Entrevista a Lidia Martín, documentalista y vallisoletana

Publicado el 03 noviembre 2011 por Ruta42 @ruta42
 Lidia posa para Ruta 42.
Directora de cine y cortometrajes, autora del documental “Memorias de la Esperanza”. Vivió en Berlín entre 1986 y 1991, estudiando Pantomima y teatro con el método del Actors Studio de la mano de Herbert Fischer, además de cursar estudios de Imagen y Sonido en la universidad de Valencia.
Su último documental, “El retorno del Avefría”, se ha realizado en Valladolid durante las fechas del TAC con este como tema principal, siendo presentado durante la pasada Seminci.
Actualmente compagina su actividad profesional de directora y productora con la realización de talleres dentro de la Uva.
A un clic la entrevista que Maje y yo mismo tuvimos oportunidad de hacerle.
¿Cuándo empiezas con el tema de documentales?
Pues hace más de 10 años en Valencia, vivía allí. Terminé Imagen y Sonido y me metí a hacer cursillos de guiones de ficción y al poco descubrí que había un taller de documental y es cuando empezó a apasionarme.
Me parecía más accesible, sencillo y humano.
En realidad está muy mal interpretado por la televisión. El documental no es un reportaje, que es lo que muchas veces se entiende de forma popular. El real, el originario tiene más que ver con el arte que con la ficción, muchísimo más.
¿En qué momento decides ir por la vía del mundo de la imagen?
Yo vivía en Valladolid cuando había muchísimos cineclubs de autor, recuerdo por ejemplo unos cuantos en la sala Borja, todo eso a finales de los 70. Era normal ir al cine tres veces a la semana por nada de dinero, eso me formó. Recuerdo que una de mis primeras películas más fuertes fue Portero de noche dirigida por Liliana Cavani, que es potentísima y me impresionó mucho.
Después me metí al teatro, estuve un año en teloncillo. También danza y pantomima, finalmente volví a España para hacer Imagen y Sonido. Necesité más años para darme cuenta de lo que quería.
¿Y porqué te marchaste?
Se me quedaba pequeño Valladolid. Estuve en París y Berlín haciendo el método, también en Italia.
¿No hubiera sido más práctico hacerlo en uno de estos lugares en vez de regresar?
Sí, pero ya sabes. Tienes una relación, te enamoras... además las chicas que a veces dejamos de ser nosotras mismas... Entonces vinimos a España mi pareja y yo, estuvimos en el Mediterráneo. Yo estaba embarazada y pensé “Yo no me quedo en casa a limpiar el polvo”, y así llegué a la universidad para estudiar.
Antes has dicho que el documental es muy cercano a las artes ¿Por eso en “El retorno del avefría” te has acercado al TAC?
Es un encargo, pero dentro de eso me dejaron libertad. El tema era el teatro de calle, yo he sido feliz durante mes y medio ya que he hecho lo que he querido, dentro de lo que me dejaban los temas técnicos. Yo he hecho el guión y buscado lo que quería expresar, realmente cuento que me marché pensando que era una ciudad feísima y he vuelto pensando que era preciosa.
Mucho de lo que vemos en el documental es de danza ¿Porqué esa elección?
Me pidieron que hiciera algún teatro dentro de algún sitio cerrado, aunque intenté no hacerlo mucho ya que el tema era el teatro de calle y significa otras cosas. Ya con eso hacía mis interpretaciones.
Por ejemplo está el uso recurrente de una silla vacía, que podemos ver en varios planos.
Está esperando a que llegue el espectador o es que está ya allí. La silla la tengo yo en casa, todos los días la saludo. Un documental tiene una evolución muy de cuento, surgió por querer yo hacer preguntas totalmente absurdas a la gente cerca de los espectáculos, por cuestiones de tiempo no podíamos así que Eduardo López, el asistente de dirección, propuso que fueran respuestas en off y a partir de ahí pensé en poner de esta forma los textos que quería meter y que eran importantes para mí. Además ¿qué mejor que ponerlos en lengua extranjera?
Además entre los idiomas están francés y alemán.
Francés, alemán, chino, griego y euskera.
¿Y porqué esos?
El Alemán por todo lo que tiene que ver con mi pasado y los otros son muy viejos, en parte por eso. Pero eso te lo digo ahora, realmente no sé lo que me llevó a la elección. Hay una fuerza extraña cuando tratas con la creatividad.
¿Cuánto de biográfico hay en este encargo?
Un 90 por ciento, partiendo de que el guión lo he hecho yo y es todo el rato una mujer que habla en primera persona. He dicho todo lo que quería decir.
¿Y ha cambiado mucho esta ciudad en tu tiempo fuera?
Quizá no tanto, aunque sí, pero lo que pasa es que tu punto de vista al volver es diferente.
A mucha gente le pasa lo mismo que a tí, que en un momento dado deciden irse fuera por que se les queda pequeña Valladolid.
Debería pasarle a todo el mundo, irse fuera es una vivencia importante. No el dejar un sitio, el buscar experiencia nuevas, ya sea de una forma o de otra, es algo que es fundamental.
¿Qué autor te ha marcado más?
Chris Marker sin duda, a mí me ha cambiado la vida. Es un autor de documentales, todavía vive aunque es muy mayor, mezcla la poesía con el género. No te cuenta cualquier chorrada, son historias transcendentales, muy importantes para la vida y siempre muy unidas al cine.
¿Cuántas horas habéis grabado para “El retorno del Avefría”?
Seguramente más de 10 o 15, no sé exactamente. Es muy de puzzle, vas pegando imágenes muy diferentes para dar un sentido que en nuestro día a día no tenemos.
Yo me entiendo muy bien con mi director de fotografía, con cuatro frases él sabe lo que quiero que grabe. La suerte es que ni él ni Eduardo López son de aquí, así que no tienen los prejuicios que a veces nosotros sí, solo ganas de hacerlo y se sorprendieron mucho de lo que vieron esos días, estaban asombrados siempre.
A ellos les sorprendió nuestra ciudad, pero a veces parece que a los que somos de aquí no.
Hay una molesta experiencia que he aprendido y es que los castellanos somos muy negativos. No podemos aceptar lo que tenemos o no sabemos hacerlo. No lo potenciamos ni lo valoramos, eso no pasa en Cataluña o El País Vasco. Nuestra historia de imperialismo la llevamos colgada y tenemos que saber distanciarnos de ella y lo que conlleva.
Aquí siempre está el no por delante. Tú preguntas si te van ayudar y te dicen cosas estilo “No, no tengo tiempo”, aunque luego igual puedan y saquen unas horas, pero de primeras es no.
¿Y qué hace que un documental sea bueno?
Que te haga sentirte viva.
¿Hasta que punto el documental refleja la realidad o la manipula?
La manipulación es algo intencionado y con unas miras, todo lo manipulamos pero no en una dirección. Un documental está influido por el autor, pero hay que diferenciar entre esto y lo otro, todos sabemos lo que es la manipulación, todos los días la vemos y la escuchamos.
¿Qué papel juega la música en tu trabajo?
La música me orientó en “El retorno del Avefría”. Hay una música que es renacentista que la busqué para las imágenes del museo de San Gregorio, no pegaba la otra que era más de zíngaros. Coincidió que un día nos encontramos con un grupo que iba tocando, no fue nada planeado pero quedó muy bien y casaba con todo lo demás.
En el documental hay que saber aprovechar las cosas, tanto las que hay y las que no.
De un tiempo a esta parte estamos viendo cada vez más en festivales y muestras, pero no en las salas. ¿Llegará un momento en que se exhiba de forma comercial?
Ya lo has dicho tú, será por medio de festivales. Las salas comerciales son eso, comerciales, y tampoco todo lo que llegan son películas muy buenas.
No es pesimismo, pero yo creo que nunca lo hará.
¿Y el auge de estos últimos tiempos?
Porque afortunadamente cada vez se valora más. Hay formas de expresarse que son más baratas que el cine, y una de ellas es esta. Si ves un plano de algunas películas piensas “Con lo que ha costado yo tengo para todo un proyecto”.
¿Cómo ves la industria audiovisual en Valladolid?
En Valladolid no hay nada. Pero yo llevo aquí muy poco tiempo y vengo con mis contactos de fuera, en varios países. Estoy de nuevo en la ciudad por otras razones personales, de hecho de todos los proyectos que tengo solo hay uno aquí.
¿Nos puedes adelantar algo?
También del teatro, es algo muy bonito. Es sobre una persona que falleció al poco de llegar yo aquí y nunca llegué a conocerla muy bien.
¿Estamos hablando de Fernando Urdiales?
Sí, ese mismo.
También está Arturo Dueñas preparando un documental sobre el tema.
Sí, pero él lo está enfocando sobre su grupo de teatro, sobre Corsario. Yo era muy joven cuando empezó todo, y yo no estaba al nivel de Urdiales. Al volver y encontrarme con su muerte, y que sigue casi en el mismo punto, no de profesionalidad que es todo lo contrario, me refiero a la importancia que tiene el teatro aquí y que sigue siendo la misma que hace décadas.
Mi documental es un homenaje a Valladolid, también al TAC, pero si sabes verlo es para la ciudad.
¿Y qué ha sido lo mejor y lo peor de volver?
Lo mejor el encontrarme con una ciudad maravillosa que sí existe, y lo peor el amoldarse de nuevo, no por Valladolid si no por que han pasado 20 años y tienes que ajustarte.
Muchas gracias Lidia.