Entrevista al almadenense José Ángel Jiménez Muñoz de Morales - Exarbitro de primera división

Por Mipuebloalmaden
  El 11 de febrero de 1990, alrededor de 90.000 gargantas esperaban en el Camp Nou la salida de los jugadores que aquella tarde iban a protagonizar el encuentro de Primera División entre el Barcelona y el Mallorca.
En aquel conjunto azulgrana, que luego sería campeón de la Copa del Rey, había hombres y nombres como Koeman, Eusebio, Bakero o Michael Laudrup, pero el recuerdo de José Ángel Jiménez Muñoz de Morales (Almadén, 24 de junio de 1945) no está tan marcado por las presencias que tiene cercanas en el túnel de vestuarios, sino por aquellas que aguardan al final de la escalinata que le colocará sobre el césped del estadio más grande de Europa.  En una época, además, en la que el trío arbitral salía al campo en solitario, sin el abrigo que proporciona en la actualidad el protocolario acto de los saludos. «El árbitro es el único que sale al campo sin afición», explica el excolegiado almadenense echando la vista atrás hacia un recuerdo que, reconoce, le impresionó. «Subir la escalinata del Camp Nou y salir a ese estadio lleno, con todas esas gargantas ahí, impresiona, no hay ninguna duda», afirma.
 No es el único campo de tronío que el excolegiado almadenense pisó durante su carrera en la Primera División. «San Mamés, el de antes, también era un campo muy especial, con un ambiente muy caliente y con mucho fútbol», explica Jiménez Muñoz, «no en vano todo el mundo le llamaba la Catedral». Tampoco la ausencia de un saludo protocolario (salvo en los encuentros internacionales)es la única diferencia de aquel fútbol y el de la actualidad, un fútbol más intenso y más universal, pero también un deporte más crispado que en aquellos años.  Pero hay similitudes. «Aunque sea a otro nivel, la realidad es que al árbitro se le ayuda poco, y ya se le ayudaba poco entonces», explica el excolegiado, que asegura desconocer «si es porque los intereses ahora son mucho mayores, pero lo cierto es que en el terreno de juego cada uno defiende sus intereses, y los jugadores ayudan poco a los árbitros». Eso sí, los jugadores tienen un respaldo detrás, «pero el árbitro es el único que no tiene afición vaya al campo que vaya», repite.
 
 Jiménez Muñoz de Morales continúa ligado al arbitraje. Es vocal de relaciones externas del Comité de Árbitros, un cargo que abandonará próximamente «por la edad, hay que rejuvenecer todos los estamentos». Además, era funcionario no docente en la Universidad Complutense de Madrid y abogado, pero ya no ejerce en ninguna de las dos profesiones. En estos momentos, su ocupación es el fútbol, «que ha formado parte de mi vida desde siempre, y siempre ha sido una parte muy importante, una parte capital».  Dentro de su último año de vida arbitral, el excolegiado almadenense también ejerce como informador en Primera y Segunda División, y también en el comité madrileño, «pero por imperativo de la edad está muy próxima la retirada».  Eso, el final de una carrera arbitral, «es algo que uno siempre ve muy lejano, pero al final acaba llegando y hay que asumirlo», explica.
El fútbol. Más allá de su labor todavía en el seno del comité, José Ángel Jiménez Muñoz de Morales también se sienta delante del televisor o va a los campos de fútbol para disfrutar de un deporte que no sólo ha sido una parte fundamental de su vida, sino que también le divierte.
 Un deporte que disfruta. «Cuando uno ve un partido de fútbol no puede evitar fijarse en la labor arbitral», afirma, como parte de esa parte profesional que es imposible sacarse de encima. Por eso, se fija en el árbitro, en cómo aplica el reglamento y cómo se mueve tácticamente sobre el terreno de juego, pero tampoco pierde de vista a los equipos, a los jugadores.  Disfruta del fútbol. «El leitmotiv de nuestra labor también es el juego, el fútbol, y eso hace que contemples con absoluta atención los partidos deseando ver un buen espectáculo, así que también me fijo mucho en los jugadores, en la distribución de los equipos, en el juego», afirma. Y lo hace, además, «sin tener la necesidad de que gane uno u otro que tiene un seguidor impenitente, sino disfrutando por el simple juego». Fuente: latribunadeciudadreal.es/I. Ballestero   Compartir