Entrevista a Ramón Reig, autor de: Todo mercado

Publicado el 04 febrero 2012 por Anthropos-Editorial @AnthroposEd

  1. Planteas un problema central en tu libro: ¿podrías señalarlo?
El problema central es éste: podemos decir, desde nuestra ética y moral actuales, que el mundo va mal, en el sentido de que unos seres humanos son, en efecto, unos lobos contra otros seres humanos. Pero ése no es el problema principal; el problema principal es si esta situación tiene arreglo o no, si estamos proyectados para desaparecer como especie o civilización o podemos evolucionar hacia eso que llamamos un mundo solidario. Porque es que con esta pretensión llevamos toda nuestra vida como especie y hemos avanzado sobre todo en lo cultural, en las herramientas, no en los comportamientos solidarios. Y hemos hecho experimentos en ese sentido que han fracasado: la URSS, por ejemplo. No podemos echarle toda la culpa a los malévolos “capitalistas”, ellos son culpables de la degradación del sistema de mercado pero lo cierto es que los ciudadanos occidentales, sobre todo, somos cómplicespor acción u omisión, incluyendo al pensamiento crítico que tiene una faceta de clara emoción, de claro deseo, de aspiración que no necesariamente debe ser real y alcanzable. Cuando llevamos decenios con un problema grave de injusticia y el movimiento alternativo sigue predicando en lugar de articularse en torno a una idea y una bandera para dar trigo, entonces se puede afirmar que los culpables ya no son tanto los “capitalistas” (que lo son en esencia y cumplen con su obligación de oprimir y alienar) sino que los verdaderos culpables somos los que nos llamamos alternativos.  Los humanos poseemos un cerebro emocional capaz de construir abstracciones que pueden ser reales o no. Por ahora, el llamado pensamiento alternativo, el crítico, al que pertenezco, predica pero no da trigo, no concreta, y sus impulsores principales (pienso sobre todo en partidos, sindicatos y movimientos concretos) viven del catastrofismo y de unas supuestas alternativas etéreas, al tiempo que necesitan el dinero y los portavoces mediáticos del sistema al que culpan de los males que desean superar. Por ahora, no veo en sus discursos que otro mundo sea posible; veo la necesidad psíquica en ellos de que otro mundo sea posible, observo terapias colectivas (e incluso ocio propio de “niños bien”) pero no apuestas reales con los pies en la tierra. No compruebo nada enfrente, lo alter, lo otro, frente al mercado, al contrario, veo que todo camina hacia el mercado y que las ONGs, los voluntariados, la izquierda parlamentaria, las manifestaciones, las huelgas, los debates eternos,…, todo eso está en el guion del mercado, incluso los indignados con sus estrategias anarquistas, trotskistas asamblearias y de socialistas utópicos en la senda dela socialdemocracia y de las corrientes socialdemócratas disidentes que se observan dentro de la socialdemocracia oficial. En el fondo de todo subyace una idea: no existe el amor ni la solidaridad tal y como nos la han mostrado, existe el amor propio, la soledad, los vacíos internos, las frustraciones vitales, los traumas más o menos serios. Por ahora, porque todo es cuestión de evolución sociobiológica o no. Los seres humanos han sobrevivido por necesidad de ser solidarios, no porque lo sean. En realidad, son individuales y exclusivistas. El mercado –hoy- es un retrato de la especie, de lo que es o será, en eso estoy de acuerdo con cierta filosofía “neoliberal”. Porque el mercado no lo han levantado los extraterrestres sino los humanos. Pero eso puede evolucionar. Toda estructura de poder tiene el deber de mantenerse como tal y toda estructura de contrapoder tiene el deber de superar a la anterior. El problema es que no hay nada sólido frente al mercado, que tiene muy claro quién es el malévolo: lo público, el Estado, pero los “otros” no tienen claro que el mercado y lo privado sean el enemigo a batir, por eso, así, nunca habrá alternativa. Por ahora. 
  1. ¿Qué Pensamiento crítico puede ser válido hoy tras la crisis del pensamiento crítico de la izquierda?
Vamos con las alternativas a “lo que pasa” y con los problemas que ofrecen esas alternativas.Alternativa general. Las alternativas a lo que existe son varias pero encierran a su vez problemas importantes porque uno puede arreglar el mundo en la mesa de su escritorio pero no por eso queda arreglado. Las alternativas se encierran en una frase de siempre: el socialismo revolucionario inspirado en Marx y en Lenin, entre otros, que exige una revolución ética interior a la vez que colectiva. Esto puede parecer rancio pero no es rancio aquello que se ha quedado a medio hacer porque nunca se ha construido bien la casa ni se ha estudiado la asignatura para aprobarla. Dentro de esta idea “trasnochada”:Primer problema a la alternativa general. El marxismo, la ideología de izquierda, en general, no es para “las masas” sino para minorías conscientes y formadas. Por ahora. Si no fuera así no estaría escribiendo estas líneas porque todo caminaría hacia una dirección más armónica y los experimentos de la URSS, China, Cuba, etc., no habrían fracasado. Si el mercado es la especie humana, ¿cómo vamos a abrazar las filosofías filantrópicas y empáticas? Primera alternativa. La Educomunicación (educación en medios de comunicación) y la educación en los valores: principio de autoridad, respeto por la vida (lo alternativo, por ejemplo, no acepta el aborto aunque sí las leyes del aborto) saber callar y preguntar cuando se supone que habla el que más sabe; respetar la sabiduría del mayor; ser firmes pero no tiranos con el menor, enseñarle a ganarse “las cosas” con el esfuerzo, formar personas que sean leales pero no vasallos; estudiar a fondo la naturaleza del ser humano en todas sus fases y condiciones. Todo eso desde la familia y el colegio hasta la universidad y unos nuevos planes de estudio exigentes, con un enfoque estructural de los acontecimientos.Junto a lo anterior –pero no antes- están los saberes tecnológicos. Eso permitirá formar ciudadanos conscientes, respetuosos,críticos y solidarios. Los padres y los profesores deben utilizar las herramientas derivadas de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información para enseñar sin tapujos, sin prejuicios, y adaptarse así a lo que los alumnos viven, sienten, para encauzarlos hacia un sistema que contenga a una especie solidaria, cooperante. Los alumnos deben sentirse comprendidos por sus formadores sin que estos pierdan su carisma y nivel de exigencia que la educación encierra. En esta alternativa no descarto la formación religiosa pero sí el adoctrinamiento porque la religión no deja de ser una empresa que vende materiales fungibles e invisibles. La religión libera o esclaviza.  Problemas a la primera alternativa. ¿Cómo va a concretar lo anterior un sistema, el de mercado, que se sustenta en dos partidos de mercado, uno conservador y otro menos conservador? ¿Quién forma a los formadores? ¿Quién forma a los padres? Un partido –de los dos que forman la dictadura de mercado- será más acorde con lo que propongo pero ninguno de los dos lo llevará a la práctica porque nadie tira piedras contra su propio tejado. Los políticos y los medios de comunicación comerciales son los brazos persuasivos del mercado. Más que un saber sincrónico, se prefiere el diacrónico, eso se observa muy bien en los EEUU, a todos los niveles. Y hacia allá vamos. Segunda alternativa. Los mayores deben educarse más, la autoeducación y el autoconocimiento es una exigencia que nos otorga ser conscientes de que vivimos. Además de vivir, debemos existir para tener más vitalidad y ser más libres. Existir es poseer una meta y una esperanza en la vida. Eso precisa formación y mucho estudio. Hoy, en occidente, nos podemos formar por nada o muy poco dinero. Problema a la segunda alternativa. El humano es cobarde, tiende a la comodidad, por eso Nietzsche distinguía entre el superhombre y las masas, a las que aborrecía. Toda meta requiere un esfuerzo. El mercado se aprovecha de esta condición indolente del humano. Además, su ideología lo lleva al desvalimiento o sentimiento de impotencia ante todo. Y a los conscientes los conduce al nihilismo. El mercado y, además, la existencia misma del humano, su náusea.Tercera alternativa. Los que se consideren alternativos deben levantar una sociedad paralela a la de mercado: colegios de primaria y secundaria, universidades, medios de comunicación, empresas… La idea central en todo es proyectar el librepensamiento: se explican las verdades de los demás y las propias y se predica con el ejemplo. Problemas a la tercera alternativa. Las formaciones alternativas, como he dicho, están instaladas en el mismo sistema –el mercado- al que critican. Viven gracias a él y en él desarrollan sus egos.Cuarta alternativa. Si se llevaran a cabo las anteriores y fuera surgiendo un nuevo ciudadano, sería necesario que sus aspiraciones llegaran al poder democráticamente, si es posible. Si no, porque la masa con su miedo y su mayoría no lo permita, es importante la influencia, tanto o más que el voto, así como la organización de las minorías. De cualquier forma, sería preciso un partido político a quien votar. Un partido que formara parte de una internacional comunista, coordinada a escala planetaria. Como en La República, de Platón, son necesarios los filósofos, los sabios que, sobre la base de las enseñanzas de la Historia, analicen la situación, escuchen a los demás, y levanten una fuerza política comunista en torno a la cual gire todo el cambio revolucionario, aprendiendo de los errores del pasado pero asumiéndolos como historia propia de la que no hay que avergonzarse, sólo tomar nota y lamentar, como hace la Iglesia con la Inquisición y como hace el PP con el franquismo. No podemos ser más débiles que nuestros teóricos enemigos, ellos tienen sus muertos y nosotros los nuestros. Sin embargo, no somos como ellos, somos mejor que ellos, representamos la madurez.   Problemas a la cuarta alternativa. La izquierda, ahora, está muerta o casi. Está “acomplejada” y sin rumbo. Y prefiere recoger las migajas que caen desde la mesa del sistema de mercado, tanto las migajas conservadoras como las socialdemócratas. Además, las leyes internacionales y europeas no permitirían nunca la llegada al poder de un partido revolucionario a menos que sus principios hubieran calado hondo en determinados segmentos de la estructura de poder, como en el estamento militar, por ejemplo, y en determinados segmentos empresariales. No se olvide que estamos en una dictadura: la del mercado. Otro problema: si se destruye al capitalista emprendedor aunque nocivo, también se puede destruir lo positivo que hay en ese ser humano, y que es útil a la humanidad aunque la pueda destruir. La paradoja de nuestros días es que estamos en una crisis gravísima en la que nos ha metido el mercado pero es el mercado a quien se le encarga que nos saque de ella y la izquierda no existe, no dice nada sustancial, permite que el mercado se refunday hasta le da consejos de cómo hacerlo.
  1. ¿Qué plantea  el mensaje periodístico a un Pensamiento crítico?
Coloca ante nuestros ojos realidades que tiran por tierra la importancia que se le da a la llamada pluralidad cultural. No hay varias culturas esencialmente distintas sino una tendencia a la cultura de mercado: en China, en India, en el mundo islámico y en el latinoamericano. Para bien, para regular o para mal, todo es mercado, todo camina hacia el mercado, a pesar de su crisis y de que es un modelo teóricamente agotado, desde la visión idealista. Podemos rechazar las noticias y los reportajes que así nos lo transmiten pero esa necesidad psicológica de apartar de nuestra vista y de nuestra mente lo que es para no quedarnos huérfanos de ideas y horizontes, no va a cambiar ni a borrar ni a arreglar la realidad. Los medios manipulan y engañan pero sus mensajes tienen una parte de verdad que hace entrar en crisis al pensamiento crítico y a eso de que “otro mundo es posible”. Claro que lo es pero estará dentro del mercado. Por ahora. Y o nos hundimos o salimos a flote, ya veremos cómo y si es posible. El mensaje periodístico procede como es obvio del periodismo. Una de las grandes ventajas del periodismo es que nos permite observar y analizar la vida tal y como es, no tal y como quisiéramos que fuera. Pues bien, esa observación que me ha llevado al estudio de la vida misma me permite afirmar que hemos vuelto atrás en lo que se refiere a la interpretación de nuestra especie. Marx dijo que los filósofos interpretaban la vida pero lo que había que hacer era transformarla. Pues bien, con los nuevos parámetros del conocimiento que tenemos ante nosotros, derivados de distintos saberes como la genética, la neurociencia, la sociobiología o la psicobiología, volvemos otra vez a la necesidad de interpretar. Pero eso no significa caer en bizantinismos porque la re-interpretación no debe frenar la acción.