Entrevista a Daína Chaviano

Publicado el 08 marzo 2017 por Jack Moreno @jackmoreno

Ediciones Huso acaba de publicar el volumen Extraños Testimonios de la escritora cubana afincada en los Estados Unidos Daína Chaviano. Aquí tenéis la entrevista que he realizado a esta grandísima autora. Mi agradecimiento a Ahinoa García y Ediciones Huso.

Acabas de presentar una colección de cuentos titulada Extraños Testimonios. ¿Cómo surge la idea de publicar esta antología? ¿Qué vamos a encontrar en este volumen?

Extraños Testimonios reúne cuentos escritos hace más de 25 años, cuando aún vivía en Cuba. Estuve a punto de entregarlo a una editorial de la isla, pero decidí emigrar y ya no fue posible. El Premio Azorín de Novela, que gané en 1998 con El hombre, la hembra y el hambre, me abrió las puertas de las editoriales españolas. Sin embargo, no estaban interesadas en libros de cuentos de un autor. Por eso, aunque luego publiqué varias novelas, el libro se mantuvo inédito con excepción de dos o tres cuentos publicados en antologías. A principios de 2016, Mayda Bustamente, fundadora y directora del sello Huso, se puso en contacto conmigo y me dijo que le gustaría publicarme algo. Le envié ese libro, que era el único inédito que tenía en ese momento. Fue así como salió a la luz. El volumen recopila textos de ficción que juegan con el erotismo, el terror, el humor y la ironía. Algunos están basados en experiencias paranormales reales; otros son simplemente metáforas sobre aspectos de la realidad, aunque vistos ángulos fantásticos o surrealistas. De ahí que entre los personajes aparezcan gárgolas, criaturas mutantes, o incluso escritores que intentan controlar su obra sin conseguirlo. No quise contar solo historias entretenidas (aunque espero que también lo sean), sino echar una ojeada a ciertas aristas de la cotidianeidad desde mi visión personal.

¿Cómo ha sido tu experiencia con la editorial Huso?

Maravillosa. Huso está compuesta por un pequeño equipo de grandes profesionales que trabajan mucho, incluida su directora. Han lanzado un número considerable de títulos en muy poco tiempo. Mi colaboración con ellos muy cercana. Intercambiamos correos, propuestas de portadas, consultas… Todos fueron muy atentos y respetuosos con lo que les pedí y, a su vez, fueron más allá de lo que esperé para que saliera una de las ediciones más hermosas que haya tenido uno de mis libros. Desde la editora hasta el diseñador han hecho una verdadera labor de amor.

¿Cuáles son tus influencias literarias? ¿Dirías que algún determinado autor ha dejado huella profunda en tu estilo o en tus temas?

Creo que las influencias literarias cambian con el tiempo. A cierta edad, algunas ceden el paso a otras, aunque siempre existen las que permanecen de por vida. Los textos que publiqué en Cuba fueron instigados por ciertos autores. Luego, al abandonar la isla y tener acceso a una mayor variedad de lecturas, estas influencias se ampliaron. En términos generales, siempre tuve como referentes literarios a Ray Bradbury, Ursula K. LeGuin, Margaret Atwood, William Shakespeare, Edgar Allan Poe, María Luisa Bombal, Manuel Mujica Láinez, J.R.R. Tolkien y Anaïs Nin, por citar los más importantes. Pero también he cargado con la huella que me dejaron ciertas obras de la antigüedad, algunas de autor anónimo, que leí y releí desde la adolescencia: el Popol Vuh, la Odisea, la Epopeya de Gilgamesh, los relatos del ciclo artúrico… Después de emigrar, ya en la etapa adulta, conocí escritores que antes no había podido leer porque estaban prohibidos en la isla, entre ellos Mario Vargas Llosa y Milán Kundera que desde entonces se convirtieron en maestros igualmente importantes para mí.

¿Por qué te decidiste por el fantástico?

No lo sé. Ese fue siempre mi estilo desde que escribí mis primeros relatos, a los 9 años. Empecé escribiendo cuentos de hadas, luego ciencia ficción, y finalmente terminé mezclándolos. Más tarde, la hibridación de géneros se fue haciendo más compleja. La última novela que publiqué, La isla de los amores infinitos, tiene elementos fantásticos, góticos, históricos, sociales y políticos. La que saldrá el próximo año será un thriller histórico con matices paranormales y mitológicos. Esa es la manera en la que veo el mundo y sus circunstancias. Para mí la civilización es un conjunto de fuerzas y leyes que no siempre conocemos o nos explicamos. Además, me gustan las metáforas para reflejar la realidad. La literatura meramente realista me resulta una herramienta demasiado restringida a la hora de crear. Siempre está limitada por elementos muy evidentes y definitivos. Yo prefiero la sutileza y la infinitud.

¿Qué es el gótico caribeño?

Hace algunos años, en un evento académico, el profesor Robin McAllister se preguntaba cómo clasificar mi obra. Era una cuestión que ya se había planteado antes en otras conferencias. En esa ponencia comparaba novelas como Fábula de una abuela extraterrestre (1988) y El hombre, la hembra y el hambre (1998) que, según su percepción, compartían características comunes a pesar de ser tan distintas. En ellas encontraba elementos góticos, como la recurrente mansión amenazante, disfrazada bajo el aspecto de ciudad o escenario urbano. También mencionaba otros, como los personajes femeninos en peligro, el uso de poderes especiales para contactar fuerzas perdidas u ocultas, la presencia de mensajeros espirituales o fantasmales, situaciones de posesión en forma de escritura automática y otros estados de trance… En general, definía mi ciencia ficción como “chamánica”, y mi literatura, en general, como gótica. Bueno, su análisis era más complejo que esto, pero no voy a extenderme. Sus ponencias pueden leerse en mi sitio web. Lo cierto es que nunca había pensado en la existencia de tales elementos dentro de mi literatura, aunque comprendí que tenía razón. Esas características se hacen aún más evidentes en los textos de Extraños testimonios, que contienen rasgos indudables de ese género nacido en la Inglaterra pre-victoriana. Sin embargo, mis cuentos transcurren en condiciones ambientales y climáticas propias del Caribe. Lo mismo si suceden en una Cuba pasada o presente, que en un espacio atemporal, se trata de textos que incluyen elementos caribeños, mezclados o entrelazados con otros góticos tradicionales. Esa sería la definición del “gótico caribeño”.

¿Cómo ves el panorama literario actual en Cuba y Estados Unidos?

Debido al autobloqueo cultural existente en la isla, Cuba permanece algo estancada en su producción literaria. No digo que no haya buenos escritores, pero siento que hay cierto cansancio en la repetición de asuntos circunscritos a la asfixiante realidad cotidiana de la isla. He leído muchos relatos interesantes que, al final, se quedan en “solo para cubanos que viven en la isla”, porque ni siquiera les interesan a los cubanos exiliados. Hay excepciones, claro, pero estas pueden contarse con los dedos de una mano. Y es una lástima, porque en la isla hay talento, pero la censura y la auto-censura conspira contra ellos. De todos modos, he leído a algunos escritores jóvenes que me han entusiasmado, especialmente en el caso de la ciencia ficción y la fantasía escrita por mujeres. Estados Unidos, por otro lado, sigue siendo un país rico y variado en su producción literaria. Además de su diversidad étnica y cultural, continuamente absorbe nuevas influencias provenientes del exterior, aunque eso a veces no resulte muy evidente. Voy a ponerte un ejemplo, tomando a la ciencia ficción que es lo que mejor conozco. Entre 1990 y 2010 se produjo un ligero estancamiento. Quizás el cambio de milenio, y el reajuste mental y emocional que ello implicó, produjeran un impasse. El caso es que gran parte de los libros que leí en esa época no me satisfacían. Me preguntaba cuándo y cómo aparecería algún tipo de estímulo que destrabara aquel embotellamiento. Resulta que finalmente llegó desde la voz de muchos hijos de inmigrantes. Voces como Ted Chiang, Ken Liu, Aliete de Bodart o Nnedi Okorafor, por mencionar solo algunos de los que han estado trayendo nuevos aires a la ciencia ficción, han tomado tradiciones provenientes de China, Vietnam, Nigeria o Francia, de donde provienen sus padres, para provocar un cambio refrescante en el canon del género. Además, temas como el cambio climático, la inteligencia artificial, la lingüística, y otros que han cobrado fuerza en los últimos años, han reanimado ese segmento de la literatura. La verdad es que me siento feliz de estar, como quien dice, en el vórtice de un tornado donde están apareciendo continuamente obras tan originales.

¿Percibes algún cambio significativo en la isla? ¿Cómo ves el futuro de tu país de origen?

Vivo en Estados Unidos desde hace 25 años y solo regresé en dos ocasiones para ver a mi padre enfermo. De estas dos visitas me quedé con una impresión entre nostálgica y triste. Con excepción de algunas manzanas en el casco histórico de La Habana Vieja, que han sido bellamente restauradas para los turistas, encontré la capital más destruida que cuando me fui. La basura se amontonaba en cada esquina, y no en contenedores, sino en las aceras. Muchas calles ni siquiera tenían asfalto; se habían convertido en terraplenes de tierra. Me impresionó la cantidad de rejas que había por todas partes y que me provocaban una sensación de claustrofobia terrible. Aquello parecía una pesadilla. No era el país que recordaba. Por eso no me atrevo a hacer predicciones. En lo adelante reconstruiré su pasado o inventaré su futuro en mis novelas y cuentos, a través del prisma de mi imaginación.

¿Cuáles son tus siguientes planes? ¿Qué proyectos literarios tienes en marcha?

El año que viene saldrá una novela que me ha llevado una década de trabajo. Es un thriller donde se entremezclan la mitología y la historia, la política y la parapsicología. Ahora estoy revisando otra novela que quizás sea el inicio de una trilogía. Es la primera obra de ciencia ficción que escribo en el exilio, después de muchos años de haberme apartado un poco del género. Antes de empezar la segunda parte de la trilogía es posible que escriba un largo relato de ciencia ficción cuya trama me ronda desde hace algún tiempo. Desde que salí de Cuba no escribo nada de ciencia ficción. Ha llovido mucho desde la última vez que escribí algo de ese género, así es que será como regresar a casa después de un largo viaje.

Eres Guillermo de Baskerville. El malvado Jorge de Burgos ha prendido fuego a la biblioteca y tienes que escapar rápido. ¿Qué libros salvarías y cuáles dejarías que se quemaran?

Misión imposible. Me volvería loca en un incendio, tratando de cargar con cada ejemplar de poesía, antropología, historia, clásicos de la antigüedad… Toda mi biblioteca es importante. Allí no tengo libros que dejaría que se quemaran. Esos los eché a la basura o los regalé hace rato.

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