Entrevisté en este blog al politólogo socialista y pacifista israelí Carlos Braverman, hace un tiempo (aquí). Desde entonces he podido conocerlo personalmente, vino a España al Foro Tres Culturas y además a Cádiz, a unas Conferencias de la Universidad. Hoy he aprovechado la amistad para hacerle unas preguntas sobre el tiempo futuro en el conflicto trás la intervención por parte de Israel contra la flotilla de buques de apoyo a Gaza. Os dejo mis preguntas y sus respuestas, no he cortado nada a pesar de que sus contestaciones son bastante exhaustivas y profundas:
1. Después del suceso de la llamada flotilla de la libertad, ¿qué ha cambiado en la sociedad israelí?
Entiendo Paco que se vive un shock, la ciudadanía se interroga sobre la eficacia de ciertas prácticas discursivas y ese interrogante fractura esquemas de pensamiento y discursos internalizados muy sólidos, asentados en principios de una derecha nacionalista que hace del tema seguridad, asentamientos en territorios sujetos a tratados futuros y en procesos vigentes de negociaciones, su doctrina básica y dogma consecuentemente sacralizado al punto de ir más allá de cualquier límite para sostenerlo. No son pocas las oportunidades que comprometen así el destino de Israel. En 1973, después de la Guerra de Yom Kipur se vivió algo parecido, el mito Bengurionista de la infalibilidad choca entonces con su propio espejo de Narciso.
Acostumbrada la sociedad a ver como horizonte su propio reflejo idealizado, no alcanza a visualizar un horizonte distinto y esa falta de perspectivas parece acompañar el desarrollo político de la misma hasta el presente. Después de los hechos de la flota, se experimentó algo novedoso, la opinión pública actúo con madurez, no se observaron exacerbaciones nacionalistas desmedidas, salvo las esperadas por los actores políticos propias de ellas. Los medios de comunicación no lograron insuflar certezas oficiales, sino promover muchas dudas. No apareció un sentimiento anti - árabe ni en la población árabe, un sentimiento inverso. La prudencia de un amplio espectro de opinión fue muy elocuente. La idea del fin del bloqueo, o por lo menos, la efectividad de su funcionalidad circuló rápidamente. Las denuncias de discriminaciones en diferentes colectivos aún dentro de los mismos ámbitos ultra ortodoxos se sucedieron después de los hechos. Pocos observadores llegan a esta conclusión: yo sostengo que los hechos nos remitieron a ocuparnos de nuestra salud societaria. Salieron a relucir los temas referidos a las prebendas que gozan los Ultra Ortodoxos como también su afán en imponer su cosmovisión a toda la sociedad y las injusticias que se producen en su propio seno, como el caso de discriminación contra el colectivo sefaradí en un colegio religioso ortodoxo ashkenasí del asentamiento de Emanuel. La marcha que emprendió la familia del soldado Shalit, el cuestionamiento a una dirigencia política ineficaz, obsoleta y sin solución de continuidad, o sea concretamente pensar en la necesidad de nuevos liderazgos. Aparece el tema de la necesidad de modernizar el sistema jurídico y lo pertinente al control de los actos de gobierno, se comenzó nuevamente a editorializar sobre la necesidad de una constitución.Comienza por último a notarse el aislamiento diplomático de Israel y esa crisis se evidencia en el seno de la coalición de gobierno. Los vaivenes de Netanyahu con Washington debilitan la lealtad de algunos componentes de filiación muy extrema del equipo de la coalición, pues las concesiones relativas a un ablandamiento del bloqueo a Gaza y las perspectivas posteriores al fin del congelamiento de los asentamientos por vencer, hacen que sus torvas miradas examinen con desconfianza a un líder que deberá ceder mucho a la administración de EEUU. La cuestión social aparece en escena y los cuestionamientos profundos a una sociedad necesitada de cambios que permitan vislumbrar un futuro mejor y una existencia normalizada en el seno de las naciones están llamando a la puerta. Dice un dicho local:”Cuando Dios cierra una puerta en algún lugar está abriendo una ventana en otro” y son muchas las que se abren.
2. ¿Existe un espacio político para la Izquierda en Israel más allá del conflicto nacional?
A mi juicio el tema de los espacios en política dependen de muchos factores, pero ante todo de la capacidad para construirlos y de la capacidad de lectura sobre lo societario para poder entender qué tipo de discurso es el necesario para ella desde la perspectiva progresista. Hay espacio para una izquierda si se define qué discurso en ese sentido necesita la sociedad y si sabe transmitirlo para dar vida a los actores políticos que lo sustenten. La izquierda debe romper el embeleso eterno con la cuestión nacional, pues la cuestión social le reclama su lugar en esa lucha y también como tal le interroga sobre el sentido mismo de su existencia en tanto izquierda. La pregunta rigurosa sería hasta qué punto los aportes de una izquierda que se aleja de lo social, pueden contribuir a la cuestión nacional. Es obvio que “guerra-paz” no puede ser equivalente a la antinomia “derecha-izquierda”. Hace falta más para una definición ideológicamente clara. Hoy la izquierda paga por ello precios muy altos en todo sentido y los resultados electorales como el estado de salud de sus partidos son los elementos más preclaros para una diagnosis que no deja muchas dudas sobre el cuadro clínico a tratar. Entiendo que lo cierto es que la izquierda debe retomar el rumbo y apuntar en su agenda la injusticia social; tiene que dejar de lado matices y tonos dentro de ella, debido a que las similitudes son mayores que las diferencias. Debe embarcarse en un viaje a través de la ruta de lo transversal en Israel, será un viaje largo y difícil pero inevitable. El hecho de que Israel tenga desde los años ochenta, gobiernos insensibles con cierto grado de torpeza en ítems básicos y abusivos en otros aspectos es un problema grave. Pero carecer de una oposición política organizada y dinámica es aún más grave. Es momento de cambios y se necesita tanto el coraje como la inteligencia. Ahora debemos apelar al coraje de ser inteligentes. Sin un plan económico- social serio, plausible y progresista, sin un proyecto para remodelar el estado y ampliar su democracia y mucho menos, sin un programa político tanto táctico y estratégico que la coloque como progresiva opción electoral, esta coyuntura puede ser el punto de inflexión para la desaparición orgánica de un respetable espectro político institucional. El Estado de Israel es un hecho indiscutible e innegable en cuanto su legítima existencia entre las naciones. La dinámica interna y la geopolítica zonal sumergen a Israel en una serie de conflictos e interrogantes que debe atender para el fortalecimiento y superación de su vida democrática y bienestar de los habitantes, haciéndoles efectivos beneficiarios del derecho equitativo. La izquierda terminó por imponer su idea de dos estados para dos pueblos, pero a diferencia de la derecha cuando negaba esa opción, ésta no combinaba suficientemente en términos discursivos el ideario nacional con un esquema socio-económico. La derecha en cambio, brindaba un imaginario discursivo nacionalista, expansionista y excluyente en lo social, pero con un cuidado programa económico neoliberal acorde a la globalización neoliberal. Sus virtudes populistas y nacionalistas calaron muy profundo en los estratos populares, la izquierda debe mostrar que puede construir esa opción y como te dije antes no sólo hay espacio para ella, sino que se reclama muy fuertemente su redefinición desde distintos ángulos ciudadanos. Un desafío importante es si podemos en esta oportunidad ir en conjunto todos: sionistas de izquierda, no sionistas, postsionistas sin distinciones, en tanto liberales, socialdemócratas o comunistas, es decir, priorizando la cuestión social sobre la nacional sin olvidarnos de ella.
3. ¿Qué opinas Carlos de la posibilidad de una guerra que afecte a Israel e Irán dentro de lo que muchos analistas consideran como conflicto inevitable?
Es difícil contestar con certeza cuando la industria del armamentismo y por ende de la guerra, sigue siendo uno de los pilares económicos más relevantes. Yo apuesto a la esperanza y digo que por ahora no es probable, con lo que lamento ir a contracorriente de más de un factor interesado en ver la consumación de esta profecía. Para estos factores, Obama reforzaría su imagen de desencanto para las mayorías que confiaron en él e Israel mostraría una vez más su papel de lacayo imperial y estado permanentemente agresor. Mi análisis es siempre geopolítico, EEUU no está en condiciones de emprender un nuevo frente y no por razones económicas, Israel tampoco. Obama es un estadista con planes bien precisos que sabe sus metas y maneja perfectamente los tiempos para alcanzarlas. Así mismo, está llevando al máximo posible un despliegue geoestratégico que evite esta conflagración. A pesar que el aparato militar- industrial sigue vigente y aumenta su poderío, en febrero de este año, el gobierno de Barack Obama anunció que el gasto militar de 2011 sería de $US 750.000 millones, US $31.000 millones más que en 2010 y casi US $100.000 millones más que en 2009. El Instituto de Estudios de la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), anunció que los gastos actuales en términos mundiales armamentistas son de 1,500 billones de dólares, la peor noticia no es que el gasto militar mundial se haya disparado a causa de los gastos de Estados Unidos, que con 661.000 millones de dólares, absorbe el 43% del gasto total, sino que existe un aumento del gasto en la casi totalidad de las regiones. Es un fenómeno universal, una dinámica, por tanto, que va en sentido contrario al espíritu de hace unos años de invertir en políticas de desarrollo. El principal escenario para EUU es reforzar Afganistán, para complementar por razones estratégicas energéticas su presencia en Eurasia, vía los “istán” y Georgia, como así consolidar Irak para el despliegue logístico en el Golfo. Occidente conoce la ubicación de nueve o diez emplazamientos donde se desarrolla el proyecto nuclear iraní y ha tenido once años para intervenir, pero no lo ha hecho. ¿Por qué debería hacerlo ahora, a menos que concurra una cooperación completa de Rusia y China? Pero China necesita petróleo desesperadamente, por supuesto no participará en una operación militar así ni la aprobará; en cuanto a Rusia – a quien no satisface demasiado la cuestión de la bomba nuclear iraní-, no participará tampoco en ninguna acción eficaz de importancia. Israel dispone de suficientes bombas atómicas para destruir Irán. Las autoridades iraníes creen que tienen una misión religiosa y nacional. La misión religiosa, bien conocida, no precisa una explicación detallada. La misión nacional de Irán consiste en asentar su hegemonía en el golfo Pérsico (incluidos Arabia Saudí, Iraq y países más pequeños como Kuwait y Bahréin). Tal logro les daría el monopolio del petróleo de Oriente Medio, que convertiría a Irán en una potencia destacada en la región y en el mundo, pero sus ambiciones no constituyen ningún secreto para los vecinos suníes de Irán, que en los últimos años han experimentado la misma aprensión que los israelíes. La estrategia de Estados Unidos fue suministrar a los países vecinos de Irán una verdadera panoplia de sistemas antibalísticos y antiaéreos. Algunos sistemas de corto alcance, como por ejemplo Patriot, Aegis y el israelí Arrow, son de probada eficacia. En pocas palabras, a mi entender, la guerra no es querida y tampoco conviene a Irán, Rusia o China, pero sí, utilizar esta situación en el juego de poder por las hegemonías y los espacios geoestratégicos en la zona. A no ser que la frontera norte de Israel se recaliente como es vox populi en este país, cosa muy probable si Hezbollah quisiera vengar la muerte de Mughniyah, o simplemente como resultado de un exabrupto ante una provocación, como en 2006. Si Irán y Siria luego decidieran respaldar a Hezbollah, podría desatarse un enfrentamiento directo entre Israel e Irán. Lo que Israel planeó como un ataque preventivo contra Irán, luego podría presentarse como un acto de autodefensa. Hamas entraría en esta contienda. Si Israel tiene que usar la fuerza para defenderse, nadie lo va a entender y estar a su lado. Irónicamente, en virtud de un primer ministro que cree en el poder diplomático, Israel ha logrado el aislamiento total y una peligrosa debilidad diplomática que está llevando más cerca de una hipotética próxima guerra no muy probable por el momento. La conclusión sería que Obama refuerce su postura de liderazgo en el tema y deje el dilatamiento con Irán para ser más firme, como también categórico y Netanyahu se decida a retomar la diplomacia y encare las cuestiones con la AP y Siria.
4. Para muchos de nosotros en Europa vemos a Obama como un Presidente que ha defraudado la esperanza de solucionar un conflicto y que parece "más de lo mismo" en la política de EE.UU. a lo largo de décadas de conflicto ¿qué opinas de esto?
Insisto que Obama es un estadista y se propuso metas bien claras con tiempos acordes desde un principio. No se puede imaginar desarmar un proyecto nacional como el de EEUU con treinta años de vigencia en 1 ó 2 años y tampoco en dos mandatos de este presidente. Las presidencias de Carter, que precedió a la puesta en marcha de esta atrocidad neocon y la de Clinton, contribuyeron cada una a su manera a disminuir los efectos nocivos que el mundo aún padece. Pero se necesitó una crisis sistémica para que surgiera una opción distinta. Si Obama estaba destinado a ser un político triunfador más, se encontró con un rol diferente a asumir: que es el de estadista. Es decir, a atender la gobernanza presente, desarrollando nuevos lineamientos y estilos para la evolución de su país y continuándolo en futuras generaciones. La estrategia en Eurasia y su presencia en la zona de influencia del sistema defensivo Ruso CSTO y el Chino SCO, el reconocimiento del multilateralismo combinado con un nuevo bilateralismo con China, la presión ante la UE para la admisión de Turquía, la reconciliación con el mundo árabe, las presiones sobre Israel y la AP, son algunos ejemplos de otro estilo. También en Israel la presencia constante de George Mitchell, la respuesta contundente del Vicepresidente Biden, las visitas a Gaza no escazas de John Kerry da muestras que trabaja para desarmar un esquema que se arrastra por años. Todo muestra un nuevo estilo que requiere tiempo, el mismo empeño y éxito que mostró al ejecutar las reformas internas en su país. El apoyo directo a Fayyad y a la próxima independencia unilateral de un Estado Palestino en 2011 no son datos menores y no me parece que transiten vías ya caminadas. El Centro Carter colabora a su vez para mantener diálogo abierto con todos los factores en juego incluso Hamas. Te diré, si Oslo hubiera tenido éxito, también habría llevado tiempo y lejos estaría de ser una luna de miel. La doctrina es precisa: en el triángulo de Medio Oriente se deben bajar hipótesis de conflicto y la administración usamericana está empeñada en ello.