Revista Psicología

Entrevista a Olga Cairó: Bióloga. Coordinadora del Laboratorio de Fecundación In Vitro (FIV)

Por Jorjol

Olga CairóOlga Cairó

Olga es el reflejo de una mujer apacible, perseverante, amante del trabajo en equipo y comprensiva con el ser humano. Muy consciente de su labor en ese milagro llamado “vida”, el Laboratorio de FIV que coordina es el lugar donde nuestros biólogos consiguen que un óvulo y  un espermatozoide se unan y den lugar al inicio de la gestación.

Hoy hablamos con Olga:

H.P.: Para muchos pensar en un laboratorio de FIV es imaginar el mundo de ciencia ficción que describía el novelista inglés Aldous Huxley. Aunque afortunadamente no se han cumplido los peores vaticinios de este clásico de la literatura de mediados del siglo pasado, sí se han materializado algunas de sus previsiones. Durante los 20 años que llevas trabajando con el Dr. Brassesco has asistido a una auténtica revolución. Explícanos cómo te iniciaste en este campo de la ciencia y qué evolución has observado.

O.C.: Durante mis años universitarios siempre me interesó muchísimo la Embriología y me apuntaba a todos los cursos de Reproducción Asistida que se organizaban. Cuando me licencié, enviando currículums llegué a la Fundación Puigvert y allí conocí a Lluís Bassas y me comentó que había un médico joven (Dr. Brassesco) que estaba montando un centro de RA y ofrecía trabajo. No me lo pensé, allí “aterrizé” en el mejor momento posible, pues además de mis funciones como bióloga, tuve que realizar muchas otras para cubrir la baja maternal de la enfermera del Dr. Brassesco. En estos años he presenciado una evolución espectacular, pues empezamos con un mini incubador, una camilla y una lupa; y en la actualidad tenemos 30 incubadores, 4 microscopios de alta resolución y un equipo de más de 10 profesionales en el laboratorio de FIV.

H.P.: Conoces bien al Dr. Brassesco. ¿Cómo le definirías? ¿Cómo vive su trabajo? ¿Cómo te sientes trabajando a su lado?

O.C.: El Dr. Brassesco es un entusiasta y apasionado de su trabajo. Creo que su trabajo es su vida, es inagotable y siempre está dispuesto a evolucionar, a crecer y a avanzar. A su lado a veces me siento “pequeña”, siempre me saca de mi zona de “confort” pero ya me gusta que sea así. Me hace ser inconformista y esto a la larga creo que será bueno.

H.P.: Nuestro laboratorio de FIV cuenta con los últimos avances tecnológicos (incubadores, microscopios, filtros de aire, campanas de flujo laminar, etc.) pero las piezas más importantes en esa parte de la cadena que hace realidad el sueño de nuestros pacientes sois los biólogos. Más allá de los conocimientos técnicos, ¿qué cualidades crees que debe tener un biólogo experto en Reproducción Asistida?

O.C.: Ante todo, tiene que ser muy profesional y consciente de que detrás de esos embriones (que todos nos parecen similares) y de la rutina diaria, existen “nombres y apellidos” y muchas ilusiones.

H.P.: Desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide y hasta que tiene lugar la transferencia de embriones en el útero materno, los embriólogos seguís y valoráis el desarrollo de los embriones llamando a los pacientes diariamente para que conozcan su evolución a la vez que atendéis cualquier duda que les pueda surgir. Este tipo de llamadas pueden llegar a ser muy inquietantes para los pacientes. ¿Cómo vives estos momentos en los que tienes que transmitir este tipo de información?

O.C.: Depende. Si tengo que transmitir buenas noticias, lo vivo con muchas ganas e ilusión, aunque siempre con cierta prudencia. Si las noticias no son tan buenas, intento hacerles ver que siempre hay posibilidades, que siempre se puede hacer algo más y que en muchos de los casos, incluso con un embrión no excesivamente bueno, hay alguna posibilidad.

H.P.: Y llega el momento en que aquellos embriones evolutivos que se encuentran en mejor estado son seleccionados para trasladarse al útero materno. Siempre he pensado que el momento de la transferencia embrionaria es uno de los más emocionantes de los tratamientos de FIV. Las veces que he podido presenciarlo, ha sido muy emocionante ver las muestras de cariño y apoyo entre las parejas, así como poder percibir su esperanza, muchas veces transformada en lágrimas, haciendo que se nos “estruje” el corazón a todos. ¿Qué observaciones tienes tú de los pacientes durante la transferencia? ¿Qué experiencias vividas nunca olvidarás?

O.C.: La mayoría de los pacientes en esos momentos están muy expectantes, nerviosos y muy pendientes de todos los pasos que damos en un momento muy especial. Muchos de ellos, están viendo a sus hijos cuando apenas tienen un puñado de células y esto es muy emocionante.

En cuanto a experiencias vividas, la sensación más gratificante para mí es ver casi a diario o muy a menudo el resultado de niños de 6 u 8 años que en su día los tuve en una placa de laboratorio. A veces me siento como un “micro pediatra”.

H.P.: ¿Qué te gusta más de tu trabajo y por qué?

O.C.: Evidentemente, como te decía, el resultado. Sentir que puedes ayudar o colaborar a que las personas cumplan sus sueños.

H.P.: Explícanos la anécdota más curiosa que te haya sucedido trabajando…

O.C.: Puedo contar muchas, por ejemplo relacionadas con las instrucciones que damos en el momento justo antes de las transferencias de embriones. Como  sabes, los pacientes entran en una sala con camilla y esperan a ser transferidos mientras nosotros preparamos a los embriones. Durante esta espera, se les dice a las pacientes que se desnuden de cintura para bajo y se les dice a los dos que se pongan una bata, gorro y polainas (para los zapatos). Algunos señores, tal vez por “solidaridad”, deciden desnudarse también ante nuestra sorpresa. Y si además, se han puesto las polainas de gorro, puedes imaginar nuestra reacción.

H.P.: ¿Qué crees que nos depara el futuro de la RA?

O.C.: Pues no lo sé. Creo que, además de un mayor conocimiento en cuanto a los embriones, puede haber una evolución en cuanto a la calidad de las estimulaciones desde el punto de vista de la industria farmacéutica (de los medicamentos). Creo que el futuro debería ir en esa dirección, en mejorar la calidad ovocitaria.

 


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