Rosa vive en esa Barcelona aún llena de sabor y que está desapareciendo trozo a trozo a golpe de excavadora y de diseño postolímpico. Para llegar hasta ese espacio íntimo que es su casa hay que subir por una estrecha y larga escalera en penumbra. Como esas de los cuentos o de las novelas negras. Pero al fin el camino se va aclarando hasta llegar a una ventana abierta al cielo y a un espacio rojo, naranja, azul… que transporta a quien entre en él hasta Africa del norte y el Mediterráneo más luminoso.
Basta un hola para que se derritan todos los hielos y formalismos. A partir de aquí, Rosa se derrama en un torrente de palabras, gestos, risas y exclamaciones. Porque Rosa tiene conexión directa con la vida y toda su sensibilidad y atención están abiertas a descubrirla en los rincones más ocultos.
Pareciera que a esta mujer las cosas le entran por la piel y que sus poros son grandes puertas abiertas al mundo.
–Te has dedicado a hacer una investigación en tradiciones musicales que estaban muy olvidadas como las canciones de los judíos catalanes, las canciones sefardís… ¿Cómo llegaste a esta linea de trabajo en la que estás?
–Yo tampoco se muy bien cómo. Lo hago porque son estos temas los que me atraen, me atrae el descubrir lo oculto, lo que se está perdiendo y darlo así a conocer. Me interesa mucho la trasmisión oral de la música. En un principio no sabía porqué, pero luego he comprendido el significado que tiene para mí. Para que una cosa te guste, primero la tienes que escuchar y si te llega, te la aprendes y la vuelves a cantar. Si el acceso es desde la escritura, entonces te llega desde la cabeza, desde el hemisferio izquierdo. La trasmisión oral no tiene nada que ver con ese procesamiento lógico. Desde ella sientes fascinación por algo y es por eso por lo que tienes ganas de repetirlo. Ese proceso me interesa infinitamente más que la vía intelectual; y es además más femenino y más universal.
Cuando la canción está escrita lleva el nombre del autor de la letra, de la música. En la trasmisión oral nadie sabe quién hizo esa canción. La "Nana naneta" que me cantaba mi madre, por ejemplo, la hizo una mujer para dormir a su hijo, y no le interesaba que pasara a la posteridad con su nombre.
Las canciones sefardís tienen el mismo proceso. Los reyes católicos expulsan a los judíos de España. Las familias se van por ejemplo a Estambul y los hombres son los que se ponen en contacto con esa sociedad y aprenden el turco para comerciar y poder sustentar a la familia. Las mujeres son las que se quedan en las casas, muchas veces ni aprenden la lengua, continúan hablando en castellano y van cantando a sus hijos las mismas canciones que a ellas les habían cantado.
Esta forma me parece mucho más dulce. Con estas canciones, las sefardíes, se produjo en mí un enamoramiento, incluso entendía lo que dicen porque el castellano en que están escritas no es muy diferente del actual.
–Lo que me estás narrando tiene que ver con un acceso diferente a las cosas: acceder a algo que es patrimonio universal y por otro lado acceder a partir de un impulso que surge desde dentro hacia fuera.
–Por supuesto, y además cuando lo empecé a hacer no imaginaba que llegaría a ser mi trabajo. Yo lo hice encantada. Me maravillé por esas canciones y las cantaba, había gente que me escuchaba y esa gente me iba pidiendo un cassette, de modo que me fui a un estudio de grabación, pregunté que valía una hora y grabé un cassette de esa duración con 25 canciones y se lo envié a la gente.
El siguiente paso ya fue la grabación de las canciones de los judíos catalanes. Estas eran unas canciones escritas en catalán que hacía 5 siglos que nadie cantaba, nadie sabía que existían salvo cuatro eruditos que habían leido el libro de Jaume Riera que fue quien las descubrió; y yo tenía la posibilidad de volverlas a cantar después de 500 años. Entonces busqué músicos y una editora. Aquí en Catalunya no encontré ninguna. Encontré una en Madrid que no entendía cómo en Catalunya no querían editar las 5 únicas canciones de boda de los judíos catalanes escritas en judeo-catalán.
Después de eso vi que esta era mi profesión porque la misma editora ya me propuso hacer otro disco del tema que yo quisiera y fue entonces cuando hice las "Canciones de cuna del Mediterráneo". Hacer este disco fue muy bonito porque lo elaboré a partir de una experiencia preciosa que fue ponerme en contacto con las abuelas que viven en diferentes paises del Mediterraneo (Líbano, Occitania, Andalucía, Túnez, Palestina…) y pedirles que me cantasen las canciones de su tierra.
El siguiente disco fue el de "Les nenes bones van al cel, les dolentes a tot arreu" y luego al tener a mi hijo hice un disco exclusivamente para niños de 0 a 3 años que se llama "Galaneta de mà". Con este disco lo pasé muy bien también porque lo iba haciendo con mi hijo todo el tiempo.
A raíz de mi amistad con un amigo que se hizo musulmán, Jean Loup Herbert, me adentré en la música andalucí y completé el trabajo con canciones judías y cristianas. Esto me llevó a profundizar en las canciones espirituales de las tres tradiciones: Liturgia de Shabat, canciones sufís, la Sibila, "La coronació de la Verge".
En esta última ocasión lo que ocurrió es que me di cuenta de que a mucha parte del público le costaba escuchar este tipo de música, especialmente la música árabe, y entonces decidí introducir a una bailarina del vientre en la actuación. Aquí se creó ya algo muy especial porque yo cantaba canciones de una profunda espiritualidad y ella las bailaba. Evidentemente el tipo de danza no era el que la gente conoce ahora por la danza del vientre, que se ha convertido en una especie de strip-tease, sino su versión original arraigada en rituales femeninos de fertilidad que se desarrollaban en los templos de Egipto. El resultado final era una mezcla de sensualidad y espiritualidad que a mí me empezó a interesar muchísimo, porque ahí empecé a darle importancia a la espiritualidad.
–¿Tú entonces hasta ese momento no estabas ligada a la espiritualidad, sino que es ahí donde la descubres?
–Si, así es, yo he llegado a Dios a través del erotismo. Es desde ahí desde donde me aproximo a El y lo percibo. Esta posibilidad para mí era desconocida y la viví con total asombro. A partir de aquí si que entré en una práctica espiritual con una mujer que se llama Enedina Lamelas y que me ayudó a aclarar muchas cosas, para empezar el concepto de Dios; que Dios está dentro de tí, que es lo que te guía y que es a lo que tienes que aprender a entregarte.
Con Enedina es con quien aprendí a ponerme en contacto con esta parte espiritual de mí, pero me sigue pasando que cuando más estoy en contacto con ella es cuando hago el amor desde esa conciencia de que yo tengo una parte de Dios. Además, me parece una forma tan fácil y tan cotidiana; porque ni si quiera necesitas tener pareja. Como digo en una de mis canciones "Ya se que Dios está dentro de mí y cuando hago el amor contigo o sola, ahí está Dios". Unicamente te tienes que poner en la conciencia de que es tu parte divina la que te está moviendo y entonces cuanto más tiempo te das, y más pasión hay y más te entregas, mejor es la oración que estás realizando. Al igual que cuando haces cualquier cosa, si la haces con conciencia, la estás convirtiendo en un ritual, el hacer el amor también se puede convertir en un ritual.
Claro, esto no tiene nada que ver con lo que transmiten muchas religiones en las que se ve el cuerpo como lo pecaminoso. Yo lo que quiero trasmitir es todo lo contrario, todo es bueno en nosotros y el erotismo no sólo no es sucio, sino que nos prepara para la unión cósmica, para el trance de dejar de estar en tu individualidad y abrirte al otro, al todo, a Dios.
–¿De forma muy resumida lo que tu estás experimentando es que la sexualidad es la puerta para salir de uno mismo y abrirse a un plano más amplio?
–Es mi puerta. Quiero trasmitir esto porque a lo mejor alguien al escucharlo se siente tocado y se le abre también ese camino. Y ese camino tiene que ver con cambiar el concepto de Dios como algo externo a nosotros y comprobar que está en tí y que está en tu alma y siempre te ha acompañado y que es lo que en realidad te mueve. Desde ahí cambia todo porque al percibir eso te entregas a algo superior y esa entrega es muy bonita.
Claro, esa experiencia tampoco te pasa siempre, eso es lo que querrías, pero pasa cuando pasa. Tampoco hay que estar esperándolo, sino que más bien se trata de intentar que tu vida esté lo más ligada posible a lo divino. Convertir las cosas de cada día en rituales haciéndolas con conciencia.
–Posteriormente enlazas tu experiencia con el tantrismo y lo plasmasen el espectáculo "L'Eròtica Mística" que próximamente vas a estrenar
–Esto fue totalmente casual. A partir de estas vivencias empezaron a llegarme imágenes, recuerdos de escenas vividas por mí o vistas en otros contextos y empiezo a incorporarlas en la preparación de mi espectáculo. Paralelamente empiezo a informarme sobre el tantrismo y es en uno de los libros que leo donde me encuentro una descripción de rituales tántricos y descubro que muchísimas de las cosas que había ideado para el espectáculo son idénticas a esos rituales: peinar, vestir, desvestir, adornar con flores, pintar el cuerpo, masajear con aceites aromáticos… Era tal la coincidencia que al final incorporamos algunos elementos descritos en ese libro porque vimos que sin quererlo habíamos construido un ritual tántrico.
Con este espectáculo no pretendemos "epater" a nadie, al contrario, es algo muy sencillo que simplemente quiere mostrar la belleza que puede estar presente en cada acto. Expresar la belleza de los cuerpos, lo que se puede hacer con ellos, las danzas… Porque la belleza está en la base del erotismo.
–¿Y cómo está siendo recibida tu propuesta?
–Pues está siendo muy difícil, provoca mucho recelo. Ahora mismo estoy buscando una editora porque la mía no quiere editar nada sobre este tema a pesar de que me insiste que está abierta a cualquier otra propuesta, y mis músicos tampoco quieren estar en el espectáculo en directo, de modo que la música va a ser grabada.
–Qué podrías decirle a las personas que viven con suspicacia o incluso rechazo el que se unan mística y erotismo?
–Les diría lo mismo que le dije a mi madre, porque este disco se lo dedico a ella. Siempre hemos tenido una relación difícil que estoy resolviendo por fin. Decidí, entonces que, después de 8 discos, el próximo quería dedicárselo a ella y resulta que coincide con este tema. Cuando le mostré el disco y la carátula, la primera impresión para ella fue terrible porque mi madre es católica practicante. Y lo que le dije es que para mí el erotismo no es sucio ni oscuro y que vivo a Dios en todo y el erotismo no tiene porque quedarse fuera. Le puse un ejemplo muy simple, le dije que si tu haces unas patatas fritas dedicadas a lo mejor, haciéndolo con lo mejor que tienes y pensando que Dios te ha dado las patatas… y el aceite… y tus manos para hacerlo, pues eso es sagrado. Si tu haces el amor con esa perspectiva entonces también ese es un acto sagrado.
–En esa decisión de dedicárselo a tu madre, lo que haces es abrirte y mostrarte asumiendo el riesgo ¿No?
–Si, y no sólo eso, porque yo hasta ahora me he mantenido en un círculo muy reducido y ahora por primera vez he decidido que este trabajo se publique de forma totalmente abierta. Para ello lo incluyo en un contexto mucho más amplio: El Ciclo Internacional de Músicas Místicas que estoy impulsando en coproducción con el Mercat de les Flors. La idea de este ciclo tiene su origen en el Festival de Músicas Sagradas del Mundo que tuvo lugar en Los Angeles en 1999 a iniciativa del Dalai Lama y en el se van a reunir músicos de muy diferentes tradiciones espirituales.
–¿Cómo has llegado a reunir a todas estas personas?
–Ha sido realmente complicado porque tenemos muy poquito dinero. Ha sido un verdadero ejercicio de atención para poder conectar con la gente que estaban cerca en las fechas en las que se realiza el ciclo.
Esto supuso conocer al máximo los movimientos de los grupos que se dedican a esto y aprovechar el momento para que vengan aquí.
–¿Desde qué enfoque está diseñado el ciclo?
–Por un lado, lo que yo tenía claro es que quería hacer mi trabajo de la erótica mística en un contexto totalmente ligado a la mística para que no haya malentendidos. Por otro, quería que el tema se tratara desde una óptica muy abierta. Para mí, por ejemplo y hablando del grupo afrocubano "Iku Lobi Ocha" que participa en el ciclo, la mística también está presente en La Santería porque a través de sus danzas transcienden el estado de conciencia cotidiana y ellos lo viven como mística pura.
En el ciclo están presentes tanto las grandes tradiciones místicas como el budismo a través de los monjes tibetanos de Gaden-Shartse o el sufismo que representa el Dr. Oruç Guvenç y el grupo Tumata, como las formas personales de vivir la espiritualidad que nos transmiten Alf Jetzer, Mountain Silence o Luis Paniagua, los cuales hacen una música muy particular a partir de lo que ellos entienden por espiritualidad. Quería que estuviese representado, no sólo lo que procede de una tradición milenaria, sino también aquello que trasmite una persona de nuestra era que no está enmarcada en ninguna religión pero que lo que hace surge de una profunda vivencia espiritual y que al escucharlo nos pone en contacto con ella.
–Para ir acabando, desde tu vivencia personal ¿Cómo definirías qué es el erotismo y qué es la mística?
–Es que ahora estoy tan impregnada de lo común de los dos aspectos, que para mí ambos son lo mismo: ponerse en contacto con otra realidad. El místico se pone en contacto con Dios y en el erotismo tu te puedes poner también en contacto con Dios. Es salir. Salir de lo cotidiano, de tu cuerpo, tu historia particular y tu mente, salir de tu personalidad, de lo que te conforma para la vida normal, para ponerte en contacto con otra cosa que va más allá de eso y que es la divinidad. Las dos vías son muy distintas pero lo que sí es lo mismo es el final.
–¿Quieres añadir alguna cosa que tú sientas que se ha quedado en el tintero?
–Tengo amigos que al escuchar las canciones me dicen "pero tanto Dios, tanto Dios ¿No tendrías que explicar lo que es Dios para tí?" Para mí Dios forma parte de tí y cuando estás diciendo "invoco a mi Yo Superior" pues estás invocando a algo que eres tú también, que es tu parte que conecta con lo superior. Pero tampoco quiero explicarme mucho porque creo que cada uno debe experimentarlo desde su propia forma.
El místico en su trance y el amante en su éxtasis, son seres abandonados al otro que han trascendido su "yo" para formar parte del todo, de Dios.
El disco y el espectáculo Eroticamistica intentan transmitir que Dios no está fuera sino dentro de nuestro cuerpo. Por eso hacer el amor puede ser una forma de rezar, a más tiempo, más amor, más placer, mejor pregaria. Web de Rosa Zaragoza Fuente: concienciasinfronteras