Hablamos en estos primeros días del comienzo del curso escolar con su creador Juan Antonio López García que hasta el terremoto de Lorca, en mayo de 2011, trabajaba como asesor fiscal, oficio al que se había dedicado toda su vida. Después del seísmo que asoló parte de su ciudad, decidió darle un giro a su vida y recuperó lo que hasta entonces solo habían sido dos aficiones: la Astronomía y el dibujo. Poco más de dos años después, creo este personaje de ficción infantil, “Cosmicosaurio”, que en breve se convertirá en serie de dibujos animados y responsable de un espectáculo de divulgación lúdica, en 3D que proyecta en un planetario portátil, sobre el sistema solar y la vida y extinción de una de las primeras especies que habitó nuestro planeta: los dinosaurios.
R. Desde muy pequeño me llamó la atención que el ser humano viviese en una “bola” flotando en el cielo y que además fuese un grano de polvo en el Universo. Era imposible de entender. Tampoco podía entender de dónde nacían tantas estrellas, planetas, cometas…. Cuando podía miraba hacia arriba para dibujar las constelaciones más simples, las Osas, Orión, Casiopea… Me maravillaba el cielo y esperaba ver algún cometa. También miraba el Sol con trozos de plástico para no cegarme y me hacía muchas preguntas a las que aún hoy me cuesta entender las respuestas. Ese misterio hizo que hasta hoy quiera saber más.
P. ¿Cómo surgió tu nuevo proyecto Cosmicosaurio? R. Tras los terremotos de Lorca en mayo de 2011, dando vueltas a la cabeza y pensando en lo “poco” que realmente somos, lo poco que vivimos y en qué empleamos el tiempo, decidí terminar con mi trabajo administrativo que había desarrollado durante unos 30 años y probar a dedicarme a algo que me hiciese más feliz, y a poder vivir de ello. Mis pasiones, la astronomía el dibujo y el mundo audiovisual las conjugué en un proyecto: Un personaje creado por mí en la infancia, Catetosaurio, lo transformé en Cosmicosaurio, un planetario portátil para divulgar la astronomía por centros de enseñanza, hoteles, museos, centros culturales y otros espacios adaptados y elementos de proyección para la divulgación. Estas tres patas han sido las bases del proyecto “Cosmicosaurio”.
P. ¿Qué puede aportar a los niños Cosmicosaurio? R. Estoy comprobando a diario el interés de los niños por la astronomía, sus reacciones ante algo tan mágico y desconocido, la impaciencia por entrar al planetario que es un espacio que les sugiere misterio y sorpresa. Ante estas reacciones, creo que Cosmicosaurio puede aportarles un extra para que se inicien en esta ciencia, que se diviertan con ella, que es como creo que deben aprender. Cosmicosaurio no intenta que los niños sean catedráticos en la materia sino que tengan la motivación de ir por primera vez a un observatorio astronómico, a alguna observación de aficionados y que sobretodo vean Saturno con sus propios ojos, que es un espectáculo verlo por primera vez. Esa primera vez de Saturno a mi me impresionó mucho. El ver que los anillos son de verdad te hace desear ver todos los objetos del universo.
P. Además has creado decides crear un planetario portátil para los niños, ¿cómo valoras esta experiencia? R. La experiencia es de lo más gratificante. Al interactuar con los niños, me le sale el niño que llevo dentro, disfruto a la par de ellos. Cuando empiezan a ver los planetas como se les van acercando, cuando ven que las constelaciones toman formas mitológicas o se les acerca un meteorito, gritan, ríen y exclaman con sorpresa pero al mismo tiempo absorben ciencia y eso es precioso. Y si, además, cuando salen del planetario, se te acerca una niña o un niño y te abraza, te da un beso o te felicita a su manera, te das cuenta de que el giro que le has dado a tu vida ha merecido la pena.
P. ¿Cómo se puede lograr que los niños se interesen por la ciencia? R. Los niños tienen hambre de aprender pero de forma que noten cosas tangibles, ver con sus ojos, manipular con sus manos o escuchar con sus oídos, pero sin duda divirtiéndose y notando sensaciones distintas a la simple lectura de un libro, que por supuesto es necesario. Aunque parezca que simplemente están jugando cuando cogen un prisma y lo acercan a una luz para ver los colores del arco iris, a la misma vez se les explica y entienden que es el espectro de esa luz. No se les olvida y se llegan a interesar mucho más por las ciencias en general.