José Ignacio Cuenca
Hablar de Michael Caine es hablar de uno de los gigantes de la interpretación, que con más de 100 películas a sus espaldas y un sinfín de premios, poco o nada le queda ya que demostrar en el séptimo arte. Nacido en Rotherhithe, Londres, el 14 de marzo de 1933, Caine sirvió en el ejército británico durante la Guerra de Corea, pero a su vuelta empezó a desarrollar su pasión por la interpretación y adoptó (siguiendo el consejo de su agente) el apellido “Caine”, inspirado por el filme El Motín del Caine (1954). Su trabajo en la película Zulú (1964) le dio a conocer en el celuloide, saltando a la fama dos años más tarde con Alfie, por la que sería nominado al Oscar. Seis nominaciones a los premios de la Academia hollywoodiense y dos estatuillas (por Hannah y sus hermanas y Las normas de la casa de la sidra) justifican su consideración como una auténtica leyenda viva del cine. La verdad es que siempre es un honor y un placer conversar con Sir Michael Caine, un hombre dotado de un fino sentido del humor y una gran humildad, como pudimos comprobar en el encuentro que mantuvimos con él con motivo del estreno de su último trabajo: El caballero oscuro. De nuevo a las órdenes de Christopher Nolan, Caine vuelve a dar vida en la pantalla a Alfred, el mayordomo y guardián de Batman, en uno de los mejores filmes que el subgénero del cine de superhéroes (o basado en cómics y novelas gráficas) ha dado hasta la fecha.
¿Cómo se siente al volver a la franquicia de Batman?
Yo estaré en la saga de Batman siempre que Christopher Nolan me quiera. El actor que más veces apareció en este papel fue el británico Michael Gough, y la última vez lo hizo a los 84 años. Así que, como yo tengo 75, todavía me queda bastante. He firmado por tres películas y luego ya veremos.
¿Pero no se había retirado del cine?
Sí, pero no paran de ofrecerme papeles que no puedo rechazar; aunque me acabo de tomar un año sabático.
Parece encontrarse en una situación de auténtico privilegio.
No me puedo quejar, al menos ya no tengo que luchar para pagar el alquiler. Lo cierto es que sólo hago las películas que de verdad quiero hacer. Por ejemplo, en octubre pienso trabajar en un pequeño filme británico titulado Harry Brown.
¿Qué diría que tiene usted de británico?
Soy británico en lo que se refiere a la forma en que manejo mis sentimientos y en el conocimiento que intento tener de los demás y de las situaciones en las que se encuentran. Los británicos tenemos fama de ser educados y, sobre todo, fríos; pero la verdad es que no lo somos, lo que pasa es que no nos metemos en las vidas de los demás. Y si alguien nos rompe el corazón no lo mostramos en público, sino que lo sufrimos en casa, solos. No nos gusta entrar ni interferir en el espacio de otros; eso es muy inglés.
¿Dónde vive?
En Inglaterra, aunque también tengo casa en Miami. Seamos sinceros, los meses de enero, febrero y marzo no es una época en la que uno quiera vivir en Inglaterra; pero en Miami se está muy bien. Además, los mejores expertos en medicina geriátrica también están allí. Así que no te dejan morir, aunque sólo sea para poder sacarte el dinero [risas].
Llegó a tener un restaurante en Miami, ¿no?
Sí, y en otros sitios; pero ya no me dedico a ese negocio.
¿Qué tiene El caballero oscuro que no tengan otras películas similares que se han estrenado o se van a estrenar este verano.
El caballero oscuro es la mejor. Hay muchas señales que nos lo indican, hasta el hecho de ver a unos espectadores en Wimbledon disfrazados de Joker.
¿Pudo ver la final de Wimbledon y la victoria de Rafael Nadal?
¡Qué gran partido! Lo vi en mi casa en una gran pantalla que tengo, y en alta definición, que es como se captan los detalles. Recuerdo cuando estuve en la final de la Copa del Mundo de fútbol en Berlín y luego todo el mundo me preguntó por lo de Zidane; pero yo no había visto la jugada. En casa se ven los detalles mucho mejor, y además te repiten las jugadas. Éste es el año de España: primero la Eurocopa y luego Wimbledon. Sabía que Nadal ganaría desde el momento en que empezó el partido.
¿Le gusta España?
Sí, mucho. Recuerdo que una de las primeras veces que visité España fue para rodar una película en Almería, y el tren llegó con retraso porque Franco estaba inaugurando el aeropuerto. ¡Si hubiera ido un día después podría haber volado! Siempre me pasa lo mismo: llego temprano o tarde; aunque a veces tengo suerte.
¿Ha tenido suerte con esta película?
He tenido muchísima suerte con ella y, sobre todo, con la primera, Batman Begins. Me encanta la película, el reparto y trabajar con Christopher Nolan.
Usted ha aparecido en sus últimos tres filmes.
Él es fantástico, sin duda uno de los mejores directores del mundo. Y eso que yo he trabajado con muchos, como Huston, Mankiewicz, Losey…. Christopher es meticuloso y sabe muy bien lo que quiere, lo que puede ser un problema si no tuviera razón; pero siempre la tiene. Estoy convencido de que será uno de los más grandes de todos los tiempos, aunque yo no creo que viva para verlo.
Y en estos filmes también ha trabajado junto a Christian Bale.
Es un hombre callado, pero me llevo muy bien con él. Y nuestros personajes también tienen una relación muy especial. Christian es de otra generación, así que tampoco es que salgamos por ahí juntos; pero tampoco lo hago con los demás.
¿Por qué?
Porque tengo un grupo muy reducido de amigos. Lo primero que tienen que tener es un avión, porque me da pereza moverme [risas].
¿Qué es lo mejor de envejecer?
Lo mejor de envejecer es el hecho de seguir vivo, ya que sólo hay otra alternativa y ésa no me gusta. Además, a estas alturas nadie te va a enseñar algo o te va a decir lo que tienes que hacer. Entre mi mejor amigo Leslie y yo sabemos bastantes cosas, por lo que si no sé algo se lo pregunto a él. Aunque bueno, como ahora tenemos Google, ya no necesitamos a nadie.
¿Qué relación mantiene Alfred, su personaje, con Batman?
Yo lo veo como su guardián. Y al no tener padres, me tengo que ocupar de él.
Pero no siempre le hace caso.
¿Quién hace caso siempre a sus padres? Si yo lo hubiera hecho estaría ahora trabajando en una pescadería.
¿Recuerda cuál ha sido el mejor consejo que le han dado en su carrera?
Me lo dio un productor teatral que, en una escena en la que interpretaba a un borracho, me dijo que parecía precisamente eso: un actor intentando hacerse pasar por borracho en vez de un borracho intentando actuar. Y tenía razón, porque en mi trabajo nunca se debe ver al actor detrás del personaje.
Todo el mundo habla del extraordinario trabajo de Heath Ledger en el papel de Joker.
Creo que Heath va a ganar un Oscar póstumo por este papel. Yo al menos pienso votar por él. ¡Es extraordinario! Vale la pena ir a ver la película sólo por verle a él.
¿Fue consciente ya de ello durante el rodaje?
Desde luego, e incluso antes de conocerlo. La primera vez que pude ver su interpretación fue en una escena en la que aparece en televisión, amenazando a un rehén. Luego tuve la suerte de trabajar con él en una escena; pero lo conocí mejor charlando con él entre toma y toma. Era un hombre reservado y tranquilo. ¡Lo opuesto al Joker!
¿Cómo compararía su interpretación con la de Jack Nicholson?
Es tan buena como la de Jack, aunque diferente. Cuando Christopher me dio el guión de El caballero oscuro le pregunté de qué iba. Y me contestó que trataba del Joker. Entonces le dije que tendría difícil superar lo que ya habían logrado con Nicholson y le pregunté por el actor que tenía en mente para el papel. Lo tenía muy claro: Heath Ledger. Y acertó, aunque reconozco que a mí no se me hubiera ocurrido elegir a Heath. Está fantástico, y perderlo ha sido una gran tragedia. ¡Qué tristeza!
Y aquí también tiene la suerte de trabajar junto a un actor de la talla de Morgan Freeman.
Me encanta Morgan, y es un nuevo gran amigo, aunque no nos vemos mucho. Tenemos los mismos valores y la misma manera de hacer las cosas. Los dos ponemos a la familia siempre primero y nos lo pasamos muy bien juntos. ¡Deberíamos tener un show en Las Vegas! [risas].
Una película.
Casablanca.
Un actor.
Humphrey Bogart.
Un libro.
Mmm… No sé, leo dos libros a la semana. ¡Ya me acuerdo! El manantial, de Ayn Rand. Además, tengo que reconocer que se me ocurrió el nombre de Dominique para mi primera hija gracias a este libro.
¿A Dominique nunca le dio por el cine?
No, a ella le gustan los caballos, como a mi padre, que montaba a caballo en la India; aunque él tiraba de un cañón. Dominique es una gran amazona, pero yo soy un torpe.
¿Qué coche conduce?
Ninguno, porque me llevan de un sitio a otro. Tener chófer es el mayor lujo del mundo. La verdad es que tardé años en aprender a conducir porque en Londres no me hacía falta, ya que iba en metro a todas partes. Un coche ahí no me servía de nada.
¿Cuál es el secreto para tener un matrimonio tan longevo en su profesión?
¡Dos cuartos de baño! Y solemos reservar dos habitaciones en los hoteles precisamente para tener dos cuartos de baño. Lo gracioso es que entonces se piensan que nuestro matrimonio se está tambaleando; pero lo único que queremos es tener dos cuartos de baño.
¿Con qué mujer le gustaría estar atascado en un ascensor?
Con una que fuera ingeniero, ¡para que me sacara de allí! [risas].
¿Qué posesión atesora por encima de todas las demás?
Una foto que tengo tocando con un dedo la mano de mi hija Natasha, que había nacido prematuramente, en la incubadora.
¿Qué tiene de liberal?
Socialmente soy casi comunista, porque trato a todo el mundo igual, desde la Reina de Inglaterra a la mujer de la limpieza.
¿Y qué tiene de conservador?
Hay seis millones y medio de jóvenes en Inglaterra sin trabajo a los que hay que mantener con nuestros impuestos. Muchos necesitan ayuda, pero otros están en casa viendo la tele, mientras yo me tengo que levantar a las seis de la mañana para ir al trabajo, cargado de hojas de guión y bajo la lluvia. Fuente: cinemanía