En esta ocasión le invitamos nuevamente con motivo de la aparición de su último libro El líder que llevas dentro (Alienta, 2012), que estamos seguros que tendrá muy buen eco entre el mundo de los directivos. El hastag en twitter es #ellíderquellevasdentro.
También es autor de otros libros de empresa como: MBA´s: ¿Ángeles o demonios? (Gestión 2000), Revolución LinkedIn (Paidós) o El reino de la humildad (Alienta). Aquí van las preguntas y sus respuestas:
¿Cuándo y por qué nace El Líder que llevas dentro? Nace en un momento de búsqueda (de búsqueda de sí mismo) del propio autor, que transita por la senda de preguntarse quién es, de dónde viene, adónde va. Resulta manida la cuestión, pero a penas nos acercamos a ella como deberíamos. Nos da miedo enfrentarnos a esta pregunta, porque tememos que la respuesta sea errónea, triste.. o, simplemente, no respuesta, el vacío. El libro, por tanto, es parte de esa búsqueda, que, en el fondo, responde tanto al cuándo como al por qué. Para liderar primero debo hallarme a mí mismo, encontrarme conmigo mismo. Porque parto de una premisa vital: no estoy en la vida, en el mundo, para pasar desapercibido y tener una vida anodida, anónima. Estoy en el mundo por algo, para dejar una huella, un rastro, una pegada. Porque la vida importa. El libro invita a esa búsqueda personal. Pero esa búsqueda, como digo, es íntima, personal e intransferible: yo te puedo mostrar la puerta de entrada, pero eres tú el que debe entrar.
¿Cuál es el elemento diferenciador de este libro respecto a otros de temática similar?
Este libro no aporta nada que no se haya dicho antes sobre liderazgo (de ahí que me extienda en la bibliografía final, para citar a todas mis fuentes), pero, a la vez, aporta mucho, sobre todo, en el cómo: en cómo me he acercado al tema, en forma de máximas, de breves reflexiones, de frases sentenciosas, que buscan provocar al lector, sacudirlo, inquietarlo, menearlo... no dejarlo indiferente. Me consta que no está dejando indiferente a nadie. El problema del liderazgo como tema es que en un tema tan habitual como manido, esto es, que cansa por sobado y, a veces, malentendido. Y todo, porque la fuente del liderazgo, el origen, que esla persona, no se entiende a sí misma. ¡Cómo vamos a entender el liderazgo si nos entendemos a nosotros mismos! Para entendernos tenemos primero que conocernos a nosotros mismos, y ese autoconocimiento es el que propongo, pero no como teoría sino de forma práctica, como una lucha cuerpo a cuerpo, cara a cara, de tú a tú, sin cuartel, con uno mismo. Por eso las reflexiones son continuas sacudidas y golpes directos a la yugular del lector, para despertarle de su letargo... hacia sí mismo. Eres el que eres, sí; pero, sobre todo, llega a ser el que eres, porque ya eres el que eres, aunque, a menudo, por desconocimiento, horfandad, vaguedad, cansancio o miedo, no quieres saber quién eres ni llegar a ser el que eres.
¿Qué es lo más te ha sorprendido al investigar y escribir este libro?
En realidad, me ha sorprendido cómo al propia escritura de las reflexiones que alumbran el libro me han ido removiendo por dentro, transformándome, cuestionándome cosas, cambiándome. Al escribir, he discutido conmigo mismo, me he batido en una lucha con mi interior, pues hablo de los grandes temas, esas "ultimate questions" que a veces asustan. Pero son esas preguntas, las cuestiones difíciles, las que esconden y alumbran las grandes verdades.
¿Cuál es la principal mentira al hablar de liderazgo?
Que se encare el liderazgo como algo casi sobrenatural, propio de superhombres. En la introducción del libro digo que el liderazgo se ve como un estado celestial, especial... Se ve y se percibe. Pero mal hará el líder que, sintiendo o percibiendo esa sensación, se quede ensimismado en el estado celestial y no baje a la tierra, a la arena, al día a día. El auténtico liderazgo es el de la naturalidad, el dela cotidianidad, el de la normalidad. Esa es la gran paradoja del liderazgo: algo tan especial, que, sin embargo, rebosa ese tono especial por ser natural, simple y llanamente. En 1957 Philip Selznich dijo que el liderazgo era prescindible. Esa es la gran verdad, y a la vez normalidad y paradoja del liderazgo: que el liderazgo llegará a ser real, liderazgo, cuando no haga falta. Pero para eso aun falta un largo camino... que cada uno de nosotros debe seguir: la senda del autoliderazgo. Y eso, teniendo en cuenta que el autoliderazgo asusta e infunde temor, porque muchos ven con recelo a las personas autolideradas, pues estas son personas libres, con personalidad y cabales, o sea, no manipulables.
¿Y la principal verdad?
En el fondo, va contestada en la pregunta anterior. La gran verdad del liderazgo es la persona, no el líder, sino la persona que encarna ese líder, la persona que vive dentro de ese líder: esa persona natural, cabal, entera (íntegra, del latín, entera, sin doblez). Era la persona, no el liderazgo.
¿Cuál es el principal error que cometen los líderes?
Creérselo, esto es, creerse tan líderes que están por encima del bien y del mal. Es curioso, pero en 2004 Michael Porter, Nitin Nohria y Jay Lorsch (casi nada al aparato, Porter y Nohria, actual decano de Harvard Business School) publicaron un brillante artículo en Harvard Business School sobre las siete sorpresas de los CEO cuando llegan a ese puesto. Y vieron que, entre ellas, estaban el hecho de que esos líderes viesen que eran incapaces de dirigir la compañía, que dar órdenes es muy costoso.., que, en realidad, no eran los jefes. Y que, en el fondo, por muy CEO que fuesen... ¡solo eran humanos! Puede resultar paradójico, histriónico, cómico o incluso ingenuo o naif, pero abundan los directivos que, al llegar a esa posición de liderazgo, se creen con un halo de perfección, de infalibilidad, de superhombre. Pero, en realidad, Superman fue un personaje de ficción. Solo presenciamos al auténtico Superman, cuando el actor, Christopher Reeve, batalló como un superhombre frente a su enfermedad en una silla de ruedas.
El subtítulo del libro es: Inteligencia espiritual para triunfar en la vida y en la empresa. ¿Por qué lo espiritual está tan mal visto?
Porque espiritual se asocia demasiada frecuencia -craso error- a religión, cuando, en verdad, tienen que ver mucho menos de lo que aparente. Lo espiritual es incluyente (todos tenemos espíritu en nuestro interior, nuestro ADN); lo religioso separa. De hecho, puede escribirse la Historia de la humanidad a partir de todas las guerras de religiones que ha habido a lo largo de los siglos, ese "choque de civilizaciones" que, en el fondo, es el resultado de choque de religiones. Resulta curioso, pero cuando escribí el libro, una de las personas con las que más debatí sobre estos temas fue un sacerdote ortodoxo de origen estadounidense (nacido en NY) y afincado en Grecia. Pero el liderazgo no es un tema religioso. Quien lo vea así cae en el reduccionismo. El liderazgo tiene que ver con la persona, con el ser, con el quién de las organizaciones; un quién que tiene cuerpo y espíritu en lo más profundo de su ser. De ahí la parte espiritual. Cómo va a emerger ese líder al exterior si en su interior, en su ser, en su espíritu, se halla perdido o esclavo de sí mismo.
Warren Bennis decía: "El liderazgo es el tema más tratado en la literatura del management y al mismo tiempo el peor comprendido". ¿A qué se debe?
Sin duda, Bennis tiene razón al afirmar eso. El liderazgo y la estrategia son los dos grandes temas, los dos tótems de la gestión empresarial como temas, a los que habría que sumar ahora la innovación como tema, aunque esta, en el fondo, deriva de la estrategia. Claro que se han escrito cientos de libros sobre RRHH, marketing..., pero, a la postre, liderazgo y estrategia resumen la dirección; por ello el énfasis en esos dos aspectos. Basta con acercarse a Europa en estos momentos: si se ve la escena de la UE ante la crisis, no es complicado llegar a la siguiente conclusión: falta estrategia (una estrategia unida, unificada, unitaria, única) y falta liderazgo (visión, dirección, sentido), porque, en realidad, Europa carece, a diferencia de otros tiempos, de grandes estadistas, de dirigentes que piensen y vean más allá de sus intereses particulares. No hace falta ni acudir a Churchill, De Gaulle u otros. Baste comprender el estadismo de Helmut Hohl o Mitterrand. Incluso en España ha dado en fechas recientes grandes estadistas, como los protagonistas de la Transición. Pero hoy faltan mentes brillantes en esa línea, mentes con liderazgo y estrategia, con una visión clara del futuro, y que la vocación clara por el servicio y por dejar una huella imborrable, por hacer Historia.
Según algunos estudios "sólo el 16% de los directivos son auténticos líderes". Díganos 3 consejos para estar en ese 16%.
Manfred Kets de Vries lo resumió brillantemente con su trilogía humor, humanidad y humildad. Soy un firme defensor de la humildad y de la humanidad, pero, más allá de eso, más que tres cualidades, propongo un marco de tres ejes con tres frentes cada uno. Primer frente: conocer (knowing), hacer (doing) y ser (being). Debemos trascender los dos primeros y alcanzar, conquistar, el ser. Segundo frente: carrera, relaciones (networking) y desarrollo espiritual. Las personas se enfocan solo en subir, ascender y hacer relaciones para subir, pero se olvidan de subir por dentro, en su interior, en el espíritu. Tercer frente: visión, voz, vitalidad. Los líderes tienen visión y saben hacer llegar su voz, pero a menudo ni esa voz ni esa voz dan, en suma, vitalidad. El propio Bennis ha dicho que el líder es un adicto a la vida. Por supuesto que lo es, pues liderazgo es vida (y da vida). Por tanto, partiendo de la premisa y objetivo último del liderazgo, que es el servicio, las tres cualidades serían: ser, desarrollo espiritual y vitalidad. Por supuesto que hay numerosos recetarios de cualidades del liderazgo (tantos como menús y recetas de cocina), pero, sin un interior sólido y consistente, a prueba de bombas, es imposible hacer realidad el resto. Y el interior es la persona, porque, al final, liderazgo se escribe con P... de persona.
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