Ya hemos tenido oportunidad de conocer a Mónica en este blog. Hace algo más de dos meses, ella misma nos contó en estas páginas un pequeño secreto sobre Un hotel en ninguna parte: el lugar que la inspiró y hace cosa de un mes escribí la reseña sobre la novela.
Hoy vamos a tener la oportunidad de conocerla un poquito más a través de esta entrevista que ha tenido la paciencia de contestar
Sobre el lugar
Has publicado dos títulos: Cuéntame una noctalia, que aún no he tenido oportunidad de leer (pero que está en mi lista), y Un hotel en ninguna parte, novela que ya se reseñó en Detrás de un escrito y de la que tú misma escribiste también en estas páginas para revelarnos un secreto: el hotel que la inspiró. Cuéntanos…, llegas a ese hotel para pasar unos días de descanso, te bajas del coche, lo ves y…
… y pienso que tiene fantasmas seguro. Me costó llegar tanto hasta el hotel que se hizo de noche y, a la hermosa (y tenue luz) de las estrellas y la luna, parecía maravillosamente encantado. Supe que iba a escribir sobre ese hotel incluso antes de llegar a él, me pareció que el bosque en el que estaba perdido, el crucero gótico con el que me crucé a medio camino y la desorientación del GPS se merecían una historia. Pero como no tengo experiencia con las historias de fantasmas y de miedo, lo convertí en un lugar mágico y perfecto para perderse. Primera condición de la literatura feelgood: un lugar en donde resulte imposible sentirse desdichado.
Luego el lugar te habló incluso antes de llegar a él. Si nos introdujéramos en el mundo de lo sobrenatural, es posible que pudiéramos llegar a cosechar una historia curiosa: la de un lugar mágico que elige a quien desea que sea el cronista de su memoria. Hummm, ¿fue así? ¿Te susurro aquel hotel entonces también el argumento de la historia?
No, el argumento no, más bien la idea. Creo que el entorno y el difícil acceso me inspiró la idea de una historia, el germen de un argumento. Te confieso que no creo demasiado en eso de la inspiración y las musas sino en el trabajo de la construcción de una historia. Me refiero a que la idea es importante y aquella escapada de fin de semana me “susurró” la idea. Pero después todo fue menos romántico y sobrenatural: muchas horas de escribir y corregir, me temo.
Sobre los personajes
En eso de las musas y la inspiración estamos de acuerdo. Una historia se construye a base de trabajo. Pero qué me cuentas de los personajes. ¿Cómo nacieron? Porque cuando leí Un hotel en ninguna parte tenía la sensación de que esos personajes sólo podían pertenecer a esa historia y a ese lugar.
Primero fue Emma. Me pareció que aquel escenario era perfecto como refugio, un paraíso protegido. Por eso Emma llega sin nada, a empezar de cero. Y luego pensé en Samuel, dueño de ese trocito de paraíso y orgulloso de su disfrute pero cargado de problemas y mal humor. Samuel se vuelve a enamorar de El Bosc de les Fades a través de la mirada nueva de Emma. Tristán salió casi solo, como un némesis simpatiquísimo de Samuel. Sí, es verdad que los tres personajes funcionan en ese entorno, no tendrían tanto sentido fuera de allí.
Cada uno, además, desempeña un papel vital en la historia, pero se complementan entre ellos y la van construyendo a través de sus voces. Una de las peculiaridades que más me llamó la atención de Un hotel en ninguna parte es precisamente la capacidad evocadora de las voces con que has dotado a los personajes. Son absolutamente diferentes, pero capaces, por sí mismas, de retratar al personaje al que representan y, no sólo eso, también nos cuentan la historia desde tres perspectivas distintas que, al unirse, conforman un todo perfecto. ¿Cómo lo lograste? ¿Cómo conseguiste dotar a cada personaje con una voz personalisíma y que, junto a las otras dos, crean el todo de la novela?
Gracias por hacerme esta pregunta porque si hay algo por lo que sudé (y mucho) escribiendo Un hotel en ninguna parte fue precisamente en el esfuerzo y el cuidado que puse en que las voces de los protagonistas se diferenciaran entre sí. Quería que el lector pudiese identificar a cada personaje por cómo hablaba, por cómo se expresaba, por su carácter. Es el punto débil de cualquier novela narrada por distintas voces, conseguir que no suenen todas iguales. Es algo sumamente difícil porque cada escritor tiene su manera personalísima de contar y desdoblarse en tres o más personajes y resultar convincente requiere mucha paciencia. Y los lectores saben que incluso los escritores más experimentados no siempre lo consiguen.
En mi caso, fue un trabajo de repasar y repasar, corregir y corregir. En las últimas lecturas, solía leer solamente a un personaje durante todo el día, para meterme en su piel, en su humor, su manera de expresarse. Y al día siguiente hacía lo mismo con otro. Ayuda corregir por partes, aislar las voces.
De todas formas, no creo que lo consiguiera del todo. Aún hoy, cuando leo algún fragmento, sigo retocando la personalidad de cada voz y, una vez, una editora profesional me criticó precisamente eso, que todos mis personajes “escribían igual”. Como te imaginarás, todavía me obsesioné más con el tema, jajajajaja.
Mi opinión al respecto dista mucho de la de esa editora profesional. Creo que lograste que cada personaje se identificara de forma individual y específica con su voz. Por cierto que, gracias por el apunte respecto a cómo trabajabas la identificación de cada personaje con una voz: leer sólo a un personaje durante todo el día para meterse en su piel, en su humor, en su manera de expresarse. Te tomo prestado el método
Espero que te sirva, aunque ya lo haces fantásticamente bien: Carter y West son dos caracteres muy distintos y fuertes, bien diferenciados.
Gracias. A mí me resultó más fácil tomarle la medida a Kate que a Charles, pero poco a poco creo que voy consiguiendo darle una voz propia y, desde luego, voy a utilizar tu método
Sobre el género
Mi siguiente pregunta está relacionada en cierto modo con las voces. Son ellas las que narran la historia, pero lo hacen de forma epistolar… ¿Cómo se te
Pues no pensé “voy a hacer una novela epistolar”, para nada. Elegí a Emma (por cierto, ¡cómo me gusta ese nombre!) como narradora porque era un personaje con una sensibilidad muy pronunciada y quería que fuese ella quien narrase en primera persona cómo se sentía, qué sentía al llegar a un paraíso escondido como es El Bosc de les Fades. Pero no me gustaba cómo arrancaba la historia, su voz me parecía insoportablemente triste. Quería que fuese un personaje que, aunque lo estaba pasando mal, no hubiese perdido el sentido del humor.
Entonces me acordé de los personajes de “La Sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey” de Mary Ann Shaffer: acababan de salir de una guerra terrible, muchos lo habían perdido casi todo, pero todavía conservaban la fuerza y el sentido del humor. Y ahí me di cuenta de que Emma no era la narradora sino que estaba escribiéndole a su amiga Anna, contándole que seguía en pie pese lo poco que le quedaba. El resto vino rodado: Samuel y Tristán hablándole a su madre, los emails, el aislamiento del hotel, etc.
Pero, ahora que no nos lee nadie, te confieso que tengo una debilidad por las novelas epistolares, me encantan. Y escribir sobre algo que te encanta te otorga cierta seguridad, cierta comodidad. Reconozco que me resulta más sencillo escribir mails que novelas, ¡jajajaja!
Me gustó mucho esa novela, La Sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. Muchísimo. Estaba llena de un optimismo que se contagiaba, además de que me pareció muy dulce. Sin embargo, en cuanto a la literatura epistolar, no coincidimos. Mi primera experiencia con ella fue en la carrera: Pamela, de Samuel Richardson. Quizá fue que tuve que leerla en inglés, junto a otras tres mil novelas más, o quizá porque, ¿qué le voy a hacer?, la novela epistolar y yo no estamos hechas la una para la otra… Hasta que me topé con Un hotel en ninguna parte
Yo también sufrí “Pamela” en el primer año de periodismo, ¿y sabes qué? He leído hace poco un artículo en donde se ponía esta novela como ejemplo de obras sobrevaloradas que en este siglo los críticos reconocían que tampoco eran exactamente clásicos. Pero para nosotras ya es demasiado tarde
Pero me sabe mal que los lectores tengan prejuicios cuando les comentas que tal o cual libro es epistolar. Incluso me daba miedo mencionarlo en la sinopsis de “Un hotel en ninguna parte”, pensaba que predispondría en su contra.
En cuanto a tu pregunta, la cuestión es sencilla y nada misteriosa (por desgracia). Pensé que si en la novela aparecían también las respuestas de los emails de los protagonistas me suponía dos cambios importantes en la estructura que tenía planificada al empezar al escribir: se me duplicaban los personajes con voz y entraban en juego tramas secundarias múltiples (la madre de los Brooks, el escritor o la amiga de Emma tienen sus propias vidas y sus propios argumentos). Decidí que tener tres narradores ya era suficiente para una escritora novata y que así controlaría mejor la trama.
Sí, yo también he leído ese artículo sobre Pamela. A buenas horas, mangas verdes, después de, como bien dices, haberla tenido que sufrir
Nuevos proyectos
Pero hablemos ahora de otros proyectos. Un hotel en ninguna parte es tu segunda novela (y ya tendremos tiempo de hablar de la primera, Cuéntame una noctalia, que aún no he tenido oportunidad de leer). Mi pregunta ahora se dirige hacia el futuro: ¿tienes un proyecto entre manos? ¿Estás trabajando alguna nueva historia?
Gracias por tus palabras Ana, ahora que sé que no te gusta la literatura epistolar todavía me impresionan más
Ahora mismo tengo terminada una tercera novela y está narrada a dos voces (chico y chica), así que he vuelto a caer en la pesadilla de diferenciar a los dos protagonistas, jajajaja (¿cuándo aprenderé a no complicarme la vida?). Está reposando un poquito. Cuando terminas de escribir, de repasar y de corregir acabas un poco saturada de tu propia novela; todo te parece que está mal, que es horrible, que menudo rollo. Te satura repasar tantas veces las mismas palabras y al final te quedas ciega y no ves ni las erratas. Por eso soy muy partidaria de volverla a meter en el cajón un tiempo, olvidarnos de ella, y retomarla con nuevos ojos un tiempo después. Bueno, eso es algo personal, pero a mí me funciona. Pero prometo que pronto os podré contar algunas sorpresas al respecto.
Y mientras la nueva reposa, estoy escribiendo artículos, empezando otra historia nueva que me parece muy simpática, participando en proyectos de amigos, apoyando siempre que es posible a los compañeros autopublicados y… ¡contestando entrevistas tan divertidas como esta!
Desde luego que lo ha sido
Muchas gracias por tu tiempo y por esta magnífica entrevista que Detrás de un escrito puede ofrecer a sus lectores, a quienes no me queda más que decir que lean Un hotel en ninguna parte si desean encontrarse con unos personajes sugerentes y divertidos, con un historia construida de forma muy inteligente y llamativa, y con una prosa cuya lectura causa gran placer.
Gracias a ti, Ana, un placer pasarse a charlar un rato por Detrás de un escrito. Me dejas con mucha curiosidad sobre el proyecto. Un abrazo.
Je, je, je…