un poco recordar quién soy realmente.

Salas, de espaldas, con un fusil Kalasnikov al hombro, en uno de los campos de entrenamiento.

-¿Te sientes seguro? -El día que una persona amenazada por grupos criminales o terroristas, o un testigo protegido en esos juicios, se siente seguro, es cuando comienza a cometer errores. En estas circunstancias el miedo o la inquietud te ayudan a ser prudente y a estar alerta. Así que es bueno no confiarte demasiado.
-¿Te arrepientes de haber hecho algo?-Sí, de mi ingenuidad. De haber perdido tanto tiempo y tantísimo dinero siguiendo pistas falsas, al creerme que Google, Wikipedia o los medios de comunicación occidentales eran una buena fuente para investigar el terrorismo internacional. 

La grabación del comunicado del MRTA Venezuela tras el ataque al campamento de Raúl Reyes.