Entrevista con Ignacio Martín Lerma, autor del poemario Primer Plano

Publicado el 26 enero 2015 por Pandora Magazine @PandoraMgzn

Ambos acudimos a la llamada del otro, su exactitud a la hora de expresar lo que acontece en un corazón captó inmediatamente mi atención, la de una lectora voraz.  Primer plano, su destape literario a ojos del mundo, llegó a mis manos y se ha convertido, sin pretenderlo, en uno de mis libros de referencia al no encontrar las letras, es ese momento, el instante donde no importa la hora que dictaminan las agujas del reloj.

Y ahora, frente a frente, nos desnudamos.

Conocerle un algo más es mi propósito y mi objetivo, que tú, después de leer esta entrevista, caigas rendida/o a los pies de sus manos, sus dedos son los culpables de pequeñas pero grandes obras de arte expresadas en un apasionante juego de letras.

Sonia Pérez:  ¿Cree que son tiempos difíciles para los soñadores o, por el contrario, ser soñador puede que sea una fuerte baza a favor para sobrellevar con mejor ánimo esta época de crisis en que nos encontramos?

Ignacio Martín Lerma: Creo que cualquier momento es difícil para ser soñador, pero ir un poco a contracorriente es siempre un sello de personalidad. Vivimos en tiempos donde casi todo es instantáneo, rápido y superficial, por lo que debemos darle, al menos de vez en cuando, al “pause” y detenernos en todo eso que se nos escapa mientras “vivimos”. Ahí es donde, muchas veces, se esconde la Poesía.

SP: Veo que es una persona con bastante actividad en las redes sociales. A título personal, ¿qué opinión le merece esta “era digital” respecto a lo que sería el fomento hacia el interés por la cultura; son las redes sociales una herramienta útil o tan sólo nos crean una falsa sensación de socialización como muchos creen?

IML: Como bien dices, soy activo en redes sociales porque, en mi caso, me ha dado muchísimas alegrías. En primer lugar, ayudan a la difusión de una manera real, ya que si la gente comparte tus trabajos, sin que haya detrás ninguna campaña de marketing, es porque realmente les gusta lo que haces. En segundo lugar, gracias a estos “lazos digitales” conocemos de una manera directa las opiniones y reacciones de la gente que te sigue, lo que me parece muy interesante ya que se rompe ese estado solitario que es la creación para tener un contacto directo con el público.

SP:  Profesor en la Universidad de Murcia, arqueólogo, cineasta y poeta… sin duda es usted un hombre muy activo. ¿Es sencillo compaginarlo todo en el día a día? ¿Cree que podría vivir sin alguna de esas disciplinas en las que se mueve? ¿Qué le suponen cada una en su vida?

IML: Pues no es nada fácil (risas). Yo siempre digo que le dedico mucho tiempo al arqueólogo, al cineasta y al poeta, pero poco tiempo a mi… Me paso muchísimas horas trabajando, sobre todo, en mi faceta como arqueólogo, que es mi auténtica profesión. La docencia y la investigación científica necesitan una dedicación plena y, muchas veces, echo de menos el no tener más tiempo para escribir más poemas o para rodar esos guiones que tengo aún en el cajón. Eso sí, no concibo mi vida sin estar inmerso en estas tres disciplinas.

SP: Como acabamos de comentar, es usted un apasionado del séptimo arte y tiene además en su haber varios cortometrajes (“Oscuro Silencio” (2001), “Rol” (2002), “Mosquicidio” (2005), “Frío” (2006), “Invierno” (2008), “Días extraños” (2009) y, como codirector “Merry Little Christmas” ( 2010) junto a Manuel Marín, “Lluvia” (2013) junto a Javier Arellano) algunos de los cuales han obtenido reconocimientos a nivel nacional e internacional… A primera vista resulta un tanto curioso encontrar en una misma persona actividades tan opuestas. ¿Diría usted que se pueden encontrar tintes poéticos dentro del cine de terror o se trata de contraposiciones que conforman su equilibrio creativo?

IML: Yo creo que sí. El Cine no deja de ser un arte, y aunque la temática sea de terror, para mí, la poesía debe estar presente en los encuadres, en lo que dicen los personajes o en cada nota musical de la banda sonora. Por ejemplo, “Lluvia” pretende hablar, más que con los diálogos de los personajes, con el potencial visual y poético de las imágenes. Esto también me ocurre al contrario, ya que no sé escribir un poema sin tener un estilo descriptivo muy cinematográfico.

SP:  “Primer Plano” es el nombre de su primera y, hasta la fecha, única obra publicada de cuya primera edición se vendieron más de 2.500 ejemplares según tengo entendido y que volvió a editarse nuevamente a finales del año pasado debida a la fuerte demanda que generó. ¿Esperaba usted una respuesta así? ¿Qué cree que es lo que ha podido causar tal “boom”? ¿Tiene previsto volver a publicar un nuevo poemario a corto o largo plazo?

IML: Nunca pensé que iba a ocurrir lo que ha pasado; y los que me conocen, de verdad, lo saben. Cuando se publicó “Primer Plano” nunca pensé que se iba a vender. Mi única ilusión era ver recogidos, en un libro, los poemas de una etapa de mi vida. Pero todo lo que ha ocurrido con este pequeño libro de 50 páginas ha sido realmente increíble… 3000 ejemplares y actualmente vuelve a estar agotado tras 6 ediciones. La razón del “boom” no la sé exactamente, pero creo que está en la sinceridad de los poemas. Claro que tengo previsto publicar un nuevo poemario, y sé que va a sorprender, pero prefiero no desvelar nada aún…

SP: Y siguiendo con la poesía, tras leer ese poemario que comentábamos, vemos que se trata de una poesía que consigue impactar y adentrarse en quienes deciden acercarse a ella. Una poesía aparentemente sencilla pero cargada de matices donde se puede descubrir que nuestro entrevistado impregna su escritura con una marca muy personal. ¿Qué inspira a Ignacio Martín Lerma a la hora de enfrentarse al folio en blanco? ¿Dedica un tiempo concreto a escribir o es de los que opinan que a la creatividad no se le deben imponer limitaciones ni horarios?

IML: Me inspira vivir. La mayoría de mis poemas, por no decir todos, están basado en mis vivencias (o muy cercanas a mí) y, sobre todo, emociones personales. A la creatividad no le suelo poner horario, viene a visitarme sin avisar y detiene todo lo que esté haciendo en ese momento. De hecho, el bloc de notas de mi iPhone está cargado de versos, ideas o anotaciones, escritas a raíz de una sensación, un comentario o un simple cruce de miradas por la calle…

SP: Indagando un poco he visto en su canal de Youtube el vídeo del recital que compartió con su padre hace poco más de un año y no he podido evitar que me surgieran algunas preguntas. Con un padre que, entre otras cosas, escribe poesía ¿podemos decir que era inevitable que usted terminase siguiendo sus pasos o fue algo que surgió ajeno a esa influencia? ¿Ha pensado en volver a repetir la experiencia de recitar junto a su padre en el futuro?

IML: A mi padre le debo, más que un determinado estilo poético, el ver con normalidad la creación. Desde pequeño, le he visto plasmar sus sentimientos en un papel y, lógicamente, yo empecé a hacer lo mismo. Según crecía, me fui dando cuenta de que no era algo tan común como yo pensaba. Por eso, siempre le estaré eternamente agradecido por haber fomentado en mi esos “genes creativos” que llevo dentro gracias a él.

SP:  Además de la poesía, en su familia también hay una estrecha relación con la arqueología ¿Fue tal vez esa admiración hacia sus antepasados lo que le hizo interesarse por la arqueología o sencillamente fue una evolución lógica del no dejar morir a su niño interior lo que le llevó a seguir conservando esa ilusión y esas ganas por descubrir acerca de un pasado que nos pueda llevar a comprender quizá mejor el presente?

IML: La Arqueología me ha ofrecido un punto de vista de la vida muy interesante y diferente, ya que en la actualidad se suele vivir con los ojos puestos en el ahora o en el futuro; pero el tener presente al pasado ayuda a comprender muchísimo mejor el panorama actual, sea en el plano que sea. Ya que mencionas al niño que todos llevamos dentro -como dice Saint-Exupéry- quiero acabar agradeciéndote, Sonia, lo interesante que me ha parecido esta entrevista, ya que has querido descubrir cosas, no sólo del personaje, sino de ese “niño grande” que hay detrás de mis excavaciones, versos o fotogramas.

Concluye la entrevista. Un set de rodaje improvisado donde las cámaras, luces y micrófonos dejan su cometido abandonado y en el que las letras seguirán siendo protagonistas de su vida, de la que nos hace partícipes a quienes, de una forma u otra, tenemos la necesidad de sentir que una pequeña parte de la nuestra se refleja en un verso. De eso se trata el leer, de sentir y no dejar de hacerlo; ser la imagen que captura un objetivo, enfocarla en un primer plano y lograr que emocione.