Entrevista a David Lozano

Por Rodrigommadrid @RodrigomMadrid

¡Hola a todos!
Ayer tuve la oportunidad de entrevistar a David Lozano, quien se encuentra de visita en Lima como parte de su gira en Latinoamérica. Lu y Susú, de Living in your own world, junto con Leo Todo Perú organizaron un BookTour, y la última parada es aquí.
Quisiera agradecer nuevamente a David por su tiempo y, a continuación, dejarles el resultado de nuestra conversación.

¿Cómo fue que empezaste a escribir? ¿Desde qué edad fue que tuviste este deseo por contar historias?

"Me encantaba leer, pero al mismo tiempo también me gustaba mucho ser yo quien creara las historias."

Me gusta eso, que hables más de contar de historias que de escribir, porque incluso antes de eso ya tiene que haber una vocación, una pasión por eel hecho de crear, de inventar historias. Desde pequeño. La verdad es que no tengo idea de qué edad. Primero uno empieza con esa pasión de recibir los cuento, cuando te los leen a ti antes de dormir... Yo enseguida, en cuando me hice un poquito mayor, cogí papel y boli y empecé a crear mis propios cuentos, o sea que empecé a escribir, a contar historias, desde muy pequeño. Me encantaba. Me encantaba leer, pero al mismo tiempo también me gustaba mucho ser yo quien creara las historias. Si hay algo que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida, eso ha sido el tema de contar historias.
¿Cómo surgió la idea de Cielo rojo?Pues para esa pregunta la respuesta encaja muy bien con la cita inicial de mi novela Donde surgen las sombras. Es una cita de Robert Louis Stevenson, el autor de La isla del Tesoro, que dice así: "Ciertos lugares hablan con su propia voz. Ciertos jardines sombríos piden a gritos un asesinato; ciertas mansiones ruinosas piden fantasmas; ciertas costas, naufragios."

"Ciertos lugares hablan con su propia voz."

Me encanta "Ciertos lugares hablan con su propia voz", pues eso es lo que me pasó. A mí ha habido varias historias que me han surgido al descubrir un escenario. Normalmente, el proceso es al revés: tú piensas en una idea y luego decides dónde ambientarla. Pues a mí va dos veces que me ha ocurrido al revés: que yo he descubierto un paisaje y ese paisaje me ha pedido una historia. Y con Cielo rojo pasó eso: yo descubrí unas imágenes de Prípiat, la ciudad fantasma al lado de Chernóbil, y cuando vi aquello dije: "qué maravilla, esa imagen; está todo abandonado hace un cuarto de siglo tal como se quedó. Una ciudad fantasma apartada del tiempo". Aquello me estaba pidiendo una historia. Guardé ese material y años después me decidí a escribirla.
La amistad en Cielo rojo tiene un papel muy importante. ¿Alguna vez has vivido una separación como la de los protagonistas?Está claro que efectivamente es una novela de suspenso. Entre muchas cosas, hay amor, pero, evidentemente, es una historia de amistad. Está clarísimo. La imagen metafórica de la matrioska: el tipo de muñeca que solo está completa cuando se reúnen todas sus piezas. Eso es un claro símbolo de esa  amistad. Los amigos solo están completos cuando están reunidos de nuevo.
Con respecto a si yo he vivido alguna vez una separación tan rotunda... Tan radical, no lo sé. Ahora es imposible, porque por las redes sociales el concepto de separación ya no es el mismo. Cuando yo era adolescente, todavía no existían las redes sociales. Entonces, realmente -como me ocurrió- irte de viaje a muchos kilómetros, conocer a alguien allí y luego separarse sí era para siempre. Yo sí tengo en la cabeza algunas de estas relaciones de amistad que se forjan en poco tiempo y en unas circunstancias concretas y luego ya se pierden para siempre. E, insisto, eso ahora ya no se da, porque ya es casi imposible perder el contacto si es que no quieres. Era romántico conocer a alguien, ya fuera amistad o tal, porque era una cosa como "estamos compartiendo unos días y ya quién sabe cuándo nos volveremos a encontrar, o a lo mejor nunca más". En ese sentido, ese romanticismo se ha perdido porque ahora nos conocemos, nos damos el Facebook, el Tuenti, el Twitter, el correo electrónico... y, aunque estemos a 15 mil kilómetros de distancia, da igual; por Skype vamos a poder hablar. Se ha perdido un poco ese misterio del hasta siempre. A cambio es tan maravilloso, claro, porque no pierdes el contacto.
¿Cuál ha sido la reacción de los seguidores de La puerta oscura al leer esta nueva novela?Sí, está claro que un montón de mis lectores la aceptan bien porque es realista y, además, es un escenario muy exótico para lo que es España o Hispanoamérica. Es Ucrania. Es una novela llamativa. Lógicamente, a priori son historias sobre las que el lector de fantasía no siente ese interés inmediato y brutal. A mí me han leído muchos porque ya es un interés hacia el autor. Si es una novela de David Lozano, yo ya conozco algo de su estilo que me gusta. Es un salto muy fuerte. Y luego hay un perfil lector de fantasía como muy hermético –eso me llama la atención-, que solo lee fantasía. Uno tiene una idea de que el que es buen lector lee de todo, pero cuidado. Dentro de ese colectivo de lectores, hay un lector fanático de la fantasía que solo lee fantasía. Eso es curioso. Y, claro, a ese lector le cuesta más acercarse a Cielo rojo.
¿Qué sientes luego de haber publicado una novela transmedia? ¿Es un reto diferente hacer un libro así?   Fue un reto el escribirlo porque lógicamente era trabajar en contenidos que se apartan de lo estrictamente literario. Estamos hablando de escribir la letra de unas canciones, seleccionar las fotografías, e incluso un blog que se aparta de la narrativa propia de la novela. En ese sentido, era muy interesante como reto porque lo era. Ahora bien, son contenidos adicionales, porque además yo lo que tuve muy claro desde el principio es que no podían ser contenidos esenciales para la historia porque lo que yo no quería era que mi novela no se pudiera leer por alguien que no tuviera conexión a la red. Eso lo tuvimos muy claro. Contenidos añadidos, sí, pero la historia está en papel. El que quiera se puede limitar a leer en papel. Ahora, el que quiera llegar más lejos tiene esa otra realidad que es la de la red.
Si es que pudieras encontrarte con alguno de tus personajes en la vida real, ¿a quién elegirías?

"En el fondo, como los personajes son criaturas del autor, todos son como hijos."

Dominique seguro, porque compartimos un poco el humor. Es complicado porque, en el fondo, como los personajes son criaturas del autor, todos son como hijos. Entonces, claro, me da pena tener que elegir entre ellos porque de todos saco algo. Claro que a Pascal me gustaría conocerlo, y fíjate los góticos –a Jules y a Michelle-, ¿cómo no voy a querer conocerlos? De Donde surgen las sombras, Gabriel, Lucía, y en Cielo rojo, Nikolái, Dimitri, o el cínico de Motukyak. Al final me haces una pregunta muy difícil porque en cada historia hay personajes más construidos que otros, pero es complicado. Me gustaría encontrarme con varios de mis personajes, y con algunos no me gustaría encontarme.
¿Has puesto algo de ti en alguno de los personajes de Cielo rojo?
Como autor, no me gusta crear un alter ego, sino que prefiero quedarme al margen y contar la historia. Lo que pasa es que en verdad, de manera inevitable, tus personajes acaban teniendo rasgos tuyos, hablando en ocasiones con ideas tuyas; claro, es un poco inevitable. En Gabriel el ser fanático de la lectura, eso es mío, o a lo mejor ese idealismo que Nikolái muestra en Cielo rojo, la inseguridad de Mateo, la atracción por lo oscuro y la muerte de los góticos de La puerta oscura. Yo no estoy en un personaje, pero cosillas mías se van viendo por allí.
¿Nos podrías contar algo sobre tus proyectos futuros?

"Yo creo que una novela es literaria en el momento en que crea atmósferas, que crea paisajes. Si no, sería una obra de teatro."

Esto trabajando en el guión de La puerta oscura y luego publicaré con SM –para octubre, aproximadamente- una novela de ambientación histórica. No puedo decir mucho más. Puedo decirte que se desarrolla a finales del s. XV.
¿Planeas visitar Chernóbil?Sí, es que lo hago siempre. En la fase previa a cada novela, he acudido habitualmente a los escenarios. Me ocurrió con La puerta oscura, que me fui a París, y con este libro mi idea era esa y llegué a planificar el viaje de Cielo rojo, pero al final, por cuestiones de agenda, tuve que cancelarlo. Me documenté con Álvaro Colomer, que había escrito ya una novela al respecto. Ahora mismo se me ha quedado como una cita pendiente; tendré que reencontrarme con el escenario de la historia.