Entrevista a Giovanni Reale, filósofo platónico

Publicado el 01 enero 2012 por Lilik

Autor: LLuis Amiguet Entrevista publicada en La Vanguardia 25/03/2006
¿Edad? La edad no existe: cada uno decide la que quiere tener. Nací cerca de Milán. El gran pecado es la soberbia, fiel compañera de la ignorancia y la infelicidad. No votaré a Berlusconi sino a Prodi. Soy editor de Platón y de las obras de Juan Pablo II, gran poeta. Desde Platón, tu felicidad depende de ti. Colaboro con la Universidad Ramon Llull.
—¿Sabe por qué Platón es el filósofo más leído de la historia?
— ¿Lo es?
— Sin duda, ¿y sabe por qué?
—¿?
— Porque nos dice qué nos hace la persona que somos y nos lo dice de un modo que nos permite descubrirnos a nosotros mismos.
—¿Qué nos hace personas?
— Platón demuestra que la verdad sólo es una aspiración y nos realizamos como personas en la medida en que la buscamos. Nadie llega a poseerla por entero, pero en cada uno de nosotros hay algo de esa verdad.
— Todos tenemos algo; nadie la tiene toda.
— El único camino hacia la verdad es el diálogo. Sólo llegamos a la verdad dialogando: preguntando y escuchando. Y al preguntar confiesas tu ignorancia, que es el primer paso hacia la sabiduría. Por eso una pregunta siempre lleva más lejos que una respuesta.
— En eso estamos.
— ¡En eso deberían estar los periodistas! Pero pongo la tele y sólo oigo gritos y gestos desesperados por llamar la atención para lucimiento personal. Eso no es diálogo.
— ¿Qué convierte una charla en diálogo?
— Para empezar, saber exactamente de qué quieres hablar.
— Tomo nota.
— En segundo lugar, saber con quién estás hablando: conocer a tu interlocutor.
— ¿La verdad no es la misma para todos?
— Sí, pero sólo si te adaptas a la capacidad de tu interlocutor la
alcanzaréis juntos. A un alma pequeña debes hablarle con conceptos menos exigentes que a una grande...
— ¿Esa prevención no es clasista?
— Es realista. Recuerde el Critón...¡Qué gran diálogo platónico! Critón era el amigo íntimo de Sócrates, fue su ejecutor testamentario, pero Critón no tenía nada de filósofo.
— Un buen tipo sin grandes luces.
— Platón nos cuenta cómo su maestro Sócrates, condenado a muerte, le explica a Critón, que ya ha sobornado a los guardias, por qué no va a huir para evitar la cicuta.
— ¿Por qué no escapa Sócrates si su condena era injusta?
— "Jamás es bueno responder haciendo daño, aunque te hayan hecho daño".
— Veo que Platón está hoy en los titulares.
— Está cada día en las noticias. Pero, además, Platón adapta esa verdad a la dimensión intelectual de Critón. Así demuestra que todos, sabios o ignorantes, podemos llegar a la verdad por nuestros propios medios.
— La verdad me hará libre, pero no feliz.
— Espere: ¡escuche a Platón! Hoy sólo hablamos de bienestar porque nos
han dicho que la felicidad es imposible, una entelequia.
— Una cursilería.
— Platón demuestra que ser feliz es cuestión de actitud. Hoy, entre coches, casas y dinero, hemos perdido el sentido último de la verdad: ser felices.
— Usted y Platón me guiarán.
— La palabra griega eudaimonia (felicidad) aludía a la suerte, porque si te tocaba un buen daimon (duende), eras afortunado. Pero Platón demuestra que la felicidad no depende de la suerte, sino de ti mismo, porque revela que ese daimon-duende en realidad es tu carácter, y tu carácter lo forjas tú con cada una de tus decisiones. Tú eres el único responsable de lo que te sucede. Tú eres tu propio daimon-duende.
— ... O tu propio daimon-demonio.
— Por eso la felicidad es posible y vale la pena, y depende de tu
conocimiento.
— ¿Qué debo aprender para ser feliz?
— Primero debes conocerte a ti, después debes conocer el mundo y después has de aprender el modo en que tienes que colocarte en el mundo. Cuando lo descubres, eres feliz. Si no lo eres, es porque no te has conocido aún a ti mismo ni tus puntos débiles y fuertes. Cuando llegues a descubrirlos, ya no dependerás de ninguna suerte, sino sólo de ti mismo.
— Dicen que la felicidad es sólo un mito.
— Lo dicen quienes quieren privarte de la libertad y la responsabilidad que permiten la búsqueda de la verdad. Quienes te quieren inmaduro para dominarte te convencen de que sólo debes aspirar a sobrevivir.
— El bienestar no es felicidad, pero ayuda.
— Recuerdo un reportaje sobre los asilos escandinavos: eran modélicos. Al final, el reportero preguntaba a un anciano si era feliz y éste
respondía: "No me viene a ver mi hijo".
— Ya pasa.
— La pregunta que no le hizo el periodista fue: "¿Y qué ha hecho usted por su hijo? ¿Ha conseguido comunicarse con él? ¿Lo ha conocido?". Y, lo más importante: "¿Le ha ayudado usted a que se conociera a sí mismo?".
— Las buenas preguntas no se responden.
— Un alumno me preguntó un día si la filosofía le llevaría a la verdad
absoluta. Y yo le contesté: "En absoluto: cambie de trabajo". La
filosofía sólo es amor a la verdad, pero si aspiras a poseerla, no es tu
camino.
— Hazte político iluminado.
— La ambición soberbia del tirano cree poseer toda la verdad: los ignorantes lo saben todo. En cambio, el filósofo sabe que sólo es un hombre que la busca caminando.
— Pero dos y dos son cuatro.
— ¡Eran cuatro! En el cole me enseñaron que los tres ángulos de un triángulo siempre sumaban 180 º ; pues bien, hoy sabemos que eso sólo es cierto en el paradigma euclidiano, y los paradigmas van cambiando.
— Hasta la ciencia, pues, depende.
— Platón descubre que somos nosotros quienes llegamos a ser ángeles o demonios y sólo nosotros somos responsables de convertir nuestras vidas en infierno o paraíso.
— ¿Y a usted cómo le ha ido?
— Bien, porque la gran lección de Platón es enseñarnos a ser personas. Yo lo intento.