Ha participado en cuatro libros recopilatorios de relatos: Tiempo de recreo (2008), Dejad que os cuenta algo (2009), Atmósferas (2009), en beneficio de la Fundación Vicente Ferrer, y Tardes del laberinto (2011).
Nunca fuimos a Katmandú, su primera novela, salió a la venta en septiembre de 2010. En 2012 publicó un libro de relatos, Gatos por los tejados. En 2014 publicó su segunda novela Habana Jazz Club y el libro de viajes Nepal cerca de las estrellas y en 2015 fue finalista con su tercera novela, El caparazón de la tortuga, del Segundo Concurso Amazon-El mundo para autores independientes.
Conocí a Lola de manera virtual a través de las redes sociales y personalmente en Madrid en un acto que organizó Amazon en el año 2013 en El Matadero, volví a verla en 2015 en la presentación en Madrid de su libro Nepal cerca de las estrellas, y una tercera vez en octubre de 2015 en el Primer Encuentro de Autores Independientes organizado por Amazon Academy. Después de terminado acto de Amazon paseamos por la zona hasta la plaza de Santa Bárbara y la plaza de Iglesia, charlamos de proyectos de escritura y de lo que había significado para ella ser finalista del Segundo Concurso de Amazon mientras tomábamos un café.
Lola es una persona muy agradable, de verbo fácil y escritura fluida. He aquí un resumen de aquella charla y algunas otras preguntas. —Lola, dejaste el mundo del espectáculo y Madrid para volver a Barcelona, tu ciudad natal. ¿Qué supuso para ti esa etapa de tu vida como actriz? ¿Cuándo decidiste dejar el teatro para dedicarte de lleno a la literatura y por qué?
Ser actriz fue mi gran vocación desde niña. Me venía de familia: mi madre era actriz y mi hermano, actor; crecer entre escenarios y disfraces hizo inevitable que yo quisiera seguir sus pasos. Pero escribir, inventar historias, también estaba dentro de mí. De pequeña escribía poesía, a los trece años me atreví con una novela (espantosa, por cierto, ¡jajaja!) Después vino la etapa “diario íntimo”, y a día de hoy sigo llenando libretas con mis pensamientos y sentimientos, y debo decir que de esas reflexiones personales han salido relatos y novelas a lo largo de los años.
Pero de jovencita lo que más me atraía era la farándula, los focos del escenario y todo cuanto rodeaba ese mundo. Mi hermano me invitó a visitarle en Madrid y fui cada día a ver la obra en la que actuaba; me codeaba con el famoseo de la época de tú a tú y todos me preguntaban si yo también era actriz, dije que sí y me quedé (veinte años). Fue una etapa maravillosa de mi vida, cumpliendo sueños, alcanzando metas, aprendiendo a vivir. Pero me faltaba Barcelona. Y un día decidí volver con la intención de seguir con mi carrera de actriz (no sabía hacer otra cosa); sin embargo, veinte años fuera son muchos y las cosas en Barcelona eran muy distintas.
El ir apartándome del mundo del espectáculo y centrándome más en escribir vino de forma natural, sin pensar. Cada día me llenaba más escribir y me interesaban menos los focos. Supongo que ese sueño ya estaba cumplido y yo había madurado.
Yo no escribí Nunca fuimos a Katmandú pensando solo en las mujeres, aunque lógicamente, tratándose de una obra sobre mujeres, escrita por una mujer, parece inevitable el encasillamiento.
La novela tuvo bastante aceptación en papel, pero todos sabemos lo breve que es la vida de los libros en las librerías; la edición se agotó y la editorial no parecía dispuesta a reeditarla. En 2012 Amazon empezaba en España y yo tenía varios amigos que estaban muy satisfechos con sus resultados en esta plataforma; decidí probar y Nunca fuimos a Katmandú se convirtió en un best seller; solo en 2012 y en España, se vendiero más de 12.000 ejemplares. —Tu segundo libro, Gatos por los tejados, que da nombre a tu blog literario, es una recopilación de relatos. ¿Por qué crees que los lectores aprecian menos los cuentos que la novela? ¿Qué diferencia ves entre ambos géneros literarios aparte de la extensión?
Publicar el libro de relatos fue un capricho mío: tenía relatos publicados en revistas, en Internet, en mi propio blog, y decidí reunirlos todos en un libro.
¿El porqué de la preferencia de los lectores por obras de mayor extensión? Yo diría, aunque parezca contradictorio, que es por pereza. Cuando empezamos un libro vamos conociendo a los personajes, entramos en sus vidas y se convierten en parte de la nuestra por un tiempo determinado, se nos hacen familiares y eso nos procura cierta satisfacción. Con el relato ese ejercicio debe reanudarse continuamente, y eso da pereza. Al menos, es lo que me pasa a mí. Aunque desde el punto de vista técnico creo que es más difícil escribir un relato que una novela de 400 páginas.
La verdad es que publiqué Habana Jazz Club en Amazon porque se acercaba Sant Jordi y quería estar presente. Acababa de regresar de un viaje a Nepal y no tenía tiempo de andar buscando editoriales, y mis experiencias anteriores con Amazon me llevaron a pensar que era la mejor opción en ese momento. No me equivoqué. La novela funcionó bien y fue el propio equipo de Amazon quien me ofreció traducirla al inglés y al alemán.
Es una novela a la que le tengo un cariño muy especial. Estoy convencida de que es mucho mejor que Nunca fuimos a Katmandú (la experiencia es un grado); mucho más redonda, técnicamente mejor escrita, y con una mayor profundidad en la historia.
Creo que la autopublicación ha liberado a los escritores de la tiranía de las editoriales. Ahora no dependemos de nadie para publicar nuestras obras y eso evita muchos suicidios y depresiones (no es broma). Los lectores, además, ya no hacen distinción entre un libro publicado por editorial o autoeditado y los escritores cada vez son más conscientes de la resposablidad que adquieren y su obligación de presentar un trabajo digno.
El único problema con que nos encontramos es la distribución.
Como cuento en el libro, el viaje surgió por invitación directa del director de una escuela de Nepal al que yo daba clases de español en Barcelona en un trabajo de voluntariado.
Escribir el libro era inevitable y necesario. Pasé dos meses en un pueblecito de Nepal, conviviendo con aquellas gentes, y fue una experiencia tan rica que tenía que contarla.
El libro tambien se tradujo al inglés para que ellos pudieran leerlo y les envié varios ejemplares. Todavía mantengo contacto con algunas de las personas maravillosas que conocí. —Recientemente has estado en Tailandia. ¿Piensas escribir un libro sobre este viaje?
La verdad es que en principio no tengo intención. Este ha sido un viaje turístico, y aunque no han faltado las anécdotas, creo que ya hay bastantes guías y libros de viajes de este tipo. Lo que no descarto es escribir algún día un libro de relatos en el que recopile algunos de mis viajes
El caparazón de la tortuga fue en realidad la primera novela que escribí, hace más de seis años. Me gustaba la idea general, pero no estaba satisfecha con el resultado. Fue a parar a un cajón, llegó Nunca fuimos a Katmandú, y después todo lo demás. A lo largo de estos años la he ido retomando y puliendo. Y en 2015 pensé que era el momento de publicarla. Cuando estaba a punto de hacerlo me llegó la noticia del concurso y decidí presentarla, no tenía nada que perder y sería una buena promoción.
Lo que no esperaba, ni de lejos, era quedar finalista. De hecho la novela se vendía, tenía buenas reseñas, pero no era de las más destacadas. Fue una sorpresa cuando me llamaron de Amazon para anunciarme que era finalista.
Eso supuso que las ventas se dispararan y una promoción adicional nada desdeñable, aparte de lo que supone para un autor sentirse reconocido. No es cuestión de ego, quiero aclarar, sino de la inseguiridad que acompaña siempre a los creadores; la certeza del trabajo bien hecho debe venir de fuera, de la valoración y el aprecio de los demás. —¿Recomendarías a los escritores independientes que participen en el próximo concurso de Amazon si lo convocaran este año?
Por supuesto, es una magnífica oportunidad, y cuando menos, un buen aprendizaje. —¿Qué estas escribiendo en este momento?
En este momento estoy escribiendo una novela sobre el mundo del espectáculo (ya tocaba), una historia de ambición desmedida y de lo que puede significar alcanzar la fama y las miserias que se esconden tras ella. Ya tengo escrito el primer borrador, ahora toca revisarlo y pulirlo. —¿Prefieres leer en papel o en lector electrónico? ¿Qué ventajas encuentras en la lectura de ebooks frente al libro impreso?
Leo en los dos formatos, aunque me gusta más el papel. No hay nada como la sensación de tener un libro entre las manos. Pero reconozco que el ebook resulta cómodo y económico.
Cuando viajo ya no acarreo libros, ni tampoco los arrastro de un lado a otro cuando me muevo por la ciudad. Los libros en papel los leo en casa, cómodamente instalada en mi sillón de lectura. —¿Qué opinas de las redes sociales como medio de conseguir visibilidad para un escritor? ¿Qué otras vías de promoción debería usar un escritor independiente?
Las redes sociales son fundamentales para el escritor en los tiempos que corren, aunque a nosotros se nos haga duro y pesado dedicar tiempo a la autopromoción. Pero hay que estar presente. Siempre digo que lo que no se ve no existe, y si no existe no se vende. Las redes sociales nos acercan a los lectores y nos dan a conocer, son una ventana al mundo de cuyo alcance no somos totalmente conscientes.
No sé que otras vías deberíamos usar, soy bastante mala en este tema, pero sí creo que los medios tradicionales (prensa, televisión, etc.) no deberían ignorarnos. Al fin y al cabo la autoedición es una realidad de nuestro tiempo y ha venido para quedarse. —¿Cuáles son los errores más frecuentes que has observado en las obras de los autores independientes? ¿Crees que la calidad de estas obras ha mejorado?
Creo que en general la calidad ha mejorado y los autores se toman más en serio presentar un buen trabajo, incluso solicitando los servicios de profesionales si es necesario.
El mayor error que comenten algunos es creer que porque ahora resulta fácil, cualquiera puede escribir un libro. Ni todas las historias son del interés de los lectores ni se perdonan las faltas de ortografía, la mala sintaxis, o no tener la menor idea de cómo crear el armazón de una obra.
Yo me dedico también a la revisión y corrección de manuscritos, y de verdad que a veces me he encontrado con cosas que claman al cielo. —Por último, dinos qué tipo de literatura prefieres y cuáles son tus autores favoritos. ¿Qué libro estás leyendo en este momento?
Me gusta la novela realista y contemporánea, pero leo de todo. Bueno, menos ciencia ficción, y novela negra que, lo siento, pero no me llegan.
Entre mis autoras favoritas se encuentran Isabel Allende y Almudena Grandes. Autores como Paul Auster, Ken Follet o Vila-Matas, aunque reconozco que este último resulta un poco pesado a veces, pero me encanta su forma preciosista de narrar.
Ahora estoy leyendo “El arte de conducir bajo la lluvia”, una novela entrañable y encantadora de Garth Stein. No conocía al autor, pero leí una reseña en un blog y la busqué. —Muchas gracias, Lola. Ha sido un placer charlar contigo.
Gracias a ti por pensar en mí para esta entrevista. Un placer para mí también. (Entrevista realizada por el escritor Manuel Navarro Sebas para Making of E-Zine)