Entrevista a María, ecuatoriana dedicada al servicio doméstico en Zaragoza

Publicado el 06 junio 2011 por Hogaradas @hogaradas

María, empleada doméstica ecuatoriana afincada en Zaragoza, reflexiona sobre los hogares en los que está involucrada desde que comenzó su proyecto migratorio.
D.:żCómo era tu hogar antes de partir?

María E.:Vivía sola en Quito. Mi hijo estaba con mi familia, porque era el único nieto y era todo lo que tenían mis padres. Allí empecé un negocio y salió mal, así que aquí estoy.

D.: żCómo son el hogar en el que trabajas y tu propio trabajo?

M. E.: Trabajo un día por semana, el domingo: cubro el día de fiesta de otra cuidadora. Entro a las 9h y salgo a las 22.30h. Cuido a una anciana, pero también hago todo lo que hay que hacer en una casa. Por la mańana, le miro el azúcar, doy el desayuno, las pastillas, le cambio y le pongo los pańales. Después de la comida, empieza lo peor del día: vestirla y bajar a la plaza, subir enseguida, desvestirla, vestirla otra vez y bajar, sin parar de responder a la pregunta: “Estoy tan mala... żpor qué estoy tan mala?” Y ni se te ocurra no responder... Luego la cena, la cambio y a dormir. Ya no quiero el trabajo de interna porque el último me fue fatal. Me dijeron que la “seńora” estaba fresquita como una rosa, pero la única cosa fresca que tenía era la lengua. Un rottweiler tiene mejor genio. Se despertaba por la noche y era terrible. Era muy difícil para salir de la cama, para cambiarse, para ir a la calle; una tortura. Tuve que irme. Todo eso por 750 euros. Una conocida de El Salvador empezó a trabajar de interna cobrando 500 euros, y al llegar el fin de mes le descontaron 200 euros de la habitación. Y tiene problemas en la espalda y aun así tenía que mover a los ancianos. Abusan tanto en esos servicios... Este trabajo en sí es un abuso.

D.: Háblanos de tu hogar en Zaragoza.

M. E.: El mayor cambio es vivir con más gente. Comparto habitación con tres. Me gusta alguien aquí, pero no he hecho otra familia: el sueldo y la falta de tiempo no me dejan. A esta persona la conocí cuando no trabajaba de interna, pero cuando empecé fue fatal y nos distanciamos: tenía fiesta cada 15 días, y estaba estresada y agotada. Los ancianos que no se valen por sí solos son agotadores. Estoy en contra del servicio doméstico: las personas que no se valen por sí mismas deberían estar en una residencia..

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