Escribo para disfrutar. Esa es mi meta. Si otros pueden compartir ese placer conmigo es genial, pero no es el objetivo principal. Escribo para mí y, en algunos casos, para otra persona más. Por ejemplo, mi último libro, Las aventuras de Álex y Álvaro, lo escribí para mi hijo mayor, Álex, para poder regalárselo el día que cumplió 7 años (y conseguí publicarlo 4 días antes, así que fue un éxito de planificación). No escribo para los lectores, ni para poder vivir de esto...Solo para expresarme. Como una terapia para mi mente y mi corazón. A partir de ahí, alguno de mis libros ha tenido muy buenas críticas, se han leído en colegios, me han entrevistado en radio y prensa y me siento muy orgulloso; pero no era el objetivo. Con la llegada de mi segundo hijo, Álvaro, estuve casi 3 años sin escribir y no me agobié en absoluto. Si no tenía ganas porque mi mente estaba en otras cosas, no escribía. Sin complicaciones ni técnicas antibloqueo de escritor ni nada. Ahora he vuelto a retomarlo con fuerza y lo sigo disfrutando como la primera vez.
Creo que soy atípico. Siempre escribí, pero sobre todo relatos muy cortos. Cuando terminé mi primer libro, que no es más que un relato que se me fue de las manos, y decidí publicarlo en Amazon, se me cayeron las lágrimas cuando me llegó el primer ejemplar. ¡Era mío! La única razón que tenía de publicarlo era poder comprarme a mí mismo media docena de ejemplares y poderles hacer un regalo especial de Navidad a mi familia. No me compliqué mandandolo a editoriales ni nada parecido. Luego lo empezaron a comprar amigos, luego gente que no conocía de nada, se empezó a leer en algunos colegios, me llamaron de la radio... Pero nunca hubo un plan de ser escritor profesional. Ni sigue habiéndolo.
Como he comentado, escribo por impulsos. De hecho, tengo cuatro o cinco libros empezados. No me ciño a ningún género (he publicado novelas de aventuras, sobre la mafia, manuales de autoayuda, libros infantiles) ni a ninguna forma de escribir (algunos libros los tengo muy guionizados antes de empezar y otros según van surgiendo) Para mí lo importante es ser feliz con lo que haces. Si tuviese que describir algo de mi estilo, diría que me gusta documentarme bien sobre lo que escribo, que me cuesta controlarme para no poner todo lo que aprendo en el proceso en los libros, que intento crear algo que la lectura sea ligera y ágil, nada farragosa y que me encanta meterme en la mente de los personajes y convertirme en ellos para poder disfrutar su evolución según los voy desbrozando.
Actitud. La actitud lo es todo. Si tienes una actitud positiva de vivir, de ayudar, de no dejarte arrastrar por lo malo, las cosas te van mucho mejor que si, en las mismas circunstancias, abordás la vida con una actitud negativa. No sé si existe el famoso karma, pero tengo claro que la vida te acaba dando lo que ofrecés. Parate a pensar, busca alternativas, no abraques más de lo que pueden y empieza paso a paso. La solución a los problemas acabará apareciendo si te mueves, pero difícilmente si te estás quieto.
Hace poco estaba leyendo de nuevo un breve relato que escribí sobre mi abuelo Martín. Un hombre de pueblo, de los de boina calada y huerto, sin estudios, sin grandes expectativas sobre la vida; pero que disfrutaba cada momento y hacía que cada pequeña cosa fuera especial. Yo pasé con él varios veranos y fueron increíbles. Mis abuelas, mi tío Segundo y yo. Tenía una expresión que era, "al rinchan rinchan".Yo la traduje internamente como vive la vida, y pienso en eso cuando necesito un empujón. En mi abuelo, en su sencillez, en su forma de vivir. Ánimo a todos y ¡al rinchan rinchan!
¡Saludos, chicos! En esta nueva entrada les compartiremos una mini entrevista que le realizamos al autor Javier Salazar Calle. ¿Cómo pueden participar en ella? Solo comunicándose con nosotros por medio del formulario del blog o por mensaje de Facebook. Sin duda, agradecemos la amabilidad del autor en participar en nuestro espacio.