Entrevista a Mercedes Pinto Maldonado: "Creer en lo imposible hasta el punto de dedicar tu tiempo día a día es de valientes"

Publicado el 02 septiembre 2014 por Lidiacasado

Foto extraida de la página de Facebook de Mercedes Pinto Maldonado

  Esta semana ha comenzado a publicarse la segunda tanda de reseñas de la lectura conjunta de La última vuelta del scaife que organizamos El búho entre libros, De lector a lector y yo, y he pensado que qué mejor manera de celebrarlo que pidiéndole a la autora que nos cuente algo más sobre su propósito a la hora de escribir esta novela que tanto nos está gustando a todos. Así que te dejo con sus palabras y con algunas claves sobre Josué, Carlos, Kuaima y su amistad, un puñado de curiosidades y un adelanto sobre su nueva novela.
  • La última vuelta del scaife es muchas cosas: es una novela de viajes, una novela casi de aventuras o peripecias, a ratos una novela histórica, pero, sobre todo, es una novela de aprendizaje en el que se ve muy claramente la trayectoria vital de Josué y su evolución. ¿Cómo planteaste la construcción de este personaje y por qué le diste esta vida?
  • Fíjate que en un principio lo único que tenía claro era que el afecto entre distintas razas y culturas era posible. Como lo mío no es explicarme filosóficamente, comencé a buscar personajes y escenarios que se adecuaran a la necesidad de la historia. Fue cuando comprendí que un judío ortodoxo como protagonista daría mucho juego y me puse a investigar y recopilar datos; la verdad es que siempre me han interesado las religiones y cómo influyen en el ser humano, y especialmente el judaísmo. Claro, necesitaba al menos otros dos personajes con músculo, que contrastaran, para hacerlos interaccionar, y me pareció que un católico y un bantú serían perfectos. Josué resultó un personaje gris y triste, lo que se dice un judío tipo de la primera mitad del siglo XX.
  • Es cierto que hay viajes y aventuras pero si con algo se queda el lector al cerrar la novela es con sus personajes. Has sabido no solo darles virtudes y defectos bien diferenciados sino que has conseguido darles vida, hacerlos reales, redondos. ¿Cómo trabajaste a cada uno de ellos?
  • Para mí los personajes son el alma de la novela, la historia es, por así decirlo, secundaria, o más bien consecuencia «de». Primero son ellos, sus pasados, presentes y futuros. Entiendo que es la personalidad de los «actores» la causante de la trama. Hay novelas con un argumento brillante que se desmorona a causa de los protagonistas, pero difícilmente unos personajes bien perfilados y con nervio generan un mal argumento. Por eso, una vez que me surge la idea original, empiezo a construirlos desde su mismo nacimiento; necesito saber dónde y cómo nacieron, qué les marcó en su infancia, sus gustos, cómo caminan… Cuando los conozco como si hubiésemos convivido durante años, entre ellos y yo escribimos la historia, basada en esa idea original.
  • Muchas de las reseñas publicadas hasta ahora coinciden en ensalzar el personaje de Carlos, un secundario que, aun manteniendo su papel a la sombra de Josué, consigue que el lector empatice muy bien con él y acaba conquistando su corazón. ¿Cuál era tu objetivo cuando creaste a Carlos? ¿Qué pretendías que aportara a la novela? ¿Cambió en algo ese objetivo primero a medida que fuiste escribiendo o cuando viste el resultado final?
  • Estoy con los lectores, para mí Carlos también es uno de mis mejores personajes, no solo de La última vuelta del scaife. Este diplomático granadino que huye de su santa esposa nació con una misión muy concreta: ser el antagonista al protagonista. Josué es un hombre opaco, atormentado, indeciso y resentido. En cambio Carlos es todo color, alegría, generosidad y decisión. Además de lo interesante que me resultó «enfrentarlos» en el contexto religioso, supe que el peregrinar de Josué en el espacio y el tiempo no podría dar el resultado que a mí me interesaba si no lo rodeaba de personajes que le dieran una visión del mundo distinta a la que él había aprendido. Creo que Carlos es uno de esos secundarios que toman las riendas y el control de la historia.
  • El tercer gran personaje de la novela es Kuaima, un personaje que se hace muy interesante por la visión radicalmente diferente del mundo que tiene, por su exotismo y por la novedad que supone su forma de vida para el lector. Supongo que el proceso de creación de Kuaima fue diferente, no solo por las cualidades que elegiste para vestirlo sino por el proceso de documentación que tuviste que llevar a cabo para darle verosimilitud.
  • Cierto, Kuaima me dio mucho trabajo, pertenece a una cultura y una religión que entonces eran muy desconocidas para mí. Tuve que recoger muchos flecos y resolver problemas inesperados a causa de este personaje. Necesitaba que fuese un nativo africano algo distinto, capaz de comunicarse en inglés con el resto de los protagonistas y que, a pesar de lo sufrido por culpa del colono que lo esclavizó, simpatizara con el mundo blanco lo suficiente como para no acumular rencor. Todo este tipo de cuestiones me complicaron bastante el proceso creativo.
  • Y hablando del proceso de documentación, supongo que sería arduo, porque en la novela se habla de distintas religiones, sus creencias y sus costumbres; se analiza el proceso de extracción y tratamiento de las piedras preciosas, se retratan lugares diferentes y exóticos, la acción se localiza en diferentes puntos del planeta… Son muchos frentes abiertos y todos quedan bien dibujados. ¿Cómo llevaste a cabo este trabajo?
  • La verdad es que fue muy gratificante el año que dediqué a la documentación, aprendí muchísimo: consulté libros, visioné cientos de documentales, visité interesantísimas webs de historia… Incluso viajé a muchos de los lugares que aparecen en la novela. Te sorprendería saber qué datos fueron los más complicados de encontrar: como de qué manera viajaban los pasajeros de tercera en un buque de carga de la época, o la carta de la Gestapo... Disfruté y aprendí mucho.
  • Y a pesar del trabajo que supondría, elegiste estos temas y estas localizaciones y no otras… ¿por qué?
  • Quería hablar de la amistad en un contexto lo más profundo posible, demostrar que era posible más allá de religiones, culturas y razas, de manera que necesitaba tres personajes muy perfilados y, lo más difícil, tenían que encontrarse por un motivo coherente en un lugar común. Se me ocurrieron mil escenarios, pero ¿no te parece que obligar a convivir a un himba, un católico y un judío en el río Orange fue una buena opción, aunque requiriese un trabajo de documentación especialmente amplio y tedioso?
  • Ese es, precisamente, uno de los aspectos que más gusta de la novela, que hable de la amistad masculina, un tema no demasiado tratado en la literatura, sobre todo desde el punto de vista de la amistad en la edad adulta. ¿Por qué quisiste hablar de ello?
  • Quería hablar de la amistad, me parece una de las formas de amor más puras y a la vez cuestionadas, pero no tenía especial interés en que fuese masculina o femenina, es solo que me resultó más fácil hacer viajar tan lejos de sus hogares a tres hombres.
  • Muy relacionado con esa amistad está otro de los grandes temas de la novela: el de las religiones, la fe honesta, las imposturas que a veces nos hacen adoptar, los conflictos que en ocasiones genera, sus diferencias y sus similitudes. Optas por un mensaje de integración y hermandad frente a otras visiones más opuestas. ¿Por qué?
  • Totalmente, como tú dices, opto por la integración y la hermandad entre absolutamente todas las religiones. ¿Por qué? Porque me parece que ya es hora de que el ser humano deje de escudarse detrás de las religiones para inventar guerras con las que solo pretende obtener poder y riqueza. Yendo más allá, te diría que no creo en ninguna religión, todas inventadas por hombres con el fin de manipular, pero sí creo en la fe, en que hay algo más allá de lo que alcanzan nuestros ojos, mucho más elevado. Esto es lo que las une y el fundamento de todas ellas. Confundimos fe con religión, pero son cuestiones muy distintas, creo que en esta historia lo aclaro.
  • También tocas el tema de los nazis pero desde una perspectiva novedosa: la del judío que, sin proponérselo, escapó de la barbarie antes de que comenzara. ¿Por qué quisiste ubicar esta novela en este momento concreto de la Historia?
  • Porque fue justo en este periodo de entreguerras cuando comenzaron a explotarse los yacimientos de diamantes en África del Sudoeste y todo casaba: el protagonista judío, el diamante y el símil con su pulido y la vida; el encuentro de los tres personajes fuera de sus lugares de origen… En realidad yo escogí el momento y los lugares sin tener en cuenta lo que se encontrarían los personajes, así que después, para darle realidad a la historia, tuve que ilustrar el tiempo y el espacio donde se encontraban. También te digo que de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto nazi lo que más me ha interesado siempre ha sido lo ocurrido después y la vuelta de Josué me ofreció una oportunidad fantástica para expresarme.
  • Otra de las grandes reflexiones que propone la novela es la de la constancia, la persecución de los propios sueños, la perseverancia. Es cierto que en algunos momentos he pensado mientras leía la novela que el empeño de Josué era un poco exagerado, que el objetivo que se había marcado había hecho que perdiera su vida entera, que se había centrado tanto en darle sentido a su existencia que se había olvidado de vivir cada día. ¿Es necesario tener una gran meta en la vida que marque nuestro camino?
  • Josué era un judío ortodoxo nacido a principios del siglo XX. Teniendo en cuenta la educación y la circunstancias en las que nació, en realidad era un judío tipo. Siempre me interesó el judaísmo, cómo ha conseguido a través de los siglos conservar sus costumbres y rituales. A pesar de la diáspora, se han mantenido unidos en su manera de pensar y en su comportamiento ―es cierto que en los últimos años parece que esto está cambiando―, son perseverantes, pacientes, no se distraen de sus objetivos… Creo que para ellos la meta es el sentido de la vida. Pero para mí… creo que es tan importante saber disfrutar el instante presente como tener un objetivo en el que creer y luchar por él, aunque el mundo esté en contra. Sí, creer en lo imposible hasta el punto de dedicar tu tiempo día a día es de valientes. De hecho, las grandes obras son fruto de la obsesión y la soledad de un ser humano.
  • Creo que ese tesón, ese empeño, esa tenacidad también forman parte de tus cualidades, como escritora y como persona, porque la vida de este libro no ha sido nada fácil. En su momento fue publicado en papel pero ahora solo está disponible en su versión digital. Casi como Josué, tu novela ha vivido muchas aventuras…
  • Sí, no todo depende de ti, eso está claro; la suerte o, mejor dicho, las circunstancias también juegan su papel. Escribí La última vuelta del scaife sin saber si estaba capacitada para abordar una historia que requería tanto esfuerzo por mi parte. Fue mi segunda novela, no estaba madura, hasta entonces casi todo lo que había escrito era impublicable. Pero la terminé, con sus defectos de forma y sus carencias, lo sé. Cuando puse el punto final me sentí orgullosa y comencé a buscar editor. Me precipité, debí esperar. Cuando volví de firmar con Irreverentes tenía en la bandeja de mi correo una propuesta mucho mejor. La obra salió sin corregir, con una portada pésima, una mala publicidad… Después rescindí el contrato y la subí a Amazon; cuando estaba en el Top 100 y comenzaba a hablarse de ella, me la dieron de baja por un problema de metadatos ―no me preguntes lo que es―, y después fue muy difícil remontar, entre otras cosas porque debe ser una de las novelas más pirateadas en el ciberespacio literario. Como ves, las circunstancias también influyen. He pensado reescribirla, aunque no vuelva a vender ni un ejemplar, por el mero placer de tenerla bien pulida. Fíjate si creo en ella.
  • A pesar de los sinsabores que a veces has tenido que probar, sigues persiguiendo tu sueño, luchando, escribiendo y publicando, hasta tal punto de que ya hay nueva novela de Mercedes Pinto en el horizonte. ¿Nos puedes avanzar algo sobre ella?
  • Sí, claro. Te cuento que ya está terminada, tengo la portada y la sinopsis y el booktráiler me lo pasarán muy pronto. Se titula Hijos de Atenea y es la historia de los dos últimos esclavos que desembarcaron del último barco negrero que llegó a La Habana. Sus vidas son el ejemplo de que a la libertad se llega por el camino del conocimiento y la sabiduría. Es curioso, cuando la empecé, hace más de un año, pensé que de esa primera idea saldría todo un tratado sobre la trata de esclavos, pero lo cierto es que ha resultado una historia ligera y diáfana, con personajes cercanos que han sido capaces de contar sin demasiados artificios lo que yo quería expresar sobre este tema, o eso creo. Habrá que esperar las opiniones de los lectores. 
  • Te deseo lo mejor. Muchas gracias por todo, Mercedes.
  •  Antes de despedirme, déjame daros las gracias a ti, a Concha y Pedro por tanta ayuda. Esta lectura conjunta significa mucho para mí, está siendo una fantástica oportunidad para sacar de las sombras una historia en la que creo desde que la escribí hace ya casi diez años. Sé que no ha sido fácil organizar este evento literario, aunque tú has hecho que parezca fácil. Gracias especialmente a ti, Lidia, y a todos los lectores que me han prestado su apoyo.
  Recuerda que puedes encontrar a Mercedes en las redes sociales (en Facebook y en Twitter) y en su blog Soy mi palabra.  Nos seguimos leyendo.