Entrevista con Qiu Xiaolong (II)

Publicado el 03 diciembre 2014 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Ya se han visto imágenes de chinos llevando máscaras por la calle. La situación es irrespirable

Texto y fotos: José María Sánchez Pardo
En su última novela publicada, El enigma de China, aparece el personaje de Yao Ji, una voz disidente dentro del sistema. ¿Existen personas con ese perfil actualmente en China?
Claro que existen, y conozco a varios de ellos. Lo dramático es que esta gente está siempre en peligro. Recientemente hubo detenciones entre ellos, lo que ocurre fundamentalmente cuando se producen momentos de tensión política. Las cosas están complicadas. Hay una tradición, por la que si la policía se acerca por tu casa, y te invita a tomar una taza de té, resulta como un código, por el que te están dando un aviso, que estás actuando mal, y que debes comportarte bien, y que la próxima vez que aparezcan, irán a detenerte. Hay personas, que no viviendo en China, tienen que tener cuidado con sus actos. Por ejemplo, un amigo mío, también escritor, Ho Yin, su madre se puso enferma y falleció, y quiso ir a China a ocuparse de sus funerales, y el gobierno le denegó el visado. Hizo todo lo posible para que se lo dieran, pero al ser considerado crítico con el Estado no le permitieron volver.

Siempre acaba en el hospital

En su novela, El crimen del lago, hay una dura advertencia contra los daños medioambientales del desarrollo chino ¿Es tan inquietante la situación?
Es así. La situación medioambiental está cada día peor. En la novela que me señala sólo hablo de la contaminación acuática, pero desde hace dos o tres años, el principal problema ecológico es la contaminación del aire. Ya se han visto imágenes de chinos llevando máscaras por la calle, porque la situación es irrespirable. Hay un smog continuo, que está por encima de muchas ciudades, y hay muchas personas con problemas respiratorios. La visibilidad media puede ser de unos cien metros, llegando a la situación de que sólo una o dos semanas al mes se alcancen los mínimos respirables. Mi suegra, que vive con nosotros en EE.UU., cada vez que visita China cae enferma, sobreviniéndole una tos crónica, y ya teme ir a China pues siempre acaba en el hospital.

El gobierno reconoce la seriedad de este problema, y empieza a haber planes para alejar las fábricas y las empresas más contaminantes de Beijing, pero se considera que tardarán al menos quince años en notarse los efectos de estos cambios, y no está claro que puedan subsanarse los males ya generados. 

¿Cree usted que occidente tiene miedo de la actual china? ¿Debería tenerlo?
No lo sé. Ni los propios chinos saben qué va a pasar en los próximos años. Corre un chiste por China, que viene a decir que todo es posible en China, que cualquier cosa puede pasar, por lo que creo que no hay que preocuparse, pues los chinos no saben qué harán con su futuro, ni con ellos ni con el extranjero.
¿Cómo se puede definir el actual sistema político chino: una dictadura comunista capitalista?
Digamos que hay un absolutismo de partido único. No hay fuerzas de oposición, y como el gobierno tiene el control de los medios de comunicación, no se puede hablar de ello. Cuando era joven, se definía el sistema político como dictadura del proletariado. Ahora en los periódicos no aparece ese nombre, porque es políticamente incorrecto referirse al sistema como una dictadura, aunque en la práctica sigue siendo así. Pero con la entrada del capitalismo, la situación es contradictoria, como todo lo que suele pasar en China. Por una parte hay un absolutismo de partido único, pero por otra parte económicamente es una sociedad de lo más capitalista, e incluso neoliberal, en su peor sentido. Pero el capitalismo en China, como señalan algunos críticos, está en un momento primitivo, en el sentido de que no es un capitalismo maduro, sofisticado. Lo único que interesa es hacer dinero y conseguir riqueza a cualquier coste. A mí mismo me choca sus contradicciones, como se puede ser tan absolutista para unas cosas y tan capitalista para otras.
roces con las autoridades
¿Cómo se inventó al inspector Chen Cao?
Cuando estaba escribiendo mi primera novela, antes de decidir que fuera policíaca, el personaje era sólo un intelectual, alguien a quien le gustaba la poesía, y esa fue la base del personaje, y cuando decidí hacerla policíaca es cuando lo convertí en un inspector. Parte de él, está basado en un amigo mío, un compañero que estudió literatura inglesa, en la universidad, pero que en aquel momento, al salir de la universidad no podías elegir trabajo, era el propio partido el que designaba en qué ibas a trabajar, y dónde ibas a ejercer, y a mi amigo le mandaron a trabajar a una comisaría de policía. Él no estaba nada contento con la situación, y me hablaba de lo que tenía que aguantar, así que lo que le sucedió a mi amigo es parte del personaje.  
¿Por qué le puso el nombre de Chen Cao?
Lo saqué de amigos, de una familia llamada Chen, y de un amigo llamado Cao.
¿Cómo es posible que un protagonista tan bondadoso, como es el inspector Chen Cao aguante en un régimen tan corrupto y cruel? ¿Qué le hace un superviviente en el mismo?
Es una buena pregunta. Me la hacen también algunos de mis amigos chinos. ¿Cómo es posible que el personaje que continuamente está desafiando la autoridad para resolver los casos que le son asignados, pueda seguir adelante, sin que le cause problemas? De hecho en mi última novela publicada en España, El enigma de China, ya empieza a tener serios roces con las autoridades, y en la última que he escrito, que ha salido en Francia, pero aquí aún no, llega a perder su puesto de inspector jefe de policía, por sus enfrentamientos con el poder. En cierto sentido ha tenido mucha suerte en su carrera, pero con él quería ejemplificar lo que le ha sucedido a muchos intelectuales en China, que han tenido que ser súbditos del poder y de los altos cargos del partido, y no han podido luchar contra ello. Poco a poco se han vuelto más cínicos, han hecho sus pequeños desafíos, pero no han podido rebelarse contra el poder.

Tragedias de la revolución cultural

¿Hay mucho interés en la literatura policíaca entre el pueblo chino?
Sí hay mucho interés entre los chinos por la novela negra, aunque el enfoque es distinto del occidental, pues no se preocupan tanto por la figura del detective; lo que allí les gusta es la figura del juez. Hay personajes tradicionales como el juez Di, que era miembro de la dinastía Su, que ejemplifican las diferencias con el sistema occidental en cuanto que el sistema legal chino resulta distinto y más complicado. Es como si el juez instructor tuviera en su mano todo el proceso. Lo que más interesa no es quién lo hizo, sino cómo aplica la justicia, cómo castiga a los que se lo merecen, y cómo resuelve los conflictos. Si el personaje es bueno, lo que interesa es cómo interpreta la justicia, no como resuelve el caso.
¿Qué va a hacer con la vida amorosa de su protagonista?
El problema con Chen Cao es que es un hombre muy sentimental, y eso es lo que le lleva a tener muy poco éxito en el amor. Si no se dejase llevar tanto por sus sentimientos, le iría bastante mejor. En mi última novela, aún no publicada en España, tiene una aventura con una chica más joven, pero intenta apartarla de su lado, al estar en una situación comprometida en el trabajo, y él intenta evitar que la chica pueda pasarlo mal y meterse en problemas si siguiese con él, aunque a ella todo esto le da igual. Por ser tan sentimental siempre tiene muchos problemas...
En Seda roja aparece un asesino en serie. ¿Cómo se le ocurrió usar este personaje, tan poco habitual en sus novelas? ¿Esta figura, que apareció fundamentalmente en las sociedades anglosajonas, tiene existencia en la criminalidad china actual?
Sí que existen los asesinos en serie en China, y desde siempre. Lo que ocurre es que el gobierno ocultaba este hecho. Sólo ha empezado a admitirlo, por primera vez este año, en que los periódicos han publicado sobre asesinatos de este tipo. He introducido este tipo de personaje en mi novela, con el propósito de explorar como puede llegar a generarse un asesino en serie. No creo que vengan así de nacimiento, sino que ha de haber algún tipo de suceso o fenómeno de crueldad que los haga de ese modo. Yo quería mostrar como las tragedias de la revolución cultural pudieron alterar la mente de una persona hasta volverle loco y convertirle en un asesino. Me gusta experimentar con mis novelas, y en este caso lo que me interesó fue realizar la descripción de un personaje como éste.  

Insertar poemas en la prosa

Normalmente los casos de su protagonista son en el ámbito político-económico, Y menos en la criminalidad más de calle ¿Por qué lo hace así?
En China casi todo es político. Como he comentado antes, ni el sistema legal es independiente del político. Si un juez investiga algo que puede afectar al partido, los intereses del partido son más importantes que el hecho de impartir justicia y la resolución del caso. Así, la resolución del caso nunca va a afectar a los políticos. El dinero es también una causa de problemas, la corrupción económica está muy relacionada con la corrupción política. Éstas son las razones por las que elijo estos móviles en mis novelas.
En su trabajo de novelista… ¿cuál es la influencia de la literatura anglosajona? ¿Y la influencia de la literatura china?
La literatura norteamericana y británica ha sido mi mayor influencia, en especial el poeta T. S. Eliot, de quien me declaro un entregado fan, y cuyos poemas he traducido al chino. De hecho cuando empecé a escribir poemas me fijaba en él, y quise introducir versos de Eliot al principio de los capítulos de mis novelas. Mi editora me quitó la idea, al notificarme lo caros que eran los derechos.... Esa fue la razón de que escribiera mis propios poemas, que hice pasar por los del personaje. Además, en la tradición cultural china, aunque las novelas sean en prosa, es habitual insertar poemas dentro de ellas.
¿Cuál es la situación actual de la novela policíaca china?
Existen novelas de género negro en la actualidad en China. Pero todas ellas son muy parecidas, siempre aparece un miembro del partido, muy omnipotente, que no es un detective, sino un investigador oficial, que tiene todo tipo de virtudes, es bueno y muy virtuoso. Los casos que investiga nunca van contra el partido, siempre son contra otro tipo de amenazas. Al bueno siempre le salen las cosas bien, siempre gana y siempre hace justicia. Es una aplicación formularia, se sigue una misma fórmula de pe a pa. Es la consecuencia de las restricciones del género y la censura. Por eso estas novelas no llegan lejos, son demasiado arquetípicas. ¿Cómo vive su condición de exiliado? ¿Le ha alejado estos años en EE.UU. de la situación de sus compatriotas?
No es duro vivir fuera de China. Intento ir todos los años una o dos veces por allí. Lo peor es a nivel emocional, ya que echo de menos a mis amigos, e incluso la ciudad, y eso que con la distancia me voy dando cuenta de cómo han ido cambiando, y que no es lo mismo de antes. Pero en otro sentido creo que la distancia es buena para un escritor, pues me da la perspectiva necesaria para entender lo que está pasando. Si viviese allí en China, y no tuviese distancia, no vería lo que pasa con tanta claridad. En mi caso, mi condición de exiliado, no fue una decisión propia, pero reconozco que me viene bien ver las cosas desde lejos para poder interpretarlas.
¿Cuál es su próximo proyecto con el inspector Chen Cao?
Desde el punto de vista editorial, se publicará en España la novena entrega de los casos de Chen Cao, que ya han sido publicados en Francia, y que está parcialmente inspirada en un caso real, el escándalo de Boxe Lai. Pero en la que estoy trabajando ahora, es más experimental. En lugar de ser una historia única, se suceden pequeñas historias encadenadas; así el inspector aparecerá en distintos casos de su carrera policial, y que dan una perspectiva histórica de cómo ha sido su vida.
Además de su protagonista el inspector Chen Cao, ¿cuál es o ha sido su personaje favorito, o al menos que más le haya impresionado?
De mis propias novelas, el personaje que más me gusta es Peiqin, la esposa del inspector Yu, el ayudante de Cao. Casi me gusta más que el propio Cao... (grandes risas)
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Esta entrevista se llevó a cabo en el Hotel Don Miguel de la ciudad de Gijón el 7 de Julio de 2014, festividad de San Fermín. Hemos de expresar nuestro más rendido agradecimiento a Pilar Bérges, que convirtió nuestras preguntas a la lengua inglesa, a Lorena Nosti, del gabinete de Prensa de la Semana Negra de Gijón, que estableció todos los puentes con el autor para poder llevar a cabo esta entrevista, y siempre con una sonrisa en los labios, y finalmente a Óscar Iglesias, que tuvo la dura tarea de traducirnos del inglés esta extensa conversación, lo cual logró con una diligencia y eficiencia encomiables. Un abrazo para todos.