Entrevista a Philippe de Chauveron, director de "Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?"

Publicado el 16 diciembre 2014 por Mumbo @OMasti2012
El próximo viernes 19 de diciembre se estrena en las carteleras españolas, "Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?" ("Qu'est-ce qu'on a fait au Bon Dieu?" en su título original en francés), dirigida por Philippe de Chauveron, y que nos cuenta la historia de Claude y Marie Verneuil, un matrimonio católico y muy conservador, tienen cuatro hijas, a las que han tratado de inculcar sus valores y principios. Sin embargo, las chicas sólo les han dado disgustos: la mayor se casó con un musulmán; la segunda, con un judío, y la tercera, con un chino. El matrimonio deposita todas sus esperanzas en la hija menor, esperando que, al menos ella, se case por la iglesia. Su director, Philippe de Chauveron, nos comenta sus impresiones sobre su nueva película, a través de una entrevista concedida por ©A Contracorriente Films:

El director francés Philippe de Chauveron, en el set de rodaje.


¿Cómo nació la originalísima idea de la película?El día en que me di cuenta, estadísticas en mano, de que los franceses son los campeones del mundo de las bodas mixtas. Diferentes estudios afirman que aproximadamente el 20% de las uniones que se celebran en nuestro país se hacen entre personas de orígenes y confesiones distintas. En el caso de nuestros vecinos europeos, la cifra ronda el 3%. 
Pero eso de las parejas mixtas ¿es algo que usted haya conocido, de cerca o de lejos?Yo pertenezco a una familia católica y burguesa, así que sí, he visto qué clase de problemas puede provocar una pareja mixta en un ambiente como el mío, ¡y eso que éramos más modernos que los Verneuil! Mi hermano estuvo casado con una mujer de origen magrebí y yo viví con una mujer africana. Y, por deformación de mi alma de guionista, empecé a imaginar cómo viviría algo así una familia que se viera obligada a aceptar ¡cuatro bodas mixtas seguidas!
Pero su visión no es maniquea.Sí, porque en la película todos los personajes tienen sus defectos, sus debilidades... Y queríamos poder reírnos de ello, sin segundas intenciones. La primera versión del guión se la di a leer a amigos de distintas comunidades.

¿Y el resultado fue...?Que enseguida vi que les divertía y que la cosa funcionaba. Y sobre todo que estábamos en lo cierto. Y más aún después de las pequeñas contribuciones que todos hicieron, que me permitieron enriquecer el tema y hacerlo más auténtico.
Desde Las locas aventuras de Rabbi Jacob, muchas de las comedias que exploran las diferencias de raza o religión han dado lugar a buenas comedias. Me halaga que la compare con esa gran película de Gérard Oury... A título personal, creo que la presencia en Francia de tantas comunidades diversas supone una riqueza tremenda, aunque no nos beneficiemos de ello necesariamente.
Chantal Lauby interpreta a una mujer muy tradicional, y también muy creyente. ¿Le recuerda a alguien?A mi madre, aunque ella era menos estricta. Daba clases de catecismo. Yo era más bien refractario al tema, hasta hui de la comunión, pero entonces mi madre, preocupada por este rechazo, ¡me envió al psicólogo!

Los cuatro yernos, todos de origen extranjero, tienen un punto en común. ¡Todos se consideran cien por cien franceses!Muchos hijos de inmigrantes me decían que les dolía que la gente no les considerara cien por cien franceses. La escena de "La Marsellesa" me permite ilustrar este aspecto. El padre, el señor Verneuil (Christian Clavier), que anda a la greña con el personaje de Medi Sadoun, pero también con los demás, alucina cuando les oye cantar el himno nacional. De repente les mira con otros ojos y les dice: "Me habéis emocionado".
Otra escena de culto, la de la cogorza entre los dos padres. Han desaparecido, todos se temen lo peor, pero no...La escena de la cogorza es patrimonial en cierto modo. El cine francés está jalonado de escenas de borrachera clásicas, desde Un mono en invierno a Gangsters a la fuerza, pasando por Bienvenidos al Norte. Muchas veces no hay nada mejor para relajar una situación tensa entre dos bandos que todo el mundo daba por irreconciliables…
¿De qué clase de cine se alimenta usted?Soy fan de las comedias de humor adolescente de los hermanos Farrelly, como Algo pasa con Mary. También soy un gran admirador de la comedia social italiana, sobre todo la de Dino Risi. Y de las películas del grupo Splendid. Les bronzés la vi por primera vez cuando se estrenó, en 1976. Tenía 11 años y Christian Clavier 25. Él aún tiene muchas anécdotas divertidas. Todavía recuerda, con regocijo no disimulado, que en la época [el periódico] "France Soir" dijo: "Después de esta película, no volverán ustedes a oír hablar de estos actores". 

¿Christian Clavier y Chantal Lauby fueron su primera opción para los papeles de los padres?Sí, completamente. A Chantal la sigo desde hace veinte años. Con [el grupo] Les Nuls dinamitó la idea que teníamos del humor televisivo, con esa forma tan seria que tenía de decir cosas horrendas. Hay que recordar que antes de ellos, el colmo de la transgresión en ese terreno era Stéphane Collaro. De Christian me gusta su forma de interpretar personajes odiosos. El guión le entusiasmó desde el primer momento. Es un actor muy preciso, muy hábil. Se conformó con añadir algún toque personal aquí y allá.
¿Hubo algo especial que le sorprendiera de Clavier?Varias cosas. Pero sobre todo el hecho de que se sabía los diálogos de memoria. Los de todos. Estuvo al lado de todo el mundo, dando la réplica en los contraplanos, siempre disponible para todos. Les ayudó muchísimo, dando consejitos sobre las cosas más nimias y manteniendo el buen humor. Él dice que ya no se divierte "tanto como antes", pero a mí me parece que es todo lo contrario. Aún se divierte. Lo veo en su manera de practicar la provocación en todo momento. Sigue siendo bastante gamberro. Sobre todo, su forma de bromear sin alterar el gesto es única. La gente que le rodea no sabe nunca cómo interpretar lo que dice. Aún le veo cruzando el plató el primer día, un poco seco, suspirando y mascullando: "Pff, qué flojo parece este equipo".

A Salimata Kamate (la madre africana de la película) ya la conocíamos. En Intocable, donde es la madre de Omar Sy, está magnífica. En cambio, a Pascal Nzonzi, el marido de ésta, le conocíamos menos. Su duelo verbal con Christian Clavier es una de las cumbres de la película. ¿Quién es Pascal Nzonzi?Pascal es un gran actor de origen congoleño. Le había visto hacer el papel de Omar Bongo en un telefilme de Lucas Belvaux. Cuando empezó, hace tres décadas, se lamentaba de que no hubiera más papeles para actores negros. Ahora está encantado de que la cosa esté cambiando. 
Según parece, tiene usted material para hacer el making-of más largo de la historia del cine francés. ¿Cómo es eso?El ambiente entre ellos era tal que a veces rebasaban los límites del texto. Tenemos toneladas de tomas alternativas en las que queda patente la imaginación de cada uno. Me reí mucho, pero sin alterar el plan de trabajo. Pero es verdad que a veces el buen ambiente se nos fue un poco de las manos: tuvimos quejas de los vecinos…

¿El público necesita comedias más que nunca?La comedia es un vector magnífico para hablar de las cosas más graves de la forma más ligera. Pero de ninguna manera quería hacer una "película con mensaje". La gente no necesita que pensemos por ella. Creo que sobre todo necesitan distraerse. Vivimos en un país magnífico que ya ha superado muchas crisis.
Entonces, ¿es optimista?Bastante, sí. Yo crecí en medio de una crisis. En el autobús en el que iba al internado, a finales de los años setenta, principios de los ochenta, recuerdo que pasaba por delante de un anuncio alarmante que decía: "3 millones de parados, 3 millones de inmigrantes". Ahora, por suerte, sabemos que podemos vivir todos juntos, la gente lo hace a diario. ¡Francia es un país magnífico, muy rico y muy bonito!Fuentes:Pressbook e imágenes cortesía de ©A Contracorriente Filmshttp://www.image.net/  ©Getty Images
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