Entrevista a Guillaume Galienne | 'Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!'

Publicado el 27 febrero 2014 por Jesusteatrero @jesusteatrero

"ALGUNAS PERSONAS NO HAN ENTENDIDO QUE VIVIMOS EN DEMOCRACIA"

Entrevistamos a una de las revelaciones del cine francés: Guillaume Gallienne que, tras ganar en la Quincena de Realizadores de Cannes y obtener diez nominaciones a los César, estrena su ópera prima Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! en las próximas semanas. Abalada por una gran recepción de crítica y público, Gallienne nos habla sobre los premios, el componente biográfico del filme, su origen teatral y la situación de la población homosexual en el país vecino.

por Sofia Pérez Delgado



Tras pasar con éxito por numerosos festivales, empezando por el de Cannes el pasado año, donde fue presentada en la Quincena de los Realizadores, siendo nombrada la mejor película para la Asociación Internacional de Exhibidores y para la de Autores Franceses, llega a los cines españoles 28 de Marzo Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!, la ópera prima del Guillaume Gallienne, avalada por un gran éxito de público y crítica. De hecho, justo un mes antes, el próximo 28 de Febrero, se celebrarán los Premios César, donde se ha alzado como la película con más nominaciones, 10 concretamente, por encima de las 8 de La vida de Adèle. Mientras esperamos para ver si la comedia se impone sobre la inmensa obra de Abdellatif Kekiche, os dejamos las declaraciones que el receptivo, amable y castellanohablante Gallienne nos ofreció en la presentación en España de su película, de la cual es director, autor (se trata de una adaptación de su propia obra de teatro) y protagonista por partida doble.

Para empezar, enhorabuena por las 10 nominaciones a los premios César, entre ellas las de mejor director, actor y guion adaptado. ¿Cómo se las ha tomado?
Pensando en todas las películas que han tenido muchísimas nominaciones y han salido con el rabo entre las piernas. Pensé, “tengo que practicar la sonrisa de Cate Blanchett en los Oscar cuando le dieron el premio a otra”. (Risas) 
En muy corto espacio de tiempo, han aparecido películas de temática gay en el cine francés como son La vida de Adèle, El desconocido del lago, y esta misma Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! ¿A qué cree que se debe esta proliferación? 
Pero, ¿es cine gay? Esta es una película sobre la identidad, pero la identidad más del sexo que de la sexualidad. No es lo mismo. Se trata de asumir que eres un hombre, más de que si eres heterosexual u homosexual. Esa es una cuestión de los demás, no la mía. Esta es mi historia real, pero ya hace siete años que escribí la obra de teatro. No he hecho cálculos ni estudios de marketing para que la película salga al mismo tiempo que las otras, es totalmente una casualidad. Tengo la impresión de que siempre ha habido películas sobre la identidad sexual, las de Marcello Mastroianni y Sophia Loren, o Con faldas y a lo loco… Solamente que ahora han salido tres. 
Siendo una película tan biográfica, en la que cuenta tanto de su vida y de sus conocidos reales, ¿ha cambiado la relación con su familia y amigos, o se sorprendieron de algo en concreto? 
No ha cambiado, porque mi familia es la cosa más querida de mi vida y no podía hacer nada que les hiriera. Así que todo lo que sale en la película fue hablado y digerido. Lo único que ha cambiado un poco es la notoriedad, la celebridad… pero la historia no. Aunque sí que hay amigos que se emocionaron, no sabían que lo había pasado tan mal, pero otros no. 
¿Y cuál ha sido la opinión de su madre? 
Cuando escribí la obra, le leí el texto para que entendiera que era un objeto teatral, no la realidad. Durante el rodaje de la película le mandé escenas y se reía muchísimo. Somos muy cómplices en el humor. 
La película está contada desde un punto de vista cómico, pero ¿cuáles fueron los aspectos más trágicos en la vida real? 
Toda la idea de la película es hablar sobre la gran burguesía. La divisa de mi infancia fue: Never explain, never complain. Es una comedia sobre la diferencia, pero no es algo trágico. Habla sobre los clichés, las etiquetas… Es verdad que despegar una etiqueta duele un poco, pero una vez que está hecho, te queda un poco de pegamento, nada más. Al final se lava. Y a veces te acostumbras. También son mis propios clichés, además de los de otros sobre mí. Es un vaivén, tengo la impresión de que todo está un poco mezclado. Por ejemplo, en la escena con los dos árabes y el italiano nadie se ríe, y a mí me parece divertidísima. 
A pesar de que está basado en una obra teatral, la película aprovecha mucho los recursos cinematográficos, especialmente el montaje. ¿Fue un proceso muy complicado? 
El montaje fue la parte más difícil junto con la escritura del guion, hubo que dosificarlo. En el primer montaje ya salió hora y media, casi la hora y veinticinco que es la película. 
De haber tenido la oportunidad de interpretar otro papel aparte del suyo y el de su madre, ¿cuál hubiese elegido? 
Tenía la oportunidad, porque en el teatro hacía todos los papeles, pero no quería. Sin embargo, sí quería hacer solamente de la madre por muchas razones: la primera, porque si tenía una actriz, había que cambiar al propio Guillaume, ya que todo el núcleo de la película se basa en que nos parecemos. No es una imitación, es una reencarnación, de mi madre y de las mujeres en general. Pero si hubiese cogido por ejemplo a Fanny Ardant, ¿cómo va a actuar Guillaume? 
También sabía que, haciendo de mi madre el personaje, sería más fuerte que el hecho de travestirse. Quiero que el espectador, después de 5 minutos, se olvide de que soy yo, y haciéndolo, pueden entender hasta qué punto yo me olvido en esta digresión. Y además, quería interpretarla porque mi madre siempre me ha hecho reír, y se exactamente dónde se sitúan su humor, y su pudor. Hay veces que el texto es un poco duro, y yo podía defenderla. Además tengo 15 años de ensayos. (Risas) 
¿Cree que, en cuanto a la división de opiniones que ha habido en Francia con respecto a la ley del matrimonio homosexual, el cine va por un lado y la sociedad por otro? 
No hay que estigmatizar a la oposición que existe. Se trata de algunas personas que todavía no han entendido que vivimos en democracia. La ley está aprobada, la votaron por la mayor parte de los diputados, con un debate republicano fabuloso, así que ya está hecho. La oposición es
más en contra de la política en general, una oposición de antisistema contra personas que son muy conservadoras. Es una mezcla de personas que quieren expresar sus frustraciones. Los problemas occidentales de crisis se focalizan sobre temas sociales, para compensar la falta de diferencias entre la izquierda y la derecha: ambos son liberales porque funcionan con economía liberal. Así que sólo se se diferencian en temas sociales, la política es la misma. Pero ese no es mi trabajo. 
La película ha tenido un gran éxito de público en Francia, pero también en otros países como Italia. ¿Cómo espera que sea recibida en España? 
Tengo mucha curiosidad por la reacción del público español, porque aquí temas como el matrimonio homosexual ya tienen bastante tiempo, y quiero saber con qué ideas se van a quedar. Hay gente que no puede salir de un esquema, ven la película y al salir siguen pensando que soy homosexual. Para mí, es una película sobre clichés, y sobre asumir el propio sexo. 
¿Tiene alguna idea para sus próximos trabajos como director? 
Sí, quiero contar una historia inspirada en hechos reales que conozco desde hace 12 años, sobre una mujer que vive en un ambiente rural muy cerrado. Pero yo no la voy a interpretar. (Risas)


Entrevista realizada en el Hotel Intercontinental de Madrid gracias a A Contracorriente Films,
el 3 de Febrero de 2014