Mayte Esteban (Guadalajara, 1970) apostó en la primera década del siglo por la autoedición en papel. Después de ganar dos certámenes de relato breve (2008 y 2009) decidió invertir el dinero de los premios en autoeditar una novela, La arena del reloj, un relato intimista a dos voces escrito en 2006. Tras ella, para documentar una charla que impartió sobre autoedición en la biblioteca Almudena Grandes (Azuqueca de Henares) decidió utilizar como ejemplo y conejillo de indias su primera novela, escrita con apenas 19 años, Su chico de alquiler. Ambas recolectaron para ella lectores que le pedían que siguiera contando historias.
Meses después, a ellas se sumó otra novela juvenil, El medallón de la magia, y en 2012, con la llegada a España de Amazon, fue una de las primeras autoras que destacó en la plataforma. Sus tres novelas ocuparon las primeras posiciones del top de las más vendidas en sus categorías durante años y ocuparon varias semanas el top 100 general.
Sin embargo, tuvo que llegar febrero de 2013 para que su nombre empezara a sonar con más fuerza. La publicación digital de Detrás del cristal la coloca el primer día en el top 100 de Amazon y en pocos días en el top ten de las obras más vendidas y número 1 de romántica. De ahí no se mueve hasta cinco meses después, cuando es retirada de la plataforma como novela independiente para quedarse bajo el sello B de Books de Ediciones B. A esto le seguiría la publicación en papel con Vergara (Ediciones B).
En la Navidad de 2014 autoedita Brianda, la segunda parte de El medallón de la magia, por la que fue seleccionada entre los 20 mejores autores de fantasía en España.
En el verano de 2015 se publica La chica de las fotos (HarperCollins Ibérica) novela con la que quedó finalista en el III Premio Digital HQÑ frente a más de 400 novelas, y cuya publicación en papel se produjo en febrero de 2016. En 2017 se publica su segunda novela con esta editorial, Entre puntos suspensivos, una comedia romántica que recupera los personajes de Su chico de alquiler.
En 2017 publica una obra de no ficción, La arquitectura de los sueños (2017), una guía para lectores y escritores sobre la construcción de una novela.
Tras un 2018 en pausa, en el que solo autopublica un relato, Oasis de arena (2018), en 2019 llegan dos publicaciones:
Comer y amar, todo es empezar, (2019) dentro de la colección de HQÑ (HarperCollins Ibérica) Relatos para una noche, un relato con una sabrosa receta.
La colina del almendro (2019), una preciosa historia de amor y superación personal, ambientada en el contexto de la Primera Guerra Mundial.Top Novel (HarperCollins).
En 2020, en pleno confinamiento, publicará primero Brianda, una bruja en tiempos de la Inquisición, que con nueva portada recoge las dos novelas de la bilogía del medallón y un relato contextualizado en el mismo, Doce horas (HQÑ) que narra medio día en la vida de un grupo de habitantes de ese Madrid asolado por el coronavirus.
En septiembre de 2020 se publica de la mano de Top Novel (HarperCollins Ibérica) Años de mentiras, una novela ambientada en el mundo editorial.
Para la Navidad de 2021 ha publicado con HQÑ una comedia romántica contemporánea con mucho humor: Con suerte... en Navidad.
Antes de comenzar me gustaría agradecerte esta entrevista y felicitarte por esta historia.
- Cuando nos dicen te quiero ¿por qué solemos decir "yo también? o si queremos zanjar una discusión decimos "bueno, vale
¿Cómo sería el mundo si quitamos esas frases tan al uso?
Creo que, si muchas más veces fuéramos capaces de expresar nuestros sentimientos con las palabras correctas, todo sería muchísimo mejor. Tendemos a ser muy claros cuando se trata de lo negativo, pero en cuanto a los sentimientos positivos, no sé si porque nos protegemos, nos quedamos muchas veces a medias. Ese "yo también" que le recrimina Mercedes a Andrea es un sentimiento a medias y es muy fácil de remediar.
- Cierto personaje en la historia me gustó mucho y me divertí con ella, puesto que siempre dejaba el café ardiendo y salía corriendo. ¿Lo hace para que las personas hablen y no se dejen nada en el tintero? ¿lo hace como una manía?
Luisa, ese personaje, viene de La chica de las fotos y es así. Es borde, no le importa nada lo que los demás piensen de ella y, como a ella le gusta el café caliente, ni se molesta en ponerlo como se lo piden. Quizá sí es una manera de llamar la atención a la persona que está con ella y que se fije en que, las apariencias, a veces engañan. Ella, a pesar de su brusquedad, engaña mucho.
- Me gustan los motes que se dan en este pueblo adorable, pero en muchos lugares y en algunas situaciones son ofensivos y dañinos ¿cómo los ves tú?
He aprendido en el medio rural que los hay de dos tipos. Unos son los que te definen como alguien de una familia y esos nunca se los toma nadie mal. Yo tenía un alumno, Gonzalo, que siempre escribía Curro en todas partes y un día le pregunté por qué. Orgullosísimo me dijo que era el mote de toda su familia y que a él le gustaba. Están los otros, los que se ponen a espaldas de la gente y que ni siquiera tú mismo sabes que te lo llaman. Esos sí son dañinos.
- ¿Crees que si ponemos un nombre a alguien estamos perdidos? ¿por qué?
Eso se me ocurrió pensando en mi perro, Ulises. Llegó un día a casa porque lo recogió mi hijo. Le acababan de cortar el rabo y lo estaban apedreando y se sintió tan mal que se lo quitó y se lo trajo a casa. Inconscientemente yo le puse ese nombre, pero también advertí que tenían una semana para llevárselo. Ya no se marchó, era una criatura indefensa que me cabía en una mano y que me provocaba una infinita ternura. Ocho años lleva conmigo yo. Creo que sí, que cuando le pones nombre a alguien estás perdido, empieza a formar parte de ti.
- En la novela vemos como un jarrón se rompe en pedazos y tiene que ver con uno de los personajes de la historia (Marcos) y con su padre. ¿Quisiste utilizar esta metáfora de romperse con lo que la ocurre a Andrea en ese momento y lo que le pasó al padre de Marcos? ¿por qué jarrones y no otros elementos?
Es un jarrón porque esto enlaza con La chica de las fotos. Rocío, la protagonista de esa novela que en esta es solo un secundario, era escultora en sus ratos libres porque una de las pocas actividades que había en el pueblo, a la que se apuntó como casi todos, era un taller de cerámica y eso me daba juego. La metáfora del jarrón me gusta, pero también me gusta pensar que, con mucha paciencia, lo que se rompe se puede recomponer. A veces nos rendimos demasiado pronto. Andrea no se rinde, se da tiempo.
- La memoria en esta historia, así como la vejez están muy presentes en la trama. Estamos acostumbrados a asociar esto a la despoblación de algunos lugares de España, pero en este libro vemos como algunos jóvenes han decidido quedarse en el lugar que les vio nacer y crecer. ¿Tenías pensado desde un primer instante el lugar de la historia?
Sí. Grimiel, sin existir, representa a ese mundo rural que se nos muere. Yo vivo en un lugar en el que no hay futuro y es algo que me cuesta mucho trabajo entender. El teletrabajo que ha traído consigo la pandemia nos está demostrando que se puede, de momento, compatibilizar. Ya hay gente que pasa media semana aquí y otra media en la ciudad. Quiero poner de relieve este tema, aunque sea con pinceladas, porque si no hacemos algo, en muy poco tiempo nos quedaremos sin servicios básicos. Sin médico. Sin escuelas. Sin comercios de primera necesidad... Pero se puede vivir aquí, yo llevo 25 años haciéndolo.
- El cuadro de Angustias que es un Murillo son dos personajes maravillosos de la historia, pero ¿por qué decidiste a este pintor y no otro? ¿en qué cuadro de Murillo pensaste al escribir la novela?
Me gusta este pintor, las transparencias que lograba, y poco tiempo antes de ponerme a escribir había estado leyendo un ensayo sobre él, así que me pareció perfecto para mis planes. En este año, curiosamente, ha aparecido un cuadro en unas circunstancias muy parecidas a las que plantea la novela, aunque no ha sido un Murillo. No me acuerdo de qué autor era, pero demuestra que la posibilidad existe.
- ¿Qué pasaría si nos dejásemos guiar por nuestro sentido común?
Creo que el mundo iría mejor y se reduciría el tráfico de Twitter, que ahí está muerto.
- Me gusta la sinceridad infantil sin dobleces y tan directa ¿Cómo sería el mundo si todos tuviésemos dicha forma de decir las cosas?
Si lo dices por Alex, a mí también me encanta esa sinceridad, aunque se la perdonamos porque es un niño pequeño. Algunas de las cosas que suelta por esa boquita, si las dijera un adulto provocarían más de un conflicto.
- ¿Cuál es el trueque más extraño o loco que has escuchado?
Pues no sé, pero aquí he presenciado muchos. Te cambio cuidarte a tu hijo si tú ayudas con los deberes al mío. Te arreglo las baldosas de la terraza si tú me cambias la batería del coche. Te ayudo a pintar la terraza si me invitas a cenar. Por ejemplo. Son favores entre vecinos que en mi mundo son frecuentes y que refuerzan ese sentido de familia que en estos sitios aún no se ha perdido. Mira, cuando empezó la pandemia y no teníamos mascarillas, un día recibí una llamada de una vecina. Me dijo que mirase en mi buzón: me había dejado una mascarilla para que pudiera bajar a la compra protegida.
- Siempre pensamos que las personas mayores lo saben todo y que nunca se equivocan o lo hacen menos que nosotros ¿Les cuesta mucho o poco reconocer la equivocación que han tenido?
Supongo que depende de cómo sean. Lo que sí me he dado cuenta es que los mayores van perdiendo todos esos filtros que nos ponemos en la vida para no ir por ahí ofendiendo todo el rato y sueltan lo que les pasa por la cabeza. Creo que por eso Luisa y Angustias gustan tanto, porque son directas a más no poder.
- Estamos llenos de miedos, incertidumbres, defectos ¿y si no encontramos a la persona adecuada que nos demuestre lo que brillamos...? ¿por qué tenemos tanto miedo de lo que piensen los demás? ¿cómo sería un mundo sin que nos importase nada?
Haríamos más cosas bonitas, pero también creo que también sucederían barbaridades. El miedo te protege, aunque solo sea el miedo a las consecuencias. Imagina que alguien te hace algo que te parece horrible, deja de importarte lo que piensen los demás o lo que diga la ley y te lo cargas. Eso no sería muy recomendable.
- Si fueses ministra o reina ¿qué plan harías para que los pueblos abandonados o casi abandonados volviesen a la vida y a la poblarse?
Inversiones en dos cosas: infraestructuras e industria. Creo que donde vivo, a una hora de Madrid, cerca de todo en realidad, y con espacio más que suficiente, un almacén de logística daría mucho trabajo y tendría un lugar perfecto de distribución, pero nos fallan las carreteras. Se ha invertido en fibra, también se podrían hacer programas que animen a empresas que no tienen por qué estar localizadas en grandes ciudades a mudarse. Estoy pensando en un estudio de arquitectura, por ejemplo. Aquí el local sería más barato, no hay que preocuparse por aparcar el coche y, si se necesita ir a Madrid, estás a una hora. Hay muchos trabajos que se pueden hacer aquí, a distancia, y hay algo impagable: mis hijos han ido solos al parque toda la vida. ¿En qué ciudad tienes eso?