Edurne Luque Álvarez está estudiando, en la actualidad, 2º de Bachillerato en el INS Jaume I de Salou (Tarragona). Este curso he tenido la alegría de autorizarle su trabajo de investigación que ha dedicado a analizar algunas obras de la escritora Maite Carranza. Pues bien, gracias a la amabilidad y buen hacer de Maite Carranza, Edurne pudo entrevistarla con amplitud el pasado 19 de enero. A continuación el lector podrá leer esta entrevista íntegra. (Anabel Sáiz Ripoll)
Entrevista a Maite Carranza Por Edurne Luque ÁlvarezTal y como ha comentado mi tutora, Anabel Sáiz Ripoll, el 19 de enero de 2013 pudimos entrevistar a la propia Maite Carranza. La visita duró aproximadamente una hora y media y, aunque sus respuestas fueron bastante extensas, la entrevista se ha transcrito íntegra porque consideramos que es un documento excepcional y muy directo. P. ¿Por qué decidiste dedicarte a la escritura?
R. Menuda pregunta, ¿no? (risas) Porque me gustaba escribir y leer y desde siempre había escrito. Cuando comienzas a escribir no sabes si te dedicarás a ello o no, ya que dedicarte profesionalmente es una ambición que todo el mundo tiene, pero cuando empiezas es un hobby y lo tienes que compaginar con otros trabajos, en mi caso con el trabajo de profesora, ya que yo empecé a escribir cuando era profesora en un instituto y durante muchos años lo he compaginado con otras tareas. Si se considera el guión como escritura, se puede decir que me dediqué a partir del año 92, pero la ilusión de dedicarme a escribir comenzó desde que yo era una gran lectora y soñaba siempre con poder escribir algo tan bonito como lo que leía y como considero que no lo he conseguido todavía, continuo escribiendo.
R. Porque empecé a escribir relatos cortos con protagonistas jóvenes y algunos de los que eran más jóvenes y humorísticos ganaron premios. Entonces alguien me dijo que se me daba bien la literatura juvenil y humorística y ahí fue cuando empecé con mi primera novela, en la cual la protagonista tenía once años. Cuando la acabé decidí presentarla al Folch i Torres y fue así como comencé en el ámbito de la literatura infantil y juvenil.
P. ¿El hecho de que hayas trabajado como profesora en un instituto ha influenciado en que posteriormente te hayas dedicado a la literatura juvenil?
R. De hecho yo empecé a escribir cuando ejercía como profesora, pero es cierto que eso es lo que me facilitaba saber que leían los chicos en aquella edad y que es lo que les interesaba. Cuando comencé a escribir, empecé a darme cuenta de que seguramente mis lectores eran mis propios alumnos y eso me permitió discernir entre lo que algunos escritores creían que a los chicos les gustaba y lo que les interesaba de verdad porque yo me había dado cuenta de que rechazaban según que libros y que algunas lecturas de mi infancia y de mi juventud ya no les interesaban o ya no eran capaces de comprenderlas, es decir, una literatura demasiado descriptiva y discursiva que a mí me gustaba les resultaba muy pesada a mis alumnos. Así que yo creo que sí que tuvo algo que ver el afinar el estilo o el tipo de historias poco a poco.
R. Si el libro lo requiere, sí. Si es un libro de experiencias personales sobre vivencias o situaciones cotidianas no me hace falta, como ocurre en ¡Frena, Cándida, frena!, el cual trata sobre el día a día y las experiencias personales desde mi propio recuerdo o vivencia. Sin embargo, si hablo de otros mundos u otras épocas y lugares sí que me documento. En La Guerra de las Brujas la documentación fue lo más difícil, porque me ocupó casi más que la escritura ya que para documentarme leí muchísimos libros e hice bastantes prospecciones en muchos ámbitos como el de los antropólogos, los folkloristas, la literatura tradicional y clásica… hasta definir el universo de brujas que quería crear. En general creo que dediqué unos seis meses a sumergirme en la documentación. No quiere decir que estuviera todo el día leyendo, pero sí que fui a visitar brujas y fui mitigando, así que la documentación fue más larga que la propia escritura.
P. En algunos de tus libros es frecuente que aparezcan seres mágicos o personajes con alguna cualidad especial que los hace diferentes al resto. Además, los bosques y los paisajes del norte también suelen aparecer, ¿a qué se debe la aparición de estas recurrentes características?
R. De hecho, los seres mágicos son más bien propios de Magia de una noche de verano, pero sí que es cierto que los territorios mágicos son los bosques, aunque eso ya forma parte de la tradición mágica, ya que los espacios no civilizados que continúan perteneciendo al mundo profano son los bosques, los cuales siempre han sido, desde la tradición oral y la leyenda, espacios prohibidos y peligrosos. Atravesar un bosque en épocas como la Edad Media era siempre motivo de alerta y un peligro. Cuando alguien entraba en un bosque no se sabía si podría volver a salir o no, y cuando no lo hacía, se sugería que la persona que había atravesado ese bosque había quedado atrapada por su magia. Es cierto que los bosques forman parte del misterio y la magia y siempre se ha dicho que estaban habitados por seres mágicos y si hablaba de ello evidentemente tenía que sacar a los bosques. Además, en los bosques siempre hay árboles sagrados que tienen un papel importante en la magia. Los celtas, los druidas, los romanos…a su manera, todos sentían cierto respeto y admiración por los bosques, los cuales tienen ese elemento añadido de magia y espacio especial.
P. ¿Te basas en el comportamiento de los jóvenes de hoy en día para definir la personalidad de los personajes de tus obras?
R. Sí, es decir, no he hecho ningún estudio a fondo al respecto pero si un personaje no tiene un conflicto vital para resolver no existe como personaje. En cada momento de mi vida, los conflictos de los jóvenes se han parecido pero han tenido a veces una vestimenta diferente, así que el conflicto generacional que podía haber en los años 60 es diferente del que puede haber en los años 2000. En los 60 los padres y los hijos vivían en dos mundos irreconciliables, los hijos no tenían otro remedio que marchar de casa con dieciocho años y comenzar una nueva vida. Ahora los jóvenes actuales viven en sus casas sin ningún problema hasta los treinta años y ese conflicto de convivencia no existe porque los padres han adaptado a sus vidas muchos elementos que antes formaban parte de la vida de los jóvenes de antes, con lo cual puede existir una convivencia ideológica. Así pues, los libros de los años 80 son diferentes a los de los años 2000 porque voy reflejando lo que voy viendo y escuchando. Por ejemplo, el friki de Magia de una noche de verano era impensable en los años 80, entre otras cosas porque no existían ni internet ni los ordenadores y por lo tanto los frikis no existían. En todo caso eran chalados que hacían cosas diferentes, pero ese concepto de alguien que está enchufado a la red era más equiparable a mi propia personalidad de lectora compulsiva que vivía en otro mundo pero a través de los libros, pero no tenía una connotación tan divertida como la de los frikis actuales que hasta pertenecen a una tribu. El envoltorio y lo que define al personaje se modifica a lo largo de los años, así que sí que me inspiro en lo que me rodea, como en mis hijos, ya que yo he ido escribiendo libros a medida que ellos han ido creciendo y he ido viendo y aprendiendo a través de ellos, sus amigos, mis sobrinos, mis alumnos, mis vecinos… del mundo que me rodea, que va siendo como una esponja y te ayuda a ir viendo la realidad.
P. ¿Cuál es tu principal objetivo a la hora de escribir una novela?
R. Pues, en una palabra, emocionar. Si alguien sale de una película, una obra de teatro o de la lectura de un libro emocionado, significa que sea como sea esa historia le ha llegado a lo más íntimo, y si alguien me dice ‘’he llorado’’ o ‘’me he reído mucho’’ siento que he conseguido lo que pretendía, porque si tu ríes es que compartes las vicisitudes de esos personajes y te pones en la piel de esa historia, ya que estas riéndote porque esa situación te parece risible, con lo cual estás dentro, y si tu lloras es exactamente igual. Cuando lloras quiere decir que te conmueves, compartes y estás sufriendo en carne propia los problemas de esos personajes y creo que eso es lo principal, al margen de que ‘’la historia me haya interesado’’ o que ‘’no haya podido dejarlo’’, ya que si el libro te conmueve continuas y con las emociones es con lo que nos sentimos bien los humanos, sea en el ámbito que sea.
P. ¿Crees que actualmente se le da la suficiente importancia a la literatura juvenil e infantil?
R. Nunca la ha tenido en España, la verdad es que yo creo que ahora tiene más que antes porque se ha demostrado que genera ingresos para las editoriales. Es decir, los productos juveniles e infantiles bien vendidos pueden ser exitosos y eso, cuando yo empecé hace veintisiete años, no se sabía, con lo cual la literatura juvenil e infantil era un tipo de sub-literatura que existía al margen de la literatura con mayúsculas. Personalmente creo que ahora sí que hay una mejor valoración y consideración, pero a pesar de todo no hay una equiparación.
P. A la hora de escribir, ¿te planteas transmitir algún mensaje moral o didáctico?
R. No, eso sí que no, y además me lo han reprochado más de una vez porque eso es lo que se espera de la literatura juvenil, que al final siempre haya una conclusión, una moralina o un aprendizaje. Evidentemente yo escribo de acuerdo con mi ideología, entonces no voy a escribir mensajes misóginos ni violentos ni a transmitir como positivos esos elementos, pero tampoco no pretendo que los jóvenes que lean mis libros estén aprendiendo una lección de socialización. Para ser triunfadores en la vida, que es lo que se vende, se supone tienes que ser obediente, estudioso, buena persona… y eso es lo que no pretendo ni quiero hacer. Creo que cada cual tiene que buscarse su propio camino, que están bastante trillados en general, así que lo que intento mostrar es que precisamente en los conflictos y en las pequeñas revoluciones personales de los jóvenes es donde se consigue darle la vuelta a los preceptos de la sociedad en que vivimos.
P. ¿En qué o quién te basaste para crear un personaje como el de Cándida?
R. La verdad es que Cándida no fue un personaje especialmente meditado, sino que salió como contraste, ya que el protagonista en principio era su hermano, Gaudenci, quien era el origen y el generador de esa familia y esa historia. Gaudenci era un niño muy tierno, soñador, lector, incomprendido y un poco víctima de la escuela, los matones, su hermana y todos los que iban pisando fuerte por el mundo. Cándida era la mala y la que arrasaba, y esa hermana adolescente que machacaba al pobre Gaudenci acabó convirtiéndose poco a poco en la protagonista. En realidad Cándida es un personaje que puede existir y que de hecho es muy sólido y convincente, porque Cándida lo que tiene es una energía que le falta a Gaudenci, que es mucho más espiritual y místico.
P. ¿Algunas de las historias que se relatan en este libro están basadas en tus propias experiencias?
R. Cuando escribí Cándida tenía unos treinta años y a esa edad te das cuenta que no marcan tanto las experiencias con los hermanos como con la vida propia. Si llevas quince años fuera de casa no narras tu propia vida, eso no quiere decir que todo lo que hayas vivido no lo hagas servir en un momento u otro, pero no fue ni mucho menos una explicación de mi vida personal cuando yo tenía la edad de Cándida, eso quedaba muy lejos para mí.
R. Yo estudié antropología y nunca ejercí como antropóloga, pero lo que sí que hice fue empezar una tesina de investigación al acabar la carrera y ésta trataba sobre demonología. Entonces me interesé especialmente en la figura del demonio en la tradición folclórica catalana y a partir de ahí me aparecieron las brujas por todas partes, ya que éstas eran las acompañantes habituales de los elementos demoníacos en la tradición oral, el folclore, las canciones… y pensé que el tema de las brujas y la brujería actual era muy interesante. Así fue como mi curiosidad empezó en los años 80 con esa primera investigación y después continuó a partir de la curiosidad por el mundo de la narrativa oral y la fantasía asociada a la bruja. También es verdad que, respecto a los cuentos infantiles, me molestaba la figura de la bruja, ¿por qué la bruja tenia ser vieja, con verrugas, encorvada, malvada…? ¿Por qué no podía ser una bruja joven, hermosa, cercana o amiga?
R. La verdad es que no. Mientras la escribía me di cuenta de que había esas similitudes. De hecho, esta novela es una fusión entre dos novelas y en principio estaba planificada en una clave realista y policíaca que no me acababa de convencer. En el año 2001, mi hija Júlia, que por entonces tenía quince años, fue a Dublín a estudiar en verano y las historias que me explicó eran tan divertidas que dije que ese tema de los españoles que salen al mundo a aprender inglés y lo que se encuentran tenía que ser un punto de partida. En sí era una comedia y eso ya estaba diseñado para ser escrito en 2001, pero eso sin que aparecieran duendes ni nada y como no pude escribirla ese verano, pase a escribir ¿Quieres ser el novio de mi hermana? Después, cuando acabé con La Guerra de las brujas, me quedaron en otro cajón historias de hadas, pues éstas estaban muy relacionadas con las brujas y yo quería escribir sobre esas hadas malvadas y perversas que se reían de los humanos. De esa manera me propuse escribir sobre las hadas porque era un tema que a mí me gustaba y luego caí en que la acción de Magia de verano se desarrollaba en Irlanda, patria de las hadas y los duendes, y me propuse hacer que hubiese un elemento mágico que estuviera mezclado con la trama que desde un principio tenía pensada. Cuando me documenté sobre las leyendas irlandesas descubrí que existían los Tuatha Dé Dannan, el monarca Finvana y la celosa Oonagh, así que eso no me lo inventé yo, ya que existía realmente. Luego me inventé el personaje de C.C, que se basaba en mi propio hijo, que por entonces era un friki. Finalmente, después de esa fusión me di cuenta de que los personajes de los que yo hablaba en la historia eran los mismos personajes de Shakespeare, es decir, la reina casquivana y el rey celoso, pero cambiados. Así que estoy segura de que probablemente Shakespeare también se inspiró en estos personajes para crear a Oberón y Titania. Al final, como me di cuenta de que prácticamente estaba haciendo un remake de Sueño de una noche de verano, decidí ponerle un nombre que en lugar de evitar parecerse a la obra, fuera una especie de homenaje.
P. Palabras envenenadas, tu novela más comprometida, está narrada desde la perspectiva de los personajes principales e incluso en primera persona por la protagonista de la obra. ¿Fue duro meterse en la piel de estos personajes para narrar la historia?
R. La verdad es que me obligué y me impuse hablar en primera persona con Bárbara y eso fue lo más difícil de la historia. Me resultó fácil explicar la versión de Lozano porque era muy técnica, ya que es él quien explica el caso y le comenta a su sucesor todos los datos importantes para entender el juego en el que están, por lo tanto el personaje es fácil de ser explicado porque además tiene su corazoncito y su ternura. La madre también me fue fácil porque es un personaje cercano, ya que yo soy madre y nuestra maldición es sufrir por los hijos y, por lo tanto, el personaje de la madre sufriente, doliente y culpable es para mí fácil de explicar. La amiga, Eva Carrasco, también, porque no deja de ser un personaje como muchos otros que he narrado, ya que es una chica joven en la cual existe esa vinculación íntima con la amiga y aunque seamos mayores, las mujeres también tenemos amigas íntimas y las relaciones se mantienen también de una forma parecida. Ahora bien, con Bárbara fue una situación realmente difícil de asumir, pero quise hacerlo porque ella no piensa ni siente como una persona racional, ya que piensa, siente y habla desde la manipulación psicológica a la que ha sido sometida a lo largo de toda su vida, con lo cual es un personaje enfermo y con un discurso equivocado sobre ella misma. Bárbara se autodenomina como si fuera mala, sucia y culpable y eso es lo que las víctimas de abusos sienten, ya que se lo han hecho creer y han sido víctimas de esa manipulación psicológica y eso es lo más triste y lo que más incomprensible se hace. Esa joven no podrá nunca explicarle a alguien adulto lo que le ocurre porque ella se considera la mala y yo quería explicarlo desde la primera persona, porque es más comprometida y permite que el lector se enfade con Bárbara y le diga ‘’¿pero tú eres tonta? ¿Cómo te puedes creer lo que te han dicho y cómo es posible que te sientas así cuando tú estás encerrada y te están violando y pegando, impidiéndote ser una persona libre y feliz? ’’
R. Bueno, desde los años 90 yo me he dedicado en paralelo a escribir novelas juveniles e infantiles y a los guiones de televisión. Por una parte he escrito guiones para series de televisión dramáticas, pero después también he escrito unas cinco tv movies o tele films y todos se movían en esta misma línea. En principio Palabras envenenadas era una propuesta de tv movie, pero cuando el resultado de las que yo había hecho me decepcionó porque intervenía mucha gente y la voz original quedaba diluida, decidí escribirla como novela y adaptarla después si hacía falta. Incluso ahora la estoy adaptando yo y el modelo es el libro y no las ideas geniales de un director. Lo que tampoco estaba previsto era que fuese una novela para jóvenes, porque en principio quería que fuera para adultos, pero después probé a presentárselo a un lector juvenil para ver si había o no rechazo. Sin embargo, la obra finalmente ha pasado todos esos obstáculos, así que es se puede decir que estoy encantada.
Gracias, Maite, por tu generosidad en las respuestas. Más información sobre la autora en su web www.maitecarranza.com