@Carlos Porras
"Los hermanos de los niños con discapacidad tienen una sensibilidad y una actitud que no tienen otros niños"
Por Carmen Fernández Etreros. Esta semana soleada y lluviosa del mes de abril hemos charlado con la escritora Cristina Sánchez-Andrade que es autora de varias novelas adultas pero que acaba de publicar su primera novela infantil 47 trocitos en la editorial Edebé. Una historia sensible y original sobre una niña rubia, bajita y bastante granujilla que se llamaba Manuelita de Quita y Pon, que "tenía los ojos rasgados y las orejas pequeñas como cerezas". Manuelita era distinta, tenía 47 y no 46 trocitos en sus células. También es la historia de otra niña, Pussy, la hermana pequeña de Manuelita que le gustaba mucho la compañía de su hermana y pensaba que todas las hermanas mayores eran como la suya… hasta que los «niños cuervo» le hacen pensar que no es así.
P. ¿De dónde surge la historia de 47 trocitos?
R. Me apetecía escribir un libro que abordara el tema del síndrome de Down pero desde un punto de vista distinto, en este caso el de los hermanos. Porque muchas veces se olvida a los hermanos de los niños con discapacidad, o se les presta menos atención porque se piensa que ellos lo tienen todo más fácil. Y a veces sufren o tienen celos porque ellos también merecen ser considerados y atendidos, como todos los niños.
Por otro lado, me apetecía resaltar toda la experiencia y riqueza que adquieren estos niños, aunque a veces tener un hermano con discapacidad pueda ser una carga o incluso una vergüenza. Los hermanos de los niños con discapacidad tienen una sensibilidad y una actitud que no tienen otros niños. Aunque resulte difícil de creer, a ellos la discapacidad les aporta unos valores que no les puede proporcionar ninguna educación, por muy exquisita que sea.
P. ¿Cómo se te ocurrió el personaje de Manuelita esa niña rubia, bajita y bastante granujilla? ¿Te has inspirado en alguna niña real?
R. Manuelita está inspirada en mi hija Julieta que tiene síndrome de Down. Ya hablé de ella en otro libro, El libro de Julieta. Es inquieta, traviesa, bondadosa, huracán, cariñosa, zascandil y silenciosa, tozuda… Nunca escatimaría un beso.
P. ¿Y el de su hermana Pussy que disfruta y sufre al mismo tiempo por las pillerías de Manuelita?
R. El de Pussy está inspirado en mi otra hija. Y es verdad que disfruta y sufre al mismo tiempo porque todavía es pequeña y hay cosas que no entiende. Pero espero que en un futuro sí…
P. Para mí el personaje más entrañable es el abuelo, con su taza colgada del cinturón, ¿cómo se te ocurrió la idea?
R. El personaje del abuelo es una mezcla de gente que conozco y ficción. Me apetecía crear un personaje que fuera cómplice de las pillerías de Manuelita y este abuelo lo es. En lugar de complicarse la vida prohibiendo y diciendo que no a todo lo que Manuelita quiere hacer, todo le parece bien. Si Manuelita quiere un aparato de ortodoncia, pues él se lo pone. Sí Manuelita quiere un móvil, pues el se lo proporciona. Si Manuelita quiere llevar al loro a desayunar chocolate con churros, pues, ¿por qué no? El abuelito es todo lo que yo no soy, que estoy todo el día prohibiendo cosas a mi hija. Por eso a mí también me gusta…
P. Y los niños cuervos, ¿de dónde surgen?
R. Los niños cuervo están por todas partes. Son los niños que hostigan, se meten y critican a los demás… los que hacen bullying. Son los niños que necesitan meterse con los débiles para sentirse superiores. Son los niños mediocres. Los niños cuervo tienen siempre (o casi siempre) madres cuervo.
R. Creo que aprenderán que cada niño es único e irremplazable y que hay que respetarlo como tal, aunque sea distinto. Al final del libro, Manuelita invita a su cumpleaños a todos los niños cuervo. En esta capacidad reconciliadora y de perdonar también es única Manuelita. Yo no hubiera invitado a los niños cuervo a mi cumpleaños… ella sí lo hace.
P. ¿Cuáles son tus proyectos como escritora para el futuro?
R. Soy principalmente autora de novela (ficción) para adulto. 47 trocitos es mi primer libro infantil aunque espero que no sea el último.