Entrevista a León Arsenal (escritor)

Publicado el 06 febrero 2014 por Yorga @javieramosantos

Los godos no fundaron España, pues el concepto de nación no existía en el siglo V. Pero el paso de este pueblo de origen germánico por la península ibérica durante tres siglos largos (hasta la invasión de Tariq y sus beréberes en el año 711) ha dejado una huella e influencia de tal magnitud que, a lo largo de la Edad Media y en combinación con las culturas hispanorromana y musulmana, ha marcado lo que ahora somos. Esta apasionante parte de nuestra historia se recoge en un ensayo riguroso, pero también de estilo ágil y desenfadado, de recomendable lectura si queremos conocer mejor de dónde venimos: Godos de Hispania (Grupo Edaf), de León Arsenal.

Este escritor madrileño se desenvuelve como pez en el agua tanto en narrativa como ensayo. Autor versátil, ha escrito novelas históricas, fantásticas, negras o thriller histórico. Ha ganado premios literarios como el Minotauro, El ciudad de Zaragoza, el Espartaco o el Algaba. Las lanzas rotas, El espejo de Salomón, Los malos años, Los lugares secretos o Última Roma son solo algunas de sus mejores novelas. Ahora se somete a un severo interrogatorio sobre un apasionante episodio de la historia de España.

León Arsenal y su último trabajo, ‘Godos de Hispania’.

¿Quiénes fueron los godos y cómo conquistaron lo que hasta entonces se conocía como Hispania tras más de cuatro siglos de dominación romana de la península ibérica?                                                                                  Un pueblo de los denominados bárbaros. En realidad, los godos eran una amalgama de pueblos y los visigodos, los que entraron en Hispania, una división que nació a orillas del Danubio y que, convertido en un ejército ambulante al servicio de los romanos (lo que no quita para que a veces combatieran y de hecho les infligieron la terrible derrota de Adrianópolis), vagó durante décadas por los imperios de Oriente y Occidente. Así, acabaron llegando a Hispania, enviados por los propios romanos para restaurar el orden y no como invasores, que es como les presenta la historiografía popular.

El origen de lo que entendemos España como nación, ¿nace con el dominio de los godos del territorio peninsular o en su opinión, es posterior?
No. Con los visigodos se llegó a fraguar por primera vez una identidad propia en la que los hispanos se consideraban a ellos mismos una sociedad distinta de la de la Galia franca o la del norte de África. Antes se habían considerado a ellos mismos romanos y así se denominaban. Con los visigodos se creó por primera vez un estado peninsular, una sociedad hispana. Pero todo eso saltó en mil pedazos con la invasión musulmana. La sociedad española que se comenzó a fraguar con la Reconquista dio lugar a otro estado y otra nación. Eso no quita para que hubiera, por supuesto, elementos que se trasmitieron y estuvieron en la fundación. Pero la España actual se puede considerar heredera de la Hispania gótica y nunca su continuación.

No obstante, la huella que los godos dejaron en nuestro territorio sí que ha sido convertida en un referente legendario desde las crónicas de la Reconquista. ¿Qué le parece este uso partidista de parte de nuestra historia?
El concepto nación varía según se aplique a grupos humanos, política, etc. Lo que no existía en el siglo V, por suerte para ellos, era el nacionalismo político. Tampoco en la Edad Media. Los reyes de Asturias primero y después de León tenían como fuente de legitimidad la continuación en su línea la de los visigodos. Pero es en el XIX, con la aparición de los nacionalismos, cuando uno de estos nacionalismos, el español, comienza a fagocitar para su propio imaginario a los antiguos reyes visigodos, dando inevitablemente a aquel estado (tal como podemos entender estado en aquellos tiempos) y a aquella sociedad unas características que en realidad nunca existieron.

La península ibérica, ¿llegó a ser un reducto exclusivo godo o más tribus bárbaras procedentes del norte de Europa llegaron a convivir aquí?
Los visigodos entraron como federados de Roma en Hispania porque previamente se había producido la irrupción violenta de vándalos (silingos y asdingos), alanos y suevos, y estaban destrozando lo que era uno de los graneros del Imperio. Los visigodos se emplearon con notable eficacia y en poco tiempo destruyeron a una de las ramas vándalas y a los alanos, obligaron a los vándalos supervivientes a embarcarse rumbo a Cartago y dejaron a los suevos arrinconados en el noroeste, donde Leovigildo acabaría de liquidar su reino.

¿Llegaron a mezclarse visigodos e hispanorromanos?
Por supuesto. Cuando llegaron los musulmanes, la fusión se había completado en la práctica, al punto de que es imposible en una tumba de la época distinguir si su ocupante fue godo o hispano. Habían entrado ya en otro momento histórico.

Toledo se convirtió en la capital de los visigodos en territorio peninsular. ¿Fue la la ciudad más importante en la que se establecieron?
Sin duda sí, aunque Mérida, Sevilla, Zaragoza, Tarragona o Nimes no le fueron a la zaga. Pero, al ser la capital, fue inevitable que se convirtiera en el eje de gravedad de muchos sucesos trascendentales, empezando por los archifamosos Concilios de Toledo.

Los visigodos permanecieron en la península ibérica más de dos siglos.

¿Quedó toda la península ibérica bajo dominio godo o hubo focos de resistencia (bizantinos, cántabros, otros pueblos bárbaros)?
La palabra resistencia es equívoca. El desorden final del Imperio trajo como consecuencia que élites locales se hicieran con el poder (Córdoba, provincia de Cantabria), en otros se volviera al orden tribal (araucones, sappi) y los poco romanizados volvieran la espalda a la nueva situación: astures, cántabros, vascones. Aparte de las zonas controladas por los suevos, que era la vieja provincia de la Gallaecia, a la que no hay que confundir con Galicia, aunque el nombre venga de ahí, pero sus límites no eran los mismos.

¿Qué tipo de estado establecieron los godos en nuestras tierras? ¿Fundaron provincias, capitales?
El estado fue evolutivo. Se le define como una monarquía de base teocrática porque, a partir de Recaredo, con la conversión al catolicismo, se creó una alianza entre la corona y los obispos. En lo territorial, respetaron la vieja división romana en provincias Gallaecia, Tarraconense, Lusitania, Bética y Carthaginense. Y esas las dividieron en territorios más pequeños que básicamente seguían divisiones romanas. En eso, no se complicaron la vida.

De toda la pléyade de monarcas godos que reinaron aquí, ¿quién resultó más decisivo, a su entender, para el progreso de su pueblo en la península?
Leovigildo y Recaredo. Son un tándem inseparable. El primero llevó a cabo la unificación territorial y el segundo la religiosa que, en aquel tiempo, implicaba el camino de la unificación social.

Y de las ciudades en las que se establecieron, ¿cuáles fueron las más importantes?
Las capitales de las cinco provincias (Toledo, Mérida, Sevilla, Zaragoza o Tarragona) y algunas otras con peso, como Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara) o Minateda (Albacete) Pero no fueron enclaves, sino asentamientos, puesto que no vivieron separados de los hispanos.

¿Qué vestigios geográficos y patrimoniales más destacados permanecen del paso de los godos por la península?
Sobre todo necrópolis, iglesias, etc. Piedra. Y a la piedra debemos sumar los tesoros que fueron apareciendo, con inestimables muestras de su joyería.

El escritor madrileño combina el ensayo con la novela histórica y fantástica.

Precisamente, tras los hallazgos de los tesoros godos de Guarrazar y Torredonjineno, ¿puede haber alguno más enterrado o escondido en nuestro territorio?
Hemos de suponer que sí. Esperemos que lo encuentre gente con cabeza y no saqueadores, que están destrozando nuestro patrimonio arqueológico desde hace décadas sin que nadie haga realmente nada.

¿Qué resto visigodo de nuestro territorio le atrae por su singularidad o le llama más la atención?
Santa María de Melque, en la provincia de Toledo. Una iglesia fascinante, muestra de la evolución que supuso la época visigoda a partir de la arquitectura romana.

Recópolis, en la localidad alcarreña de Zorita de los Canes, es la única ciudad visigoda cuyo legado permanece en Europa ¿Qué supuso este enclave para los godos?
Una decisión de Leovigildo, la fundación de una ciudad de nuevo cuño como símbolo de los nuevos tiempos que él quería llevar al reino. Fue sobre todo un símbolo.

¿Por qué perdieron los godos en Guadalete contra los musulmanes poniendo fin así a su dominio en la península ibérica?
La batalla de Guadalete pertenece a la leyenda. La derrota no se habría producido de no estar inmerso el reino visigodo en una guerra civil por el poder. Y no habría sido concluyente si no se hubiese producido en un momento de debilidad tal que nadie puedo aglutinar la resistencia que, aunque tenaz, fue descoordinada.

¿Es una leyenda urbana que los godos custodiaron la mesa de Salomón y que ésta permaneció en Toledo?
Urbana no, antigua. Basada en hechos reales, puesto que esa mesa estaba en el tesoro de Roma y Alarico I se apoderó de ella. Las propias crónicas árabes dicen que la capturaron con el resto del tesoro visigodo en Toledo. Pero, qué fue de ella después, eso pertenece a la fábula.

¿Qué perdura de la cultura visigótica en nuestra sociedad actual? ¿Cuál es el legado que nos han transmitido?
Retazos. La terminación Z (Fernández, Martínez, López), por ejemplo, nos viene de ellos.

¿Son los godos los grandes desconocidos de nuestra historia?
Nuestra historia nos es desconocida en general, por desgracia. No es algo que se mime y sí que se manipule demasiado a menudo.

¿Qué es lo que más le atrae de este pueblo para haberle dedicado un libro?
Justo que la manipulación histórica ha hecho de ellos no unos desconocidos, sino unos sobre los que se tienen ideas equivocadas, que es peor.

Si tuviera que destacar un lugar con historia de nuestro territorio, ¿cuál sería?
Todos. Hay tantos que a veces creo que nuestra desidia tiene su lado bueno, pues nos ha permitido evitar que algunas de nuestras poblaciones se conviertan en museos, en parques temáticos de ellas mismas, con lo que de muerte vital tiene eso.

Y de los que ha visitado, ¿con cuál se queda?
Con todos.

¿Qué época de España encuentra más atractiva si tuvieras que escoger un destino para visitar?
De nuevo casi todas. Nuestra historia es turbulenta, por desgracia para los que lo vivieron y para suerte de los escritores como yo.

León Arsenal ambientará su nueva novela en el sur de la península ibérica.

¿Y para escribir un nuevo libro?
Muchas y me gusta saltar. La próxima novela, a punto ya de salir, se desarrolla durante el asedio de Teba, en Málaga, y cómo ahí se perdió el corazón del rey escocés Robert Bruce. Materia no falta.

Cuando viaja, ¿es la historia y el patrimonio del destino que escoge uno de los principales motivos de su aventura?
No. Viajar es un placer para los sentidos y eso abarca el pasado y sus restos, pero también el presente y sus frutos.

¿Utiliza el pasado de los lugares que visita como motivo para dedicarles un libro o escoge otras características?
Tampoco, aunque a veces una visita me da pistas para una historia.

¿Con qué reclamos cuenta nuestro país para ser visitado? ¿Es la historia y su patrimonio uno de ellos?
Es uno y el sol y playa otro. También tenemos el turismo idiomático, que no lo estamos explotando ni de lejos como debíamos y podríamos.

¿Considera que España es uno de los destinos más recomendables para conocer por su pasado histórico?
Hay muchos. No caigamos en un nacionalismo pueril de creernos más de lo que somos. España es el segundo país del mundo con más patrimonio cultural material e inmaterial, solo detrás de México. Pero el mundo es grande y hay mucho que ver.

¿Cree que en España se prima más el turismo de sol y playa que el cultural o histórico?
Se prima un turismo de sol y playa barato, pero mal remedio tiene. Como se premia el turismo de botellón, pastilla y desparrame que es pan para hoy y hambre para mañana. En cuanto al turismo cultural, creo que también los poderes políticos perdieron la cabeza. Tenemos un inmenso patrimonio cultural. Pero lo que no puede creer la gente es que todas y cada una de las poblaciones monumentales españolas pueden vivir del turismo cultural. No hay visitantes interiores y exteriores para tanto. Hay que poner las cosas en su justa medida y saber qué posibilidades turísticas reales se tiene, antes de lanzarse a quimeras que solo causan pérdidas económicas y frustración. Hay que tener un poco más de cabeza, pero eso parece que aquí no abunda. O tal vez lo que abundan son los vendedores de humo.