Escritora y licenciada en Ciencias de la Información, ha desarrollado labores de periodista para radio, televisión y prensa, además de colaborar en tertulias culturales de diferentes medios.
Carmen Amoraga, nacida en Picanya, un municipio cercano a Valencia (España), tiene en su haber varios premios literarios de reconocido prestigio, como el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla en el año 1997, con la novela “Para que nada se pierda”; el Premio de la Crítica Valenciana 2003, con “La larga noche”; finalista de LXIII Premio Nadal en 2007, con la obra “Algo tan parecido al amor”, y el premio que la ha consagrado definitivamente en el mundo literario, finalista del LIX del Premio Planeta en el año 2010, con “El tiempo mientras tanto”. Entre sus últimos premios, el 23 de marzo de 2011, recibió de manos del rector de la Universidad de Valencia, el XIX premio Dones Progressistes de la Comunitat Valenciana (España), por su complicidad con las mujeres desde el mundo de la literatura y por su contribución a la desmitificación de tabúes, por medio de la estrategia del humor que aparece en sus obras. En plena estación estival y vacacional en España, le pedimos nos conceda una entrevista para Mecenas XXI y muy amablemente acepta. LS: Mecenas es una revista internacional centrada en la cultura iberoamericana y española. ¿Piensa que los autores iberoamericanos ostentan un estilo diferente en sus obras que los españoles? Si es así ¿Por qué cree que existen esas diferencias? CA: Es evidente que sí. Compartimos el mismo idioma, pero lo empleamos de forma diferente. LS: El premio Nadal, del que usted fue finalista, solo ha dado el galardón a escritores iberoamericanos en tres ocasiones. Los colombianos Manuel Mejia Vallejo y Eduardo Caballero Calderón, y el argentino Juan José Saer. ¿Cree que existe alguna circunstancia que lo motive o solo es casual? CA: Al premio Nadal llegan originales que proceden de todas las partes del mundo. El jurado, cuando los lee, no tiene en cuenta la procedencia, si no la calidad de la obra. LS: Es evidente el aumento de la presencia femenina en el campo de la narrativa, ya que se estima que de cada cien novedades, unas veinticinco son de mujeres. En cambio existe una cierta polémica respecto a la igualdad entre sexos, ya que a pesar de la progresión de la mujer dentro del mundo de las letras, publican en menor proporción y además reciben menos críticas literarias. Concretamente la escritora Laura Freixas, que lleva un seguimiento sobre este tema, ha comentado que dentro de los suplementos literarios de los diarios más destacados del país, la crítica de libros con autoría femenina solo representa el 15% de la totalidad. ¿Qué opina sobre todo esto? CA: No dispongo de los datos de Laura Freixas. Solo puedo hablar por mi experiencia propia, y en honor a la verdad, tengo que decir que nunca he sufrido ningún tipo de discriminación por ser mujer ni a la hora de publicar, ni con las críticas, ni con la promoción. Sí he notado ese sexismo a la hora de etiquetar las novelas escritas por mujeres como literatura femenina, para mujeres, o romántica, algo tan injusto y absurdo como si las etiquetas se refiriesen a literatura para rubios, para calvos, para personas que usan gafas… Es cierto que, aunque los datos hablan de más mujeres lectoras, todavía se da, en general, más importancia a los autores hombres, que hay muy pocas mujeres que hayan recibido el Cervantes, o que ocupen sillones en la RAE…. En esto, como en otros aspectos, todavía tenemos sobre nosotras el “techo de cristal” que poco a poco será menos visible, espero… Ver más en http://www.mecenasxxi.com.ar/articulos/litamoraga.html