En las montañosas tierras del norte de España, un humilde artista disfruta de su soledad si le es posible, escribe para una revista gratuita donde también hace de perseguidor de los que entregan tarde su aporte, busca la música correcta para su vida y sus historias, y publica sus novelas con un "bonus" para los compradores. David Álvarez, mejor conocido en el ciberespacio como Jeshua Morbus, aceptó ser entrevistado desde la distancia.
A continuación les dejo la conversación en línea con este escritor, empleado a tiempo demasiado completo y fanático de algunos videojuegos, libros y cómics.
Empecemos con un dato curioso, ¿de dónde vino ese sobrenombre tuyo?
De dos viejos personajes de mi tercera novela, "El bucle". Los personajes eran una entidad malvada llamada "Gladrax Morbus", de donde saqué el apellido; y una entidad benéfica cuyo nombre completo era "Jeshuanadaviconténimo Pacis Somnia" (Jeshua para los amigos)El nombre del uno y el apellido del otro formaron mi actual pseudónimo.¿Cómo fue tu primera experiencia con la literatura? ¿Buena o mala?
Mi primera experiencia fue "una experiencia" ni buena ni mala: simplemente inacabada.
Suelo comentar a los que quieren aprender a escribir que no se establezcan grandes metas ni que vayan demasiado lejos, creando sagas inmensas. ¿Y por qué? Por la misma razón por la que yo no pude terminar mi primera historia: "La princesa Fénix"
Ahora mismo sería incapaz de escribir una historia tan rematadamente larga y, menos aún, con semejante concepto... Pero, hey, no me olvido de ella y ahí sigue. Que no la acabara y que ahora no sea capaz de soportar la idea de recordar semejante historia no quiere decir que vaya a renegar de ella.
Era mala (como se puede esperar de un escritor novato de doce años) pero sigue aquí dentro de mi cabeza.
¿Cuales son tus influencias literarias?Cuando me preguntan eso, siempre respondo con el mismo nombre: Michael Ende. Fue por él que empecé a leer en serio, fue por él que empecé a escribir en serio. Es normal pues, que lo señale como mi mayor influencia.
Otros grandes, Joan Manuel Gisbert, un escritor que me mantuvo entretenido con sana fantasía cuando era chaval; María Gripe, dama que sabe mantener el misterio y que logró despertar mi gusto por ocultar cosas a los lectores; H. P. Lovecraft que me hizo encontrar el gusto en lo inenarrable y terrible; Gustavo Adolfo Bécquer, ya en poesía, ya en prosa... Hay muchas más, incluso en cómic, de los que mencionaré a Hitoshi Tomizawa por sus obras de "fantasía incómoda y terrible"; o de videojuegos, como Zun y su saga Touhou.
¿Algo más que influya en tus escritos?El aburrimiento es algo que influye mucho en mis ganas de escribir (risas de mensajería instantanea incluidas).
Habiendo tantas actividades en el mundo, ¿cómo es que elegiste escribir?
Sencillamente, me suele gustar lo que se me da bien. Me frustro por muchas cosas pero la literatura es algo que me resulta sencillo y mantiene mi mente ocupada. Y me gusta tener mi cabeza bien lejos de este mundo, para tomarme los respiros que cualquiera de nosotros necesita de cuando en cuando.
No, la verdad es que no. Puedo escribir solo o acompañado (aunque prefiero estar solo); con o sin música; con sueño o sin él... Si se puede calificar como manía, que ya casi no escribo en papel y voy directamente al ordenador para estos menesteres. No deja de ser del ordenador de donde saco los datos que necesito para documentarme. Diccionario y enciclopedia al mismo tiempo. Siempre es útil.
Problemas... De momento ningún personaje me ha salido respondón (miento, solo uno) así que asumo que hablas de los bloqueos.
Es tan simple como dejar de escribir y dejar que pase el tiempo. Leer algo, ver alguna película, escuchar música, sestear... Con el tiempo algo volverá a encauzar la historia por un camino que te interese. Estas cosas no se pueden forzar, tienen que fluir y, talmente has de dejarlas. Cualquier forzamiento llevará a que los lectores noten ese detalle: que no has sabido cómo continuar con naturalidad y que has metido algo a calzador tan sólo para poder continuar tu historia o llegar a un punto que tú, escritor, consideras más importante que la coherencia.
Pero, mal por mí, me suele gustar la coherencia¿Quién será ese personaje respondón que mencionaste hace un momento?Llamadla Dijuana porque así se me presentó un buen día. Llamadla Dijuana Anomen porque, por capricho, me dio por darle un apellido. No os costará encontrarla en mis páginas.
De los ajenos:
"La historia interminable" de Michael Ende por ser una historia redonda. Cualquiera que haya leído esta larga epopeya de un niño con mucha imaginación sabrá la razón por la que le doy este apelativo.
"La noche del eclipse" de Joan Manuel Gisbert, por ser una historia preciosa. Imaginar esos lugares imposibles como el gran laberinto de Gork o la ciudad de Ar siempre es inspirador.
"Agnes Cecilia" de María Gripe, por el misterio que hay en todo lo que acontece a nuestro alrededor sin que nos demos cuenta. Una chica se encuentra con un misterio y, sin querer, casi sin pretenderlo, lo va resolviendo. No es lo más importante, es importante para ella, pero no es lo único que existe. La autora no se olvida de que hay un mundo más allá de lo oculto.
"Las montañas de la locura" de H. P. Lovecraft, por lo intenso. Leer las historias de Lovecraft suele ser algo de todo menos tranquilo. Nunca se alarga de más y casi siempre se dedica a relatar cuentos, novelas cortas. Ésta no es una excepción y nos pone al alcance de los dedos la historia de una expedición que termina terriblemente, todo relatado con un ritmo endemoniado... tekelili...
De los propios:
"Los hilos del titiritero"... Quizás influya que sea de pago, pero es mi primera novela publicada a nivel profesional en una editorial. Que una empresa haya confiado en mí para tal fin, digo yo, da señales de cierta calidad. Aunque más allá de detalles indirectos, prefiero señalar los "juegos" que juego en esta novela con los lectores. ¿Qué es Mógel? ¿Qué ocurre con ese extraño jefe del que nunca conocemos el nombre? ¿Qué ocurre para que a Bus, el bueno del protagonista, se cruce con tantos problemas de repente? Sólo espero haberos llamado la atención acerca de esta historia."Escuela", aún gratuita y que, en su mayoría, así permanecerá. Diez chavales que aprenden magia en una escuela... Vale, ya sé lo que estáis pensando. Y no, no es Harry Potter (ni siquiera lo he leído aún... tiempo al tiempo). Cada cual por su cuenta, de forma casi autodidacta, aprenden hechicería para lograr diferentes objetivos en su vida. Conocer lo que nadie conoce, hablar todos los idiomas del mundo, poder tener poderes psíquicos que les permiten actuar como si tuvieran ocho manos, cambiar cosas, viajar por todo el mundo, perder el miedo a la vida, encontrar la paz, curar a los enfermos... Pero lo que se aprende influye en la vida. Y estas influencias pueden cambiar para siempre el pacífico devenir de cualquier persona para tornarlo en algo obsesivo, horrendo o, tal vez, mejor. Todo depende de las decisiones del que maneja el poder arcano.
¿Cuáles son esas decisiones? Leedlas vosotros mismos.
...hablo "grande", pero no deja de ser una simple novela de aventuras.
(Me consta que esta "Escuela", no se parece en nada a la de J.K.R. En cuanto a "Los Hilos del Titiritero", prefiero remitir a los lectores a google, donde encontrarán varias de las reseñas y críticas de bloggers).Hasta los escritores tienen una vida, ¿la tuya como se lleva con la literatura?
Actualmente, mal. No tengo mucho tiempo para escribir. Pero cuando tengo tiempo, aprovecho para hacerlo tan pronto como no tengo grandes obligaciones que cumplir.
Novelas, cómics, videojuegos, música, Internet, paseos... Todo menos televisión. Creo que conocéis de sobra las razones para pasar de la tele.
No soy una persona con la que queráis hablar si os la queréis tomar en serio. Tartamudeo, hablo rápido, soy nervioso... En general, me relaciono mejor por escrito con la gente. Helo ahí, mi manía es ser un poco misántropo. Adoro la soledad.
Obsesiones... Ya hablé de una antes: Dijuana, que no se va de mi cabeza ni yo quiero que se vaya demasiado lejos. Nos hacemos compañía.
La vergüenza, el no saber cuándo podré ser de utilidad para alguien, el miedo de no poder valerme por mí mismo en este mundo tan estúpidamente cruel en el que cuentan más los papelitos que los hechos... En general, temo no poder dar la talla.
La vergüenza, evitando meterme en situaciones vergonzosas, esto es, siendo cobarde. También está darle poca importancia a las reacciones de los demás. Pero no es sencillo llegar a ese punto.
El no conocer si podré ser útil para alguien, aprendiendo toda clase de cosas.
El miedo a no poder valerme por mi mismo, ignorándolo.
Y el no poder dar la talla, dando todo lo que puedo en lo que hago. Al que hace esto no se le puede exigir más.