Para quienes huyen de las trampas de listas anuales y prefieren centrarse en lo musical, Ornamento y Delito representan una de las cimas del último rock más personal, inconformista e incisivo del estado. Su concierto el próximo 20 de marzo en el segundo aniversario de la inquieta productora La Radio de Cristal en La Antigua Estación (junto a los suecos Lucknow Pact), es la ocasión de oro para conocerles.
-Empecemos por el principio, por cómo y cuándo se formó el grupo.
Como Ornamento y delito nos juntamos en septiembre de 2006, más o menos. Digo más o menos porque antes hubo varios intentos de formar una banda en la que estábamos Rober, David y yo mismo (Gari) que se hizo llamar GGQuintanilla y el telón de acero. GGQuintanilla es mi nombre artístico y empecé a sacar cosas en solitario hacia 2002, cuando se disolvieron mis bandas vizcaínas (Sintéticos y You Be Adorada). Rober venía del mítico grupo portugalujo Goofy y había estado también en You Be Adorada un tiempo. Viéndonos los dos en Madrid y sin banda, decidimos juntarnos para tocar en directo las canciones de GGQuintanilla, con bases programadas y dos guitarras. Fue una etapa muy divertida y muy poco seria (en el mejor y el peor sentido), con varios conciertos en pubs cutrísimos entre Portugalete y Alcorcón (circuito extrarradio donde los haya) pero, finalmente, decidimos que merecía la pena hacer algo con un poco más de cariño.
David, que había emigrado también a Madrid y era compañero de colegio de Rober, quedó prendado de las canciones de GGQuintanilla y, ya con treinta años, se decidió a aprender a tocar la batería. Este fue el embrión. Después, tras intentos fallidos de introducir a nuestras novias y actuales exnovias en la formación, fue cuestión de buscar bajista a través anuncios por internet que nos trajeron primero a Ricardo (hoy líder de Hoy muero viernes) y, final y definitivamente, a nuestro querido Pepe, que llegó ya en 2007. El proceso, por tanto, fue más largo de lo que parece. Sólo a partir de 2007 se puede decir que consiguiéramos un sonido de banda que nos convencía.
-El hecho de haber tenido un rodaje previo como músicos en otras bandas "subterráneas" (como decís vosotros), ¿de qué forma os ha influido a la hora de abordar este proyecto?
Rober y yo nos conocemos de cuando vivíamos en Portugalete y cada uno tenía su banda en aquel momento. Eran los años noventa, con Gijón como capital del indie y Getxo con su propia réplica (el Getxo Sound). Nosotros pertenecíamos a una extraña anomalía de la margen izquierda del Nervión, dominada por un rollo punkarra y heavy. La gente pensaba que éramos de Getxo y nosotros nos debatíamos entre nuestro orgullo obrero antipijo y nuestra sensibilidad por la buena música. El grupo en el que cantaba Rober (Goofy) era una especie de Pixies local, al mío (El eterno femenino y, más tarde, Sintético), lo comparaban con Suicide o los primeros Cabaret Voltaire; te puedes imaginar la incomprensión que sufríamos. Creo que de aquella frustración nació una fuerza y unas ganas inagotables de seguir creando. Además, lo que aportó todo aquello fue un bagaje musical, una larga escuela de composición y, sobre todo, mucho relativismo a la hora de juzgar todo el mundillo del rock. Tenemos claro que nos gusta esto al margen de la repercusión que tenga nuestra música: como bien dice David, nuestro batería, estamos aquí por y para la canción.
-Tres cds autoeditados, ¿Por qué? Ventajas y desventajas de la autoedición.
El único motivo es que no nos los ha sacado nadie y que hoy existen medios para hacerlo de forma autónoma sin gastar mucha pasta. La principal ventaja de la autoedición (que no es poca) es la inmediatez: grabas y al día siguiente la gente ya puede acceder a tu música. Con las discográficas es un coñazo. Lo que está ya grabado y mezclado hoy puede pasarse en un cajón a la espera de ver la luz años, hasta que la discográfica estime que es el momento adecuado, tiempo suficiente para haberte aburrido de esas canciones y que no te apetezca tocarlas en directo. El pop es un tipo de música muy inmediato, son canciones muy simples que entran directamente pero también tienen una caducidad muy limitada. No se me ocurre mayor tortura que tener que tocar la misma canción durante 40 años, en plan los Rolling.
-Hacía muchos años que no escuchaba un grupo con unas letras tan corrosivas, yo creo que desde las "Hornadas Irritantes" (Derribos Arias, Sindicato Malone, Polansky y el Ardor), quizás algún caso aislado tipo Patrullero Mancuso o Sr. Chinarro, pero en vosotros muchísimo más directos, más incisivos. ¿Es esa una de las bazas de grupo, esa observación vitriólica de la realidad que no deja títere con cabeza?
No es algo premeditado, es algo inevitable. Yo hago las letras pero el sentimiento es compartido. Tal vez tenga que ver con nuestros orígenes bilbaínos, es una especie de residuo punk, pero punk de verdad, que no deja títere con cabeza (tampoco al títere punk). En cuanto a letras y actitud, Derribos Arias e Ilegales para mí son un referente, igual que Sr. Chinarro y Patrullero Mancuso. Últimamente han salido algunos grupos en Madrid o Barcelona que recuperan cierta ironía, como Los Punsetes o Los directivos, pero su crítica me parece inofensiva comparado con lo que hacían Eskorbuto, sigue faltando la política, el discurso sobre el Poder (con mayúsculas), que para mí es lo fundamental. Tal vez de todos estos sólo veo una excepción en Tarántula, de Barcelona. Sin embargo, en Euskadi siguen saliendo algunos outsiders muy bestias, quizás musicalmente un poco cafres pero que realmente se la juegan con las letras, como los Lendakaris Muertos o un grupo nuevo al que veneramos: Ciclos Iturgaiz.
-La no-versión del "Poppy Girl" de Vacaciones" entra dentro de ese esquema, es como si fuera la cara b de dicha canción, ¿no? ¿Cómo se lo han tomado Rafa Skam y compañía? ¿Qué "aviesas" intenciones teníais cuando os dio por adaptarla?
Somos muy amigos de Rafa y se lo tomó genial. Si algo he aprendido es que esta gente del indie es tremendamente tolerante, para bien y para mal (aunque más para bien, gracias a Dios). A mí, particularmente, la canción de Vacaciones me encanta y creo (o tal vez sea sólo mi mente perversa) que la misma Poppy Girl original transpira un fondo melancólico y opresivo que es lo que la hace tan chula. Nuestra versión consistía en poner en primer plano el fuera de campo que para mí estaba ya en la original. Y sí, mi intención era que se montara una guerra de bandas… pero ni con estas.
-Musicalmente también veo una personalidad distinta a lo habitual, asimilando diversos sonidos y poniéndolos al servicio de la canción. ¿Es ese eclecticismo buscado de tal manera que se acomode al concepto del grupo?
Creo que tienes mucha razón cuando dices “poniéndolos al servicio de la canción”. Esa es la clave y nuestro mayor interés: la canción. De vez en cuando y en directo podemos fliparnos algo más con el sonido y los momentos instrumentales, pero todo se construye sobre y para la canción.
-Me da la impresión que vosotros recuperáis el espíritu del after-punk desde una perspectiva más inteligente que mimética (y que hay una buena cultura musical detrás, de Chameleons a Nick Cave, de Only Ones a Bauhaus, de Surfin´ Bichos a Lagartija Nick), ¿creéis que a estas alturas es imprescindible para un músico poseer una mínima cultura rock?
Me alegra que se nos reconozca deudores del alter-punk sin, para ello, tener que disfrazarnos de góticos y calcar el sonido de la época. Lo de la recién pasada horda afterpunk me resultaba infumable, era como “La invasión de los ladrones de cuerpos”, en este caso, de los cuerpos de las viejas glorias del afterpunk. Menos mal que nos dieron alguna pista: en lugar de hacerse llamar after-punk ahora se hacían llamar post-punk (nombre que yo jamás había oído hasta hace unos años). Lo que es importante es digerir la música, esto es, no consumirla como una mercancía, sino integrarla. La gente hoy en día escucha una cantidad imposible de música, pero lo que realmente hacen es consumir catálogos. Para poder entender un disco tienes que escuchártelo durante semanas una y otra vez, como un autista, si realmente te gusta lo haces, la música es un arte que se habita, se tiene que hacer hábito, no basta con juzgar a la primera escucha, desde fuera. La gente tiene taponada la sensibilidad y, por eso, lo único que es capaz de hacer es mimetizar, algo que hasta los animales y los robots saben hacer. Pero si integras la música que te gusta, si la habitas, te saldrán canciones que recordarán a tus influencias pero completamente desfiguradas, hechas tuyas a partir de una nueva síntesis. De hecho, el impulso creativo viene del intento de expresar esa nueva síntesis, eso que también podemos llamar Utopía.
Me he puesto un poco elevado pero, contestando directamente a tu pregunta: prefiero un analfabeto de la cultura rock que ame la música a un erudito que sólo ama los catálogos. ¿Por qué de repente todo el mundo se cree crítico de rock de lux (y mira que son inútiles y escriben mal los críticos de rock de lux), igual que todo dios se cree hoy fotógrafo? Van a los conciertos armados de sus cámaras para no protegerse de la música y después hacen sus listas de lo mejor del año para quitarse de encima los discos.
-Ponéis a disposición del público la posibilidad de bajar vuestros álbumes, ¿en qué medida os han ayudado las nuevas tecnologías y en qué medida os perjudican?
Hace quince años, cuando empezábamos con la música, poner a disposición de la gente lo que hacías era una tortura y una tortura muy-muy cara. Sólo puedo dar las gracias a la tecno-ciencia por estos dones que nos ha dado. El ordenador como máquina e internet como medio son una de las mayores bendiciones que he recibido la cultura en toda la historia de la humanidad.
-¿Qué se va a encontrar la gente que acuda a vuestro concierto de La Antigua Estación?
Esas canciones que se puede descargar y algunas nuevas que subiremos en breve interpretadas con la energía y la mala baba que se merecen. Si se atreven a exponerse: un rito de paso del que saldrán mejorados, renovados.
Entrevista de Manolo D. Abad a Garikoitz Gamarra, voz, guitarra y sintetizador de Ornamento y Delito. Extractos de la misma han aparecido en los periódicos "La Nueva España" y "Les Noticies".