El expresidente recuerda que en 1950 Chile tuvo predisposición de negociar una salida al mar con soberanía a cambio de las aguas del lago Titicaca.
PerfilNombre: Carlos Diego Mesa GisbertNació: 12-08-1953, La PazProfesión: PeriodistaCargo: Consultor y fue Presidente de la República (2003-2005)
CarreraReconocido periodista y miembro de la Academia Boliviana de la Historia. Incursionó en política en 2002 como candidato a vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada. Por problemas sociales, el Presidente renunció y Mesa asumió la Presidencia de Bolivia entre 2004 y 2005.
La Razón / Iván Paredes Tamayo / La Paz
00:02 / 03 de febrero de 2013
Suelta una risa irónica cuando se menciona la frase ‘gas por mar’. Para el expresidente de la República, este concepto es equivocado y que ni ahora ni antes fue planteado a Chile por parte de un gobierno boliviano. Para refrescar el contexto, recuerda que cuando era mandatario se realizó un referendo una de cuyas preguntas, que ganó con el 56%, consultó sobre la posibilidad de usar el gas para negociar con Chile una salida marítima para Bolivia. Explica que esa postura no significa un trueque.
Expresa su respaldo al presidente Evo Morales por la “valentía” que tuvo al proponer a Chile, en Santiago, compartir el gas boliviano después de resolver el diferendo marítimo. Eso no significa —explica— hacer un trueque de “gas por mar”, ya que en su gestión presidencial (2004-2005) se planteó algo similar. Explicar que el gas puede ser utilizado como un instrumento de negociación, que al venderlo, como se lo hace con Argentina o Brasil, habría ganancias, pero también una salida soberana a las costas del Pacífico.
Es por eso que pide “desterrar” la frase gas por mar y hablar más bien de complementariedad energética. Pero en esta coyuntura cree que con Sebastián Piñera no habrá resultados positivos (Morales también expresó ese sentimiento), por lo que aconseja al Gobierno esperar el cambio de timón presidencial en el vecino país. Sin embargo, el trabajo debe continuar y ahondar esfuerzos para lograr solidaridad por la causa boliviana con la comunidad internacional. Ahí —dice— los embajadores bolivianos tienen un rol importante.
—¿Siguió en vivo el discurso del presidente Morales en la Celac?
— Sí, claro que sí…
— ¿Qué sintió en ese momento?
— Primero, no escuché que el Presidente ofreciera mar por gas; sigo abrumado, porque los medios insisten sistemáticamente en que lo que el presidente Morales hizo es ofrecerle a Chile gas a cambio de mar, lo cual claramente no fue así.
— Entonces, ¿qué planteó?
— El Presidente dijo que una vez resuelto el tema mar, podemos compartir el gas, uno de los pocos recursos que Bolivia tiene; pero una vez resuelto, cuando hayamos resuelto el tema del mar, podemos hablar del tema gas.
— Así, ¿no es válida la expresión gas por mar?
— Hay que desterrar la frase “gas por mar”; hay que desterrarla, esto nos está condicionando negativamente. No se puede plantear gas por mar porque vas a tener la respuesta que plantea el presidente Piñera, quien dice que no dará soberanía a cambio de una oferta económica. Que quede claro que el concepto del gas es parte de la complementación económica entre Bolivia y Chile; éste es un factor, el gas es un elemento muy importante. En 2004, su aspecto estratégico estaba explicado, hoy habría que analizarlo con cuidado; no son las mismas las coyunturas.
— ¿La pregunta 4 del referendo de 2004 no planteaba gas por mar?
— La pregunta 4 estaba ligada a la 5, que ganó y decía: “¿está usted de acuerdo con exportar gas boliviano siempre y cuando se consigan impuestos?”. Por lo tanto, se hizo esa pregunta porque había que romper la idea de 2003. Cuando critican al presidente Morales, la gente se olvida que hubo un referendo y que no sólo hubo una pregunta 4, sino que la pregunta 5 liberó completamente por la vía del voto popular la posibilidad de Bolivia de exportar gas. La pregunta 4 tenía que ver con la estrategia para la recuperación marítima. Quiero dejar claramente establecido que en ningún momento la pregunta 4 era “gas por mar”...
— ¿Por qué?
— Ésa fue una simplificación y una manipulación tras muchas que sufrimos en nuestro gobierno. Para llevar adelante esa estrategia, hice un acuerdo de integración energética con el presidente (del Perú) Alejandro Toledo y tuve una reunión en La Paz con el presidente (de México) Vicente Fox para decirle que queríamos una planta en Manzanillo (puerto mexicano) para hacer la transformación y licuefacción del gas boliviano. Ambos presidentes me dijeron que estaban interesados, pero que requerían elementos jurídicos; en ese momento no teníamos la Ley de Hidrocarburos, y lamentablemente ésa, que yo no la promulgué, no fomentaba ninguno de los elementos que queríamos para este tema, pero adicionalmente, cuando llegó la Ley de Hidrocarburos, ya mi gobierno estaba débil y no teníamos posibilidad de desarrollar el proyecto.
— Chile ya negoció en 1950 y 1975 entregar mar a Bolivia a cambio de una oferta económica. ¿Por qué hoy elimina esa posibilidad?
— Son dos cosas distintas. En 1950, es correcto lo que planteas, porque la contrapropuesta chilena, que es una ironía que nadie recuerda, fue “queremos aguas del Titicaca”; Chile tenía en la mira el agua dulce para el norte de su país y, por lo tanto, Chile sí estuvo dispuesto en 1950 a negociar soberanía a cambio de recursos naturales, lo cual es parte de una negociación que no implica dignidades. Pero subrayo que el Gobierno chileno, en 1950, estaba en plena disposición; no se llegó a un acuerdo final porque hubo una línea de opinión pública que criticaba la posición.
En 1975, lo que Chile planteaba era una compensación territorial, independientemente si ese territorio tenía o no recursos naturales; no tenía la misma lógica. Bolivia no dijo “queremos soberanía a cambio de algo”. El elemento básico no es decir qué te doy y qué me das, es “yo estoy planteando una solución que después de realizarla generará muchos beneficios a ambos”. Ahora, en 2013, lo que planteó Morales es si solucionamos el tema del mar las opciones de complementariedad serían extraordinarias.
— ¿La frase suya ‘ni una sola molécula de gas a Chile’ era parte de su estrategia marítima?
— No, no es así. Dije que firmaríamos un contrato de venta de gas con Argentina, y una de las condiciones que estaba explícitamente en ese contrato es que Argentina no le venda ni una molécula de gas a Chile. ¿Ubicas la diferencia? La molécula de gas no tenía nada que ver con el mar.
— Esa frase ahora se incorporó al reclamo marítimo, ¿qué efecto puede traer?
— Me parece que el Gobierno tiene que manejar con cuidado estos asuntos. El Ministerio de Comunicación tiene que transmitir lo que el Ministerio de Relaciones Exteriores dice, y quien debió ser el portavoz del tema debió ser el canciller David Choquehuanca, quien mantiene un perfil bajísimo. Éste es un tema delicado y las frases que se dicen quedan firmadas, por lo tanto, el tema de la molécula, el tema del gas por mar, temas que se manejaron de manera equivocada, debieron aclararse y dejarlas ahí.
— ¿Con Sebastián Piñera se pueden llegar a acuerdos?
— Lo que Bolivia debe hacer es detenerse y bajar el perfil del tema hasta que la estrategia esté claramente planteada y marcar una línea a largo plazo; es un peligro cuando el tema está caliente. Con Piñera no lograremos cosas positivas, por lo tanto, hay que esperar un cambio de gobierno en Chile y en ese tiempo se debe fortalecer la posición multilateral y fortalecer la relación con el Perú.
— Chile no cambió su posición en muchos años, ¿qué tiene que hacer Bolivia para poner a Chile entre la espada y la pared?
— La respuesta no es fácil, llevamos más de 100 años intentando una solución. La posición de Bolivia es mucho más complicada, más difícil de llevar adelante que la de Chile; Chile tiene la posibilidad elemental de decir no, y decir no requiere de una gran política exterior.
— ¿Bolivia está trabajando eficazmente en el tema marítimo?
— Sí y no. Bolivia tiene que mantener una línea, primero, de perfil alto en el ámbito internacional, es decir, que Chile no se sienta cómodo y que cada vez el tema aparezca planteado con inteligencia, de modo tal que el tema no se convierta en rutina. Segundo, Bolivia tiene que combinar la presencia y la expresa mención de la demanda marítima a nivel del Presidente, con un trabajo internacional paralelo que no lo ha hecho; ese trabajo es generar un equipo, los embajadores, que puedan ser itinerantes y que le planteen a los países de América Latina la posición boliviana, es decir, que cuando Bolivia vaya a presentar su demanda a un foro internacional haya una preparación previa, una información de Estado a Estado, que Bolivia sepa cuáles son los países más proclives a respaldar la demanda marítima.
— ¿Qué rol juega Perú en el tema?
— Hay que remozar una política de acercamiento al Perú para trabajar al más alto nivel sobre las opciones que tenemos de apoyo peruano, porque está claro: cualquier salida de Bolivia pasará por territorios que fueron del Perú. ¿Qué significa eso? Que el Embajador de Bolivia en Lima tiene que ser un especialista del más alto nivel, un diplomático, un jurista y un especialista en el tema del mar y que tiene que trabajar en la opinión pública peruana sobre el tema.
El referendo de 2004 se refleja en el discurso de Evo Morales
El 18 de julio de 2004 fue una fecha crucial para el gobierno del entonces presidente Carlos Mesa. Esa jornada se realizó el primer referendo sobre los hidrocarburos en Bolivia. El tiempo era clave porque en el proceso de preconsulta se puso de manifiesto problemas que amenazaban la estabilidad social.
En octubre de 2003, Bolivia atravesó por una crisis política que no se había registrado desde 1985. Las protestas sociales y los bloqueos paralizaron La Paz, mientras que en la ciudad de El Alto los bloqueos y las confrontaciones dieron como resultado 60 muertos. Un bloque social contra el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada logró su dimisión por su política de exportación del gas y la eventual exportación a través de Chile. Luego de la renuncia de Sánchez de Lozada entra en el escenario el que era su vicepresidente, Carlos Mesa. El periodista había quitado respaldo al Jefe de Estado.
Después de lograr un clima social favorable, Mesa convoca a referendo para definir la situación de los hidrocarburos. Hay una mala lectura de muchas de las cosas que se hicieron en su gobierno, dice el expresidente. De hecho, la pregunta 4 del referéndum por el gas habla de utilizar el gas como un recurso estratégico para lograr una salida soberana al mar. “Eso no quiere decir, en absoluto, ‘gas por mar’ —como interpretan muchos—, eso es algo que nunca planteé, hay que subrayarlo. La negociación del tema marítimo no debe estar directamente relacionada al tema del gas”, precisa. Recordemos que el Sí ganó en esta pregunta, y en general.
Explica que la pregunta 4 del referendo estaba ligada con la 5, que planteaba la exportación de gas siempre y cuando existan réditos económicos por los impuestos. En ese contexto, Mesa explica que si se logra una salida soberana al mar y luego se pueden obtener beneficios económicos por la venta de un recurso, en este caso el gas, no se podría hablar de un trueque. Dice que en ambos casos gana Bolivia.
Dos días después del referendo, Mesa implementó varias políticas gubernamentales. Restableció contactos con el entonces presidente argentino Néstor Kirchner para extender la exportación del gas y también inició una nueva estrategia de exportación de gas hacia México y Estados Unidos a través de puertos del Perú, proyecto que al final no fue ejecutado por las críticas sociales.