Entrevista a Goretti Irisarri y Jose Gil
Romero
GI: Llevamos unos veinte años trabajando juntos. Empezamos como cortometrajistas, nos llamábamos Desengaño 13 y acabamos llenando de premios una estantería. Tiempo después decidimos profesionalizarnos como guionistas, y desde entonces hemos hecho de todo, proyectos por encargo pero también muchos propios.
Caen estrellas fugaces es nuestra primera novela y parte del guión de una serie en la que habíamos puesto años de ilusión y trabajo de documentación. Tenía el tono de estas series anglosajonas que están rompiendo ahora, Penny Dreadful, Ripper Street o The Knick, pero era difícil llevarlo a pantalla en España, porque -aunque ahora está cambiando- no encajaba en el tipo de televisión que se estaba haciendo. Así que Jose me convenció de dar un paso que a mí me parecía una locura: novelarla.Era un gran esfuerzo, significaba otros dos años trabajando intensamente sin saber si tendría sentido, no conocíamos a nadie del mundo literario y teníamos muchas dudas sobre el proceso de cómo novelar... De verdad fue un verdadero salto al vacío, pero ¡salió bien! ¿De qué trata vuestro primer libro Caen estrellas fugaces?GI: A lo largo de dos intensos días de septiembre de 1859, dos personajes opuestos, un antiguo investigador de falsos milagros y una medium ciega, se ven obligados a unir sus fuerzas para esclarecer la misteriosa aparición de una mujer en el patio de la cárcel del Saladero. ¿En qué género literario se enmarca Caen estrellas fugaces y a qué clase de público va dirigido?JGR: Resulta difícil encasillarla. Es un thriller, con mucho misterio, con algo de aventura, y tiene toques de elementos fantásticos. Nos ha sorprendido muy gratamente comprobar que funciona en todas las edades; tenemos seguidores de ochenta años y estudiantes de primero de carrera, todos ellos se han sentido atrapados.La verdad es que nos hemos dado cuenta de que cuando una historia funciona, funciona para todo el mundo sin importar la edad. Quisimos escribir una novela que atrapara al espectador, que lo tomara de la mano en esta aventura y ya no lo soltara hasta la última página. Es una novela que engancha, y eso parece ocurrir a cualquier edad.¿Qué nos podéis contar sobre sus protagonistas?
JGR: Aunque hay varios personajes importantes, los dos protagonistas son Leónidas Luzón y Elisa Polifeme. Él es un antiguo investigador de falsos milagros, un estudioso huraño y amigo de las tabernas que vive retirado del mundo. Ella es una profesora de piano, y por las noches acude a sesiones espíritas donde es conocida como la Divina Elisa, una afamada medium. Uno encarna la ciencia, el saber, el estudio científico; la otra encarna la creencia. Son dos personajes antagónicos que habrán de unir sus fuerzas y conocimientos para desvelar los muchos misterios a los que van a enfrentarse.
Por otro lado hay un aspecto importante: se trata de dos personajes rotos. Él padeció la polio siendo niño, y hoy se ve obligado a caminar ayudado de dos bastones. Ella es ciega. A priori parece imposible que estos dos perfectos antihéroes vayan a salir con vida de los muchos peligros a los que van a enfrentarse; y a su pesar, para llegar al final tendrán que convertirse en los héroes que no son. ¿Habrá secuela de Caen estrellas fugaces o ya estáis con nuevos proyectos?JGR: Hay nuevos proyectos, varios. Trabajamos en dos novelas más que están casi terminadas, y en un par de proyectos para televisión y cine. Y si esta novela funciona, prometemos que habrá nuevas aventuras de Leónidas Luzón y Elisa Polifeme. ¡Más pronto que tarde! ¿Cómo surgió la idea de escribir entre los dos Caen estrellas fugaces?GI: Jose y yo llevamos tantos años de equipo que ni se nos ocurre ya trabajar por separado. En cuanto a la idea, nosotros manejamos muchas ideas, tramas y personajes, y hasta proyectos enteros que se quedan en el tintero. El hilo original, esa criatura que aparece en la cárcel del Saladero, comenzó siendo una historia muy distinta ubicada en el medievo. Pero al situarla en el siglo XIX nos permitió abordar un conflicto más interesante: ciencia y tecnología avanzadas, cercanas al mundo que hoy conocemos, pero sin perder la posibilidad de magia. ¿Siempre quisisteis ser escritores?GI: Desde niña he devorado libros y libros. Haber publicado al fin uno es para mi un sueño hecho realidad. JGR: Toda mi vida la he pasado escribiendo. De niño escribía y dibujaba cómics, de joven hice cortos, como adulto he desarrollado proyectos de cine y televisión, he escrito novelas. Este medio, sin embargo, la literatura, es el medio perfecto. No hay problemas de producción ni de rodaje, no tienes que enfrentarte a tu propia limitación como dibujante, a recortes en el presupuesto o al capricho de un director o de una actriz. ¿Cómo es eso de escribir a cuatro manos? ¿Habéis tenido vuestros rifirrafes creativos? JGR: A todas horas (risas) A pesar de todo, la experiencia de escribir acompañado es un lujo para el escritor, cuyo oficio es muy solitario; siempre vives en la inseguridad: ¿esto funcionará? ¿Esto se entenderá? ¿Esto será bien recibido? ¿Esto le parecerá emocionante al lector? ¿Me paso, me quedo corto? Contar con una segunda opinión, con un sparring, te permite saber más o menos si las cosas van encaminadas. Y en el caso nuestro, que además nos admiramos mucho el uno al otro, confiere a la experiencia de escribir un plus. Somos los dos muy conscientes de que nuestro trabajo mejora con la aportación del otro. Resulta mucho más una ventaja que un inconveniente.Para trasladar tan bien como habéis hecho a los lectores al Madrid de mediados del siglo XIX, imagino que habréis tenido que realizar un trabajo de investigación. ¿Cómo fue? ¿A dónde tuvisteis que acudir?
GI: Libros históricos, periódicos de la época, escritores decimonónicos, documentos digitalizados... todo tipo de material escrito. Pero también grabados y fotografías, muchas películas. Somos muy visuales, ver una foto de época en seguida nos abre la imaginación.
¿Con cuál de vuestros personajes os sentís más identificados? ¿Cuál os costó más crear?JGR: Hay muchas cosas mías en Luzón, en Elisa: los que me conocen bien dicen que el inspector Granada soy muy yo (risas). En todos ellos estoy yo, creo, de alguna manera, en algún detalle. Con quien me siento más cercano, sin embargo, es con Remedios Galván. Me gusta mucho su ternura, su inteligencia, su rebeldía. Su dolor. El que más me ha costado trabajar es André Lavalier. Se trata de un personaje incompleto todavía, aún tiene que florecer en todo su esplendor (risas). Y quizás Clemente Alvarado, el sapo. Cuesta meterse en la mente de alguien tan malvado, tan enfermo. Para escribirlo me obligaba a bucear bastante dentro de mí, suponía un cierto esfuerzo. GI: A mi el que más me gusta es el "malo", el conde del Fierro. Está basado en el marqués de Salamanca, uno de los hombres más poderosos que ha tenido España, el que da nombre al barrio de Salamanca. No mucha gente sabe que también da nombre a una ciudad cerca de Nueva York llamada Salamanca por él, fue un empresario y aventurero internacional, con una vida de novela. Dado lo singular de vuestros personajes y la historia de Caen estrellas fugaces, ¿creéis vosotros en lo paranormal?JGR: Durante una época, hablo de la adolescencia, fui un fanático apasionado de todas estas cosas. Todavía tengo decenas de libros de entonces, ensayos todos. En cada uno de nosotros habita Luzón y habita de igual modo Elisa. Todos necesitamos creer en algo, es una de nuestras debilidades como especie; o quizás nuestra grandeza. Hoy soy bastante escéptico, pero reconozco que a lo largo de mi vida me he topado con algunos incidentes que son difíciles de explicar de un modo natural.A pesar de eso, si hay toques fantásticos en la novela responden más a necesidades narrativas, porque son muy dramáticos en el sentido griego de la expresión. Aportan mucho conflicto, son evocadores y misteriosos, disparan la imaginación. Si tienes a tu disposición un recurso como ese en una historia de misterio que transcurre en 1859, ¿cómo no usarlo?¿Qué consejo les darías a aquellos que sueñan con convertirse algún día en escritores?JGR: ¡Estamos nosotros como para dar consejos! (risas) Que lean mucho, que escriban mucho, todos los días; que tachen mucho, que no tengan miedo a corregir; creo que al buen escritor lo define más aquello que hay en su papelera que aquello que ha escrito. Que se hagan fuertes, escribir precisa de mucha disciplina, y tendrán que acostumbrarse a trabajar solos, a pasar mucho tiempo solos. Que se armen de paciencia, no es fácil, la labor editorial es tediosa, los tiempos son eternos. Que se rodeen de gente sincera que les ayude a mejorar sus escritos y que no cejen. Que no cejen nunca. Sobre todo cuando has caminado mucho a lo largo del desierto, el oasis puede aparecer detrás de la siguiente duna.GI: Sí, no hay que dejarse vencer por ninguno de los muchos discursos del miedo que te sueltan los demás, o incluso tú mismo en momentos de desánimo. El único consejo es guardar la Fe. La Fe es una virtud humana esencial, no necesariamente religiosa, se puede ser ateo y tener Fe: la Fe es esa llama que te mantiene en el camino.JGR: La frase esa de la Fe la voy a guardar para la siguiente novela (risas).JGR: Mira, yo tengo gustos muy variados. Hay un escritor que me vuelve loco, Horacio Quiroga, que tuvo una vida terrible llena de acontecimientos dramáticos. Me alucina Galdós y el tamaño de su obra, me resulta inconcebible cómo pudo llegar a escribir tanto. Adoro a Ana María Matute, su Olvidado rey Gudú es mi libro preferido. Me encanta Bukowski, y Torrente Ballester y Fernando Arrabal, su Ceremonia de la confusión fue mi libro de cabecera durante años. Me encanta Pérez Reverte, su éxito me parece merecidísimo, el ejemplo perfecto de literatura de entretenimiento de calidad; la gente no es consciente de lo difícil que es hacer una buena novela y conseguir además que entretenga, que divierta. Montero Glez es para mí uno de los más grandes, creo que escribe mejor que nadie. Gonzalo Suárez me encanta, ¿y qué te voy a decir de Eduardo Mendoza o García Márquez, que también son Dios? Rafael Reig y su Manual de literatura para caníbales me parece una de las mejores cosas que he leído. No sé, es que son muchísimos, me fastidia que se me olvide alguno. Fíjate, hay tres autores que no escriben libros pero que me parecen grandes escritores. Son dibujantes de cómics: Carlos Giménez, que cambió mi vida y mi forma de contar historias. Manu Larcenet y Paco Roca. Lo suyo es de otra galaxia.
GI: Mis dioses serían Proust, James, Wilde, Goethe, Poe. Mis diosas Sei Shōnagon, Yourcenar, Woolf, las Brontë.¿Y de niños?JGR: El propio Giménez, como te he contado. De niño descubrí su Paracuellos, o sus Romances de andar por casa (que es uno de los mejores comics de la historia) y me enloqueció. Soy un lector tardío, de niño leía a Los cinco, y a Stephen King, y mucha basura de temas paranormales. Leí, sin embargo, tres libros seguidos que lo cambiaron todo: El extranjero, La invención de Morel y El túnel. Fue como un estallido en mi cabeza, ya nunca más pude dejar de leer.GI: De niña Enid Blyton, también mucho Verne y Tolkien. En la adolescencia creábamos modas, éramos un grupo de tres amigas que nos pasábamos libros: yo, Sefi y Marta. A los catorce decidimos engancharnos a Agatha Christie y a los quince-dieciseis, al novelón ruso: Guerra y Paz, Doctor Zhivago, Ana Karenina... Por mi cuenta leía todo lo que encontraba en la biblioteca de mis padres, devorando sin método, desde Apuleyo a Dostoievski. Claro, aquello eran unos viajes... ¿Tenéis alguna web o blog desde donde vuestros potenciales lectores puedan informarse más sobre tus obras? ¿En qué redes sociales podemos encontraros?JGR: ¡Tenemos de todo! La web de la novela es www.caenestrellasfugaces.com y el twiter es @Jose_Goretti.En facebook nos puedes encontrar en https://www.facebook.com/gil.romero.irisarri/ e incluso hay un grupo secreto, reservado solo para aquellos que ya han leído la novela: https://www.facebook.com/groups/1846127935714826/JGR: En principio en todas las librerías, pero (por desgracia) imagino que es más fácil en grandes superficies. Desde luego en todas las plataformas digitales.
GI: Yo animo a todo el mundo a pedirlo en su librería de confianza. Nuestra editorial es muy potente y distribuye fenomenal, si por lo que sea no lo tienen en la librería se encarga y viene en seguida. Recomiendo recuperar la experiencia de ir a las librerías, ojear libros, hablar con el librero. Eso tiene muchísimo encanto.Por último, ¿qué les dirías a nuestros lectores para que se animen a leer Caen estrellas fugaces?JGR: Que se atrevan a descubrirla, a participar en la experiencia de adentrarse en un Madrid como no han visto antes, el de 1859. Tiene de todo, misterio, drama, risas, ternura, acción... Por la que gente que la ha leído ya, hemos descubierto que es una novela que te atrapa, tiene algo de mágica, y cuando te tiene ya no te suelta. Querido lector/a, prometido: vas a querer más.Goretti Irisarri & Jose Gil Romero¡Mil gracias a Goretti y Jose por esta fenomenal entrevista y por las molestias que se han tomado para que pueda reseñar su obra! Pronto tendréis noticias mía sobre Caen estrellas fugaces, cuya lectura estoy deseando comenzar :DArgumento: El cielo de Madrid se tiñe de rojo sangre... El firmamento parece venirse abajo.
Pero este solo es el primero de una serie de sucesos extraordinarios. A lo largo de dos intensos días de septiembre de 1859, dos personajes opuestos llevarán a cabo la investigación de estos fenómenos. Él es un hombre huraño y cínico, aferrado a la razón, antiguo investigador de falsos milagros que ya no cree en nada; ella, una joven vidente que puede percibir lo que la razón niega pero que vive atemorizada por inquietantes visiones.
Su aventura les conducirá hasta los infiernos, la ciudad de abajo, surcada por pasadizos ocultos; y también a los cielos, sobre los resbaladizos tejados. Juntos, recorrerán ese siglo XIX que se debate entre la fe y la ciencia, la luz y la oscuridad. Allí, donde acechan los monstruos, una singular belleza brilla junto a lo siniestro.«-¿Qué es la sociedad Hermética? -pregunta el hombre de los bastones.Nada más escuchar ese nombre, al niño le flaquean las piernas.-¿Usted cree en el demonio, señor Luzón?»COMPRAR