NO BAND FOR LLUVIA “VASOS COMUNICANTES”
Por MANOLO D. ABADFotos:DANIEL DIONNE
En la seguridad de los mundos creativos (los mundillos) cerrados, muchos encuentran esa comodidad, que tantas veces acaba degenerando en molicie. Agarrarse a lo evidente, al pastiche, es algo que, tras media hora de conversación telefónica con la célebre actriz Lluvia Rojo, está muy lejos de la propuesta que ofrece No Band For Lluvia. Bastaría sumergirse en su primer álbum, “Dead End” (Subterfuge, 20119, para darse cuenta de ello. Pero son tantas las veces que lo que se nos muestra ante nuestros ojos no es suficiente, que una prueba irrefutable, sugestiva, como este álbum de presentación no basta. No basta una propuesta donde la psicodelia sinuosa de “The Long Run” se enreda con la lírica desesperada de “My End”, en la que las variables del pop efervescente adquieren tonalidades de colores new wave neoyorquinos (“People”, la irresistible “Sweat it!”), sin desdeñar texturas tan estimulantes y poco trilladas como las de “Red Rum”, “Why Should I…” o “P98”. Quién sabe, si no nos hubieran dicho que esta era la banda de una célebre actriz de una serie de éxito de la televisión española apenas si les hubiéramos hecho caso o, de no ser por ella, No Band For Lluvia ya habrían sido recibidos como una de las sensaciones de la temporada para el sector más guay de eternos descubridores de últimos hallazgos… Así está hecho el mundo, pero, entre ambos extremos, debería imponerse un álbum destacable de un grupo poco común en sus matices creativos. ¡Por favor…! Si después de esta conversación no se convencen de ello, es que están demasiado ofuscados por las luces, siempre engañosas, de prensas rosas y amarillas a la busca de titulares fáciles y audiciones idiotas.
-Empecemos por la génesis de No Band For Lluvia.Es una idea que siempre habíamos tenido Kevin Kajetzke –bajista de la banda- a quien conozco desde hace diecisiete años (¡ya diecisiete años, madre mía!) del mundo hardcore, punki y tenía desde siempre en la cabeza y que, digamos, que se juntaron varios aspectos para que se llevase a cabo en febrero de 2010: en la serie yo tenía un poco más de tiempo libre y Kevin había concluído su trabajo. Empezamos a buscar en marzo de 2010, y hablé con un amigo –Darío Elouces, que ya no está en la banda- para ver si quería unirse a nosotros en los teclados, guitarra rítmica, ordenadores, nos dijo que sí y, nada, otro más que tomaba el tren. Después un amigo común de los Sunday Drivers y mío –Pepe Corral- me dijo en un almuerzo que los Sunday Drivers se separaban, que no era oficial pero que iba a serlo en breve. Le dije “¡ah, sí? Pues en cuanto sea oficial te voy a pedir el teléfono de Lyndon Parish”. Así fue: me dio el teléfono de Lyndon le propuse la historia y se unió. Fuimos paso a paso, tuvimos un batería americano que ya se fue, hicimos un casting, una prueba, no sé cómo se llama y pillamos a Pascu Monge.-¿Cómo fueron un poco esos primeros pasos: gestar un repertorio, echarse a la carretera,…?Consideramos que estamos todavía en el principio, porque, digamos, que hasta que uno empieza a construir el repertorio, a probar las canciones, a descartarlas, se tarda bastante, ¿sabes? Te estoy hablando de marzo de 2010 que es poco más de dos años… Los comienzos están siendo intensos, por eso prefiero no hablar en pasado sino en presente, porque los comienzos son ahora, realmente. Fichamos con Subterfuge, superbien en ese sentido. El álbum lo hemos producido nosotros porque al ser un primer disco, los comienzos, empiezas a definirte, teniendo en cuenta, claro, que son cinco personalidades, cinco estilos, todos en uno, a ver la mezcla cómo sale. No queríamos tener un productor, un director de orquesta que nos condujera a algo que pudiera generar un conflicto en esos primeros momentos de definición. Teníamos que saber primero quiénes somos, para después ponernos en manos de una persona que lo mire con un poco de perspectiva. Pero, primero, aunque no tengamos la perspectiva porque estamos dentro, tenemos que hacer ese ejercicio de tomar nosotros mismos la perspectiva para crearnos. -A lo mejor todo lo que estás contando puede expresarse con la canción “The Long Run”, que apareció primero, en una versión en el recopilatorio “Subterfuge Party 2011”, y, posteriormente, en otra distinta en el álbum…Bueno, creo que la demo está más desnuda, no tiene tanto teclado, sobre todo. La del álbum es más intensa…-A mí me gustaba más la de la versión maqueta, quizás porque era más psicodélica, con esa línea de bajo tan tortuosa…Sí.-Supongo que a la hora de plantarse en el estudio a grabar el álbum, sí os habíais planteado probar algunas cosas, salirse un tanto del esquema de reproducir un sonido de directo.Sí, sí, desde luego que lo utilizamos un poco como laboratorio experimental (Risas). Por supuesto. Nos encantan los cacharritos, los ruiditos y las cositas, sí que le dimos. A mí, de momento, el álbum me sigue encantando, igual en cinco años me preguntas y te digo: “puah, se nos fue la olla aquí, mogollón” (Risas). De momento, seguimos muy contentos.-¿Cómo han sido tus sensaciones en los directos? Supongo que el percibir la emoción de la gente, el sudor, las conversaciones, los rostros, los movimientos,…Ver a la gente ¡bailar! Puuuuf, es una sensación muy buena. Es mucho más intenso, claro, ver al público ahí, para bien y para mal, ¿no? Porque si no les gusta..., que, de momento, no hemos tenido esa sensación, también lo estarías viendo, ¿no? ¡cómo se va la gente! Pero, bueno, en el teatro también lo notas, ¿eh? Cuando gusta y cuando no gusta, hay una energía ahí aunque no los estés mirando. Pero, en concierto, ver a la gente ¡bailar! Puuuuf, es una sensación muy buena.-¿Qué herencia permanece de tus padres –músicos de jazz- a la hora de trabajar en la música, en tu grupo?No lo sé, no tengo ni idea. Para mí, no es que sea un proceso natural, pero sí que vivo con naturalidad todo lo que pasa porque no es nada ajeno a mi vida. Esto lo he vivido a través de ellos, he estado de gira con ellos, no sé cómo explicártelo…-Lo que sí está claro es que tu caso es distinto al de otras actrices que han irrumpido en el mundo de la música, lo tuyo ya viene de familia.Sí, sí, por eso te digo que es algo muy natural. Algo que siempre he querido hacer desde pequeña, he estudiado música, lo he vivido en mi caso, es algo normal, cotidiano. No es algo de “¡oh, Dios mío, ahora voy a hacer un grupo!”, no, no es eso. Es: ahora voy a hacer música rock después de haber estado tocando clásica todo el tiempo (Risas).-En esa frontera clásica-rock hay un punto intermedio que es “My End”, ¿no?Sí, es la última canción del álbum y le daremos continuidad en el siguiente disco con “My beginning”… Cuando nos planteamos el disco intentamos que fuera un trabajo global, no simplemente diez canciones puestas ahí, porque sí y se acabó. “My End” nos parecía una buena canción para cerrar, ¿no? Y para dejarte un poco, ahí,.. como es tan intensa y tan triste.-En el disco se percibe un poco el aroma de la new-wave neoyorquina de finales de los 70-principios de los 80, ¿no? Desde Blondie hasta Television, pasando por Patti Smith… aunque sea tan diversa que se puede enganchar desde cualquiera de sus aristas.Cuando compongo, cuando componemos, no piensas en ello. Luego, pues, claro, inevitablemente van a salir algunos de los estilos o corrientes, lo que escuchas o lo que no escuchas, que deberías escuchar más (risas)… pero lo de las influencias es tan complejo, tan amplio que, al ser Kevin, Lyndon y yo, cada uno pone un poco de lo suyo, mezclamos y lo pasamos por un barniz de lo que creemos que es No Band y ya está.