.
Pandora Magazine: ¿De dónde sale el nombre de Carlos Vermut?
Carlos Vermut: Yo dibujaba fanzines, y cuando tenía 15 años fotocopié para la portada una etiqueta de vermut porque me gustan mucho las etiquetas, los dibujos son chulísimos. Entonces todo lo que hacía lo firmaba como Carlos (Vermut) López del Rey, hasta que desaparecieron los paréntesis y el ‘López del Rey‘ y se quedó en Carlos Vermut. Así firmé los cortos, “Diamond Flash“ y ahora “Magical Girl“.
PM: En cuatro años has pasado de hacer un par de cortometrajes con amigos (“Michirones“ y “Maquetas“ en 2009) a llevar la producción de “Magical Girl“ con un presupuesto de medio millón de euros. Mucha responsabilidad, mucho dinero. ¿Qué tal el cambio?
CV: Lo primero que se tiene que entender es que es un trabajo, hay gente implicada, hay dinero implicado, y tienes que hacer una buena película que, además de serlo, debe ser rentable. Me lo planteé así, “tengo que hacer la mejor película posible“. Sí que hubo un par de momentos en los que me agobié un poco. En “Diamond Flash“, era mi dinero, y si la cagas sólo respondes ante ti mismo. Pero cuando una productora confía en ti (como es el caso) o tienes una subvención, estás trabajando con dinero público, tiene que tener un sentido hacer esa película, no puede ser simplemente porque yo creo que debe existir. Al final sentí un poco de presión, pero la mejor manera de quitártela de encima es intentar exigirte lo mejor, hacer una película buena y que además se amortice (que para mí son dos cosas que van juntas) para poder seguir haciendo películas en un futuro.
CV: Tengo un par de proyectos que necesito jerarquizar cuando llegue a Madrid y se acabe todo esto [la promoción de "Magical Girl"]. Sentarme y decidir con cuál me pongo. No quiero hablar mucho, porque tampoco sé si se van a acabar haciendo, pero te puedo decir que tengo dos proyectos y necesito darle prioridad a uno de ellos para ponerme a escribir cuanto antes.
PM: ¿Te planteas rodar fuera de España?
CV: Me gustaría rodar en Europa. No tengo ningún interés de rodar en Estados Unidos. No sé, si me ponen un maletín lleno de billetes me lo plantearía pero no es ninguna obsesión. Prefiero hacer las películas que quiero hacer como las quiero hacer. En Estados Unidos creo que es algo difícil, y como no tengo la necesidad de ser un director millonario, sino que quiero hacer películas que sienta y me apetezca hacerlas, creo que el mercado europeo me permite hacerlo más a mi manera.
PM: Sé que estuviste en el Festival de Sitges, presentando “Magical Girl“ y luego hiciste un encuentro con fans en la Sala Fnac. ¿Pudiste ver algo que recomendarías?
CV: Vi “Musarañas“, que recomiendo, por supuesto, vi también una película iraní de Ana Lily Amirpour (una tía maravillosa, por cierto), “A Girl Walks Home Alone At Night“. También recomiendo “Tusk“, de Kevin Smith, aunque no me ha gustado. Creo que es una película que hay que ver para experimentar el desconcierto de qué está ocurriendo. Desde que Kevin Smith se ha quedado sin dinero está haciendo películas muy arriesgadas (“Red State“, por ejemplo, me encantó), espero que siga tiempo así para que siga haciendo películas como las que está haciendo.
PM: Los personajes de la película se llaman DAMIÁN (Sacristán), BÁRBARA (Bárbara Lennie) y LUIS (Luis Bermejo). ¿Es casualidad que dos de los actores compartan nombre con su personaje o ya escribiste el papel pensando en ellos?
CV: Es casualidad, totalmente. El personaje de Bárbara se llamaba así desde el principio, y luego coincidió que Lennie estaba disponible. En el caso de Luis, el nombre de su personaje es un homenaje a Lewis Carroll (el autor de Alicia en el País de las Maravillas), y también fue casualidad contratar a un actor con su mismo nombre. Durante toda la producción, el rodaje, escritura del guión y vida de la película nos han ocurrido cosas similares, muy misteriosas.
CV: En la película, Luis hay un momento que se encuentra una pieza de puzzle, que en realidad es algo que hace que se desencadene toda la trama. Yo nunca me suelo encontrar piezas de puzzle, pero durante el rodaje nos llegamos a encontrar hasta 8 piezas, que tengo en casa. Y otra cosa que me ocurrió que fue muy, muy casual fue que cuando vi que habían seleccionado a “Magical Girl“ para la SO del Festival de San Sebastián, justo en ese momento pasó por la calle un coche en el que estaba sonando la canción de Niña de fuego (que juega un papel importante en la película), una canción que jamás había escuchado en un coche, ni prácticamente en ningún sitio. Además, era la misma versión, la de Caracol.
PM: Parecías predestinado a ganar las Conchas, entonces. ¿Se notan, cuando vas por la calle?
CV: Me reconocen más, me paran para hacerme una foto. Se nota en Madrid y en las ciudades. Da gusto, de momento da gusto. Me gusta que me reconozcan por mi trabajo, diferente sería que me reconocieran por haber matado una señora y haber estado en la cárcel [ríe]. Sí mola que te reconozcan por el trabajo, que te paren y te hagan fotos.
PM: “Magical Girl” ha tenido ahí una gran aceptación entre público y crítica, y la mayoría la ha puesto en un pedestal. ¿Te obsesionan las críticas negativas?
CV: Me interesa la opinión general. Si la opinión general fuera mala, tengo que admitir que me preocuparía. Me gusta que se polaricen las críticas: “Diamond Flash“ las tenía muy enfrentadas. Peor hubiera sido que la gente le pusiera un seis, pero no porque uno vote un uno y otro vote un diez, sino porque todos creen que la película es un seis: “Diamond Flash está bien, pero tampoco…“, ¿sabes? Si puedo elegir, me gusta tener críticas malas siempre que las haya de buenas. Yo creo que “Magical Girl“ es una película más accesible y más apreciable cinematográficamente, pero que mantiene la esencia de “Diamond Flash“. No me obsesiona porque, como tú dices, la mayoría han sido buenas. Si la mayoría hubieran sido malas, no sé qué me hubiera pasado, claro que te afecta lo que piensa la gente porque haces la película para la gente.
PM: “Magical Girl“ se divide en tres partes, Mundo, Demonio y Carne. Esto son, los enemigos del alma en la Tierra según el cristianismo, y también el último disco de estudio de los Brincos. ¿Cómo encajan estas dos referencias en la trama de la película?
CV: A parte es una peli de 1959, americana, post-apocalíptica. Me gustan mucho los Brincos, sabía que existía el disco y lo veía un título muy sonoro, Mundo, demonio y carne. Así se iba a titular la película al principio, pero al final fui escribiendo más y más y cambiando detalles hasta meter el de la “Magical Girl“ y entonces cambié el título. Aún así, me gustaba mucho el concepto de Mundo, demonio y carne como enemigos de los personajes y lo mantuve como título de los capítulos. Con estas referencias empiezas con los brincos, le das forma: recojo cosas que me gustan de la realidad, las incluyo en la película, y las uso para darles sentido dentro de la trama.
PM: Los enemigos de los personajes. Si tienen enemigos, ¿es porque son malos?
CV: Yo evito juzgar a mis personajes dentro de la película, nunca hago un juicio sobre ellos: sólo explican sus condiciones a través de sus circunstancias, porqué actúan como actúan. Yo no los ataco ni los defiendo, me mantengo en una posición neutra. Hay gente que piensa que las cosas son blancas o negras. A veces hay que tomar partido en las cosas, no puedes sentarte y quedarte pensando que todo es relativo, pero me cuesta mucho tomar partido en general, y con mis personajes (aunque sean malos o hagan actos malvados o deplorables) me gusta saber cómo han llegado hasta ahí, que no sean malos porqué sí. Me gusta comprender el porqué de los personajes, sus circunstancias.
CV: Algunas cosas sí, la mayoría no. Eso es porque yo escribo a nivel emocional, prefiero que los actores y los espectadores completen la película a nivel emocional, nunca a nivel intelectual. No le voy a preguntar al espectador “oye, ¿qué ocurre tras la puerta del Lagarto Negro?“: ellos no lo saben, yo tampoco lo sé. Pero conocen las consecuencias, y pueden suponer que es algo terrorífico. Ellos pueden completar la película mentalmente si es lo que buscan. Encuentro mucho más interesante como espectador tener el poder para sugerir lo que pueda suceder, que verlo porque otro lo ha escrito por mí, esto me condicionaría a un sólo hecho que tenemos que aceptar. No sabemos qué hay tras esa puerta, y me parece mucho más terrorífico no saberlo exactamente: el misterio siempre es más terrorífico. En “Twin Peaks“, David Lynch no nos cuenta quién son esos seres que hay en el bosque, esas presencias. Si nos dijera que son personas que murieron en un incendio hace cien años, bueno, sería una serie de fantasmas más. Pero que sepamos que son unas presencias, unas energías que nunca se nos cuenta exactamente que son me parece mucho más interesante. Manejar el misterio para que el espectador participe a nivel emocional en la película es lo que más me interesa como director.
PM: Ahora que nombras a David Lynch, preparando la entrevista terminé en tu ficha de director en filmin, y me parecieron curiosas dos cosas: la primera, que tu foto allí es un cuadro de un señor antiguo que se te parece bastante. Y la segunda, que tu ficha remite a unos “directores similares” que son, precisamente, David Lynch, Michelangelo Antonioni, y Nacho Vigalondo. ¿Qué ves de ellos en ti o en tu forma de hacer cine?
PM: Como ese de Keanu Reeves que se pasea por las redes, ¿no?
CV: Exacto, Keanu, yo, y unos pocos más de la profesión somos todos vampiros [ríe]. En referencia a los directores, es obvio que son miradas distintas. Pero claro que se puede comparar. En el caso de Lynch, es la búsqueda de lo extraño. Mis películas están ancladas en la realidad, y aunque el misterio exista en el pasado, son misterios bastante realistas. Incluso en “Diamond Flash” cuando el superhéroe se teletransporta, pues es un superhéroe que se teletransporta, como los hay a mares. En David Lynch es un misterio más incomprensible que la propia vida. Con Antonioni, también existe un misterio, pero tiene que ver con la esencia humana. Porqué reaccionan los personajes cómo reaccionan, lo que sucede en una atmósfera enrarecida. Y con Vigalondo, me imagino que es algo más generacional, aunque es verdad que nuestro cine, aunque distinto, siente fascinación por la culpa: “Cronocrímenes” intenta corregir algo que has hecho mal, en “Extraterrestre” se usa la invasión alienígena para tapar una infidelidad, y en “Open Windows“ el personaje de Elijah Wood acarrea una culpa por estar haciendo algo que no debería hacer. Cuando Nacho escribía en su blog, me gustaba leerlo para ver como escribía las cosas desde otro punto de vista: igual que Tarantino en “Reservoir Dogs” nunca muestra el atraco y se centra en los personajes que se ven envueltos en él, en las películas de Nacho es un poco así. También pasa eso en “Diamond Flash“, nunca vemos la vida del superhéroe, sino lo que le pasa a la gente que se cruza en su vida. Nuestras inquietudes son bastante parecidas.
PM: ¿De qué va “Magical Girl“?
CV: La película va sobre un padre que quiere conseguir un vestido para su hija, que está enferma de leucemia, y se cruza en ese viaje con los personajes de Bárbara y Sacristán. Todos los personajes tienen deseos que quieren cumplir, y los deseos de un personaje entran en conflicto con los deseos de otro: es una lucha por conseguir lo que ellos desean a costa de los deseos de los demás.
PM: ¿Cómo convencerías a alguien de que viera “Magical Girl“ si no le ha gustado “Diamond Flash“?
CV: “Magical Girl“ es una película más convencional (en el buen sentido de la palabra), más accesible al público. Creo que mantiene un poco la esencia de lo que a mí me interesa, el tipo de relaciones obsesivas que existen en “Diamond Flash“, pero que a la hora de conectar con el espectador es mucho más amable, la película. Yo invitaría a alguien a quien no le ha gustado “Diamond Flash” a que le diera una oportunidad a “Magical Girl”. Aunque me gusta insistir en que no me gusta tener que ser yo el que convenza a la gente, prefiero que esperen a las redes sociales, que vean qué dicen sus amigos que ya la han visto, y si les convencen, que vayan.
Entrevista: Pol Llongueras