Entrevista impublicada de ayer y de hoy

Por Gfg
Cómo definiría sus estilo narrativo
Aunque no soy la persona más indicada, creo que intento escribir con un estilo propio, preciso, minimalista, donde cada palabra tenga un sentido definido. 

De cuál de sus obras se siente más orgulloso.
Cada libro tiene su vida propia y ha compartido muchas horas conmigo. Creo que de los dos que he publicado hasta ahora, cada uno por distintos motivos.  

Cuando escribe un libro cómo lo hace
Siempre con el ordenador. Lo que escribo a mano son apuntes de todo tipo que me puedan parecer interesantes para desarrollar después en la novela.  

A veces pensamos que un libro que para nosotros es bueno resulta un fracaso editorial, y viceversa. ¿Por qué?
El sector editorial es muy injusto y manipulado, lo que hace que gente con gran calidad no destaque y gente bastante vulgar literariamente hablando llegue muy lejos.  

Tiene algún ritual para ponerse a escribir?
No. Escribo donde puedo y cuando puedo, eso hace que sea pragmático. Cuando lo hago en mi oficina, a última hora de la tarde, cambio las luces para sentir que estoy en otro ambiente. Poco más.  

El escritor vale lo que valen sus obras. ¿Está de acuerdo?
Las obras son el producto de la creatividad del escritor y creo que deben ser juzgadas con independencia de su autor. Aun así, también pienso que ahora los autores tienen mayor visibilidad y, por tanto, son juzgados por sus ideas fuera de su obra.  

Sus novelas son de capítulos cortos. ¿Lo hace por darle más originalidad y rapidez a la narración? 
Escribo de una manera muy sucinta, intentando centrarme en lo importante y dejando lo accesorio fuera. Y quiero mantener un ritmo. 
Las flores de Baudelaire funcionan muy bien como fresco panorámico de una época. ¿El proceso de documentación ha sido fundamental?
En una novela con tintes históricos es necesario documentarse mucho para coger el tono. Y no es fácil. Por eso no me quise alejar más de cien años, porque nuestra mentalidad es muy similar a aquella época, dado que comienza la modernidad de la sociedad. Más lejos me hubiera sido imposible.  

El transfondo del argumento de su novela es la convulsa industrialización de Bilbao. ¿Por qué eligió este tema?
Me interesa escribir y aprender al mismo tiempo. Y los comienzos del siglo XX son interesantísimos a nivel europeo y, por supuesto, español y vasco. Así que me pareció un buen contexto para introducir un crimen y conocer la ciudad, sus desigualdades, el mal... Además, tiene similitudes con los años 2000, cuando la riqueza y la especulación eran muy fáciles en nuestro país.  

En el Ulises de James Joyce se aconseja leer primero el final, para la mejor comprensión de la obra. ¿Ocurre esto con alguna de sus obras?
El Ulises se puede leer de cualquier forma porque es un gran artefacto literario. En mi caso las novelas son más tradicionales, todo mucho más sensato.

¿Qué intenta que transmitan sus novelas?
Quiero que hagan pensar, que nos pongan en una situación determinada, no siempre cómoda. También que entretengan, claro.  

¿Cuál es la parte más dura y complicada para escribir una novela?
Comenzar siempre es complicado. Saber dónde está la historia, encontrar la voz narradora, dar el tono a la narración... 

¿Cómo definiría su generación literaria dentro de la novela negra?
No me considero un escritor típico de novela negra. He utilizado el género porque me convenía, pero en mi segunda novela me alejo completamente del género y toco temas más intimistas.  

¿Le gusta ser crítico con su obra?
Soy muy crítico y nunca releo lo escrito una vez publicado. Creo que todo se puede mejorar. 

¿Qué esconde el éxito?
El principio de un fracaso. 

¿Escribir y publicar es su gran sueño?
Sí, y tener lectores que aprecien lo que haces y te sigan en tu carrera literaria.  

El libro vive en el momento en que lo estamos leyendo. ¿Qué piensa de ello?
Es muy emocionante saber que otros lectores están interpretando a su manera lo que has escrito. Y te da muchas sorpresas escuchar sus opiniones.  

¿Cuándo y cómo empezó a escribir?
Desde joven he querido escribir, pero no me veía capaz. Me lo tomé en serio cuando vi que tenía una historia y que quería contarla.  

A escribir se aprende leyendo?
Sin duda alguna. No puede haber un buen escritor que no sea a su vez un buen lector. 

Una vez que la idea se ha desarrollado en su cabeza, ¿cómo surge la trama?
Es cuestión de obsesionarse con la historia e ir visualizándola hasta que parece real. Y después corregir mucho.  

Tener éxito no es una cuestión de medios, sino de fines. ¿Qué piensa al respecto?
La suma de fines y medios es lo ideal, aunque si tengo que escoger prefiero los fines. 

¿Existe algún escritor maldito?
En el pasado, muchos. En la actualidad, lo dudo. Somos todos demasiado homogéneos.  

La perfección tiene una relación directa con el éxito. ¿Consigue ambos casos?
No creo que haya una relación directa. Hay éxitos muy imperfectos. Es cuestión de mirar los libros más vendidos. 

¿Cuál es la novela favorita? 
No tengo una novela favorita, pero me gustan mucho las comprometidas, tipo Sostiene Pereira, de Tabucchi. 

Lo más importante, ¿es el reconocimiento de su obra?
No, hay cosas más importantes, pero desde el punto de vista artístico, sí. 

¿Le preocupa no aparecer en la lista de los escritores más vendidos del momento?
No, ya que conozco los factores que intevienen en la composición de esas listas. Me preocupa más que mi libro no se siga leyendo destro de diez años.  

¿De dónde saca los temas?
De mis obsesione personales, de lo que me cuentan, de lo que leo... 

¿Cómo es crecer al lado de unos personajes?
Muy excitante. Al final somos compañeros de fatigas que compartimos muchas horas de soledad juntos. Incluso nos respetamos, aunque no siempre.  

¿Se ha planteado el fin de alguno de ellos para terminar una saga literaria?
Sí, claro. También deben morir como yo.  

¿A qué aspira como escritor?
A divertirme escribiendo y a que mis lectores se emocionen conmigo.

¿Existe el crimen perfecto?
Sí, seguro.  

En el plano personal, ¿cómo se definiría?
Como una persona inquieta intelectualmente, pero tranquila en lo personal. Sin demasiadas pretensiones. 

Qué opina del siguiente símil: Escritor=Domador de palabras
Tiene bastante de verdad, aunque creo que primero se deben domar las ideas.  

A los soldados el valor se les supone. A los escritores, se os supone la vanidad. ¿Qué piensa al respecto?
Algo de cierto hay, aunque creo que más importancia es la constancia.  

¿Qué piensa de los premios literarios?
Que la mayoría están dados de antemano y que son puros reclamos comerciales de las propias editoriales que los otorgan, directa o indirectamente.  

¿Tiene algún premio literario?
He quedado finalista de la Semana Negra de Gijón. 

¿Cuál le gustaría ganar?
El Goncourt, pero sé que eso suena raro

¿Diría que hay un antes y un después en su trayectoria literaria?
Creo que con mi segunda novela, El patio inglés, hay un punto de inflexión. Veremos cómo evoluciono. 

* Entrevista que nunca se llegó a publicar por cierre de la revista literaria.