Escritor japonés de nombre real Kimitake Hiraoka, nació el 14 de enero de 1925 en Tokio, pasó los primeros años de su infancia bajo la sombra de su abuela, Natsu, quien lo separó de su familia inmediata durante varios años. Ella tenía mal carácter y tendencia a la violencia, casi hasta el punto de la locura. Algunos biógrafos opinan que Natsu favoreció la fascinación de Mishima por la muerte. Natsu no permitía que Mishima jugara a la luz del sol, que practicara algún deporte o que tuviera juegos rudos con otros chicos de su edad. Prefería que pasara su tiempo solo o jugando a las muñecas con sus primas. A causa de su tuberculosis no participó en la guerra, suceso que él mismo entendió como una humillación.
Mishima es considerado parte de la “segunda generación” de escritores de la posguerra. Durante los años 60 escribió sus más importantes novelas, dentro de estas obras, destaca su tetralogía El Mar De La Fertilidad, compuesta por varia novelas que en su conjunto, constituyen una especie de testamento ideológico del autor, quien se rebelaba contra una sociedad para él sumida en la decadencia moral y espiritual. La mañana del 25 de noviembre de 1970, Mishima llevaba la última parte de esta tetralogía a su editor. Después se dirigió junto con los miembros de su grupo a un cuartel del ejército que ocuparon y, tras un discurso a la tropa, él y su compañero Masakatsu Morita se suicidaron mediante seppuku (decapitación), su kaishaku (asistente) trató de decapitarlo tres veces sin éxito, finalmente, fue Hiroyasu Koga quien realizó la decapitación. Con su muerte desapareció un artista superdotado, quien marcó un rumbo en la historia de la literatura japonesa contemporánea.
María Silva.- Tú manifiestas tu descontento por la sociedad en que vives ¿por qué tu inquietud por innovarla?
Yukio Mishima.- Mi necesidad de trasformar la realidad era una necesidad urgente, tan importante como las tres comidas diarias.
María Silva.- ¿Cómo te das cuenta de que la sociedad está en decadencia moral?
Yukio Mishima.- Hay días en los que uno tiene la impresión de que los hombres viven como ratas y no siente el menor deseo de parecerse a ellos.
María Silva.- ¿En qué forma los hombres pueden parecerse a las ratas?
Yukio Mishima.- ¿Cómo es posible denominar "hombre de acción" a quien por su trabajo de presidente en una empresa hace ciento veinte llamadas telefónicas diarias para adelantarse a la competencia? ¿Y es tal vez un hombre de acción el que recibe elogios porque aumenta las ganancias de su sociedad viajando a países subdesarrollados y estafando a sus habitantes? Por lo general, son estos vulgares despojos sociales los que reciben el apelativo de hombres de acción en nuestro tiempo.
María Silva.- ¿Cuál consideras que sea la causa de este deterioro social?
Yukio Mishima.- El problema es que la situación política moderna ha transformado la sociedad en un teatro y al pueblo en una masa de espectadores.
María Silva.- Has señalado solamente las partes negativas del ser humano ¿a caso nuca reflexionas sobre sus partes positivas?
Yukio Mishima.- En mi profesión existe una gran contradicción que consiste en tratar racionalmente lo absolutamente indefinible e impalpable: la mente humana.
María Silva.- ¿Y hay algo en la mente humana que sea de tu agrado?
Yukio Mishima.- Cuando uno se convence de que, al enamorarse, resulta tremendamente vulnerable, la idea de haber vivido hasta entonces desconocedor de esta verdad le hace estremecerse. Por esta razón, el amor vuelve virtuosas a ciertas personas.
María Silva.- ¿Y tú como describes la idea de amar?
Yukio Mishima.- Amar es buscar y ser buscado al mismo tiempo.
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