¿Qué le atrajo la atención de Blade Runner para dedicarle un libro?
Antes de empezar hay que decir que el libro Blade Runner, publicado por Ediciones Paidós en 2002, es un trabajo colectivo que desarrollamos Ana Pérez y yo, por lo que mis respuestas reflejan solo mis propias opiniones y no las de ella. Respecto a su pregunta, recuerdo perfectamente cuando vi por primera vez la película en el cine cuando se estrenó en 1982 y la extraordinaria impresión que me causaron las imágenes de esa ciudad del futuro, comprobando además que ya se podía crear cualquier tipo de espacios en las pantallas. Entonces estaba estudiando Arquitectura y evidentemente me interesaron muchísimo los ambientes urbanos y arquitectónicos de la película. Diez años después, siendo ya arquitecto, vi la versión del director, también en la gran pantalla de un cine, y volvió a asombrarme, por supuesto que estas sensaciones fueron las mismas que tuvieron otros espectadores, pero en el caso de alguien, como yo, que se ha dedicado durante muchos años a estudiar las relaciones entre cine y arquitectura, las imágenes de Blade Runner, siempre fueron mucho más importantes que su argumento y claves para ahondar en esas relaciones. ¿Qué elementos le llamaron más la atención de la ciudad representada en Blade Runner? ¿Que la hace especial respecto a otras ciudades retratadas en el cine de ciencia-ficción? Es especial porque ha sido una de las primeras veces en que los espectadores veían una ciudad distópica del futuro tan verosímil, lo que primero llamó mi atención fue la atmósfera de la urbe, sus condiciones ambientales, la nocturnidad, la niebla que dificulta verla en la distancia; respecto al paisaje urbano, las multitudes y la cantidad de elementos diferentes que hay en las calles, en cuanto a los propios edificios, la mayoría de ellos no son nuevos e impolutos, sino que son viejas edificaciones que se han transformado añadiéndole instalaciones para adecuarlos a la tecnología. Uno de los mayores aciertos de la película, desde el punto de vista arquitectónico, es el “retrofitting” que se puede traducir por reequipamiento y que se puede ver en países en los que se adecua lo existente, en vez de demoler y volver a construir. En el momento en que se publicó el libro, el futuro que describía Blade Runner era tan solo una insinuación, a día de hoy, ya forma parte del pasado. ¿Cuáles de sus predicciones cree que fueron más acertadas? Es evidente que las narraciones de ciencia ficción se refieren más al presente cuando fueron creadas que al futuro donde suceden. No son la obra de adivinos que pretenden saber qué sucederá o cómo serán los siglos venideros, por eso no tiene sentido hablar de la certeza de lo que vemos en las pantallas o lo que leemos en una novela, por ejemplo, en 2001, una odisea del espacio, Stanley Kubrick está haciendo un análisis de lo que sucedía en 1968, tanto como Sam Peckinpah habla sobre la guerra del Vietnam en Grupo salvaje. Ridley Scott ha contado que antes de hacer la película llegó a Nueva York de noche y un helicóptero le llevó desde el aeropuerto hasta la parte más alta del edificio de la Pan Am, en ese vuelo concibió el aspecto visual de la ciudad del futuro, de un Nueva York que en aquellos años estaba oscuro por la contaminación atmosférica, era caótico, sucio y hasta peligroso. Ese Nueva York ha ido cambiando y ahora muchos de sus rincones parecen parques temáticos llenos de turistas. ¿Cuáles fueron las predicciones más erróneas? Reitero lo dicho en la anterior pregunta. Si hay aciertos o errores es solo por casualidad En cuanto a la arquitectura que se muestra en la película: ¿En qué medida tiene relación con lo visto en las ciudades actuales? ¿Qué tendencias de la arquitectura siguen lo descrito en Blade Runner? Aunque la realidad imite a la ficción, como decía el gran Oscar Wilde, las tendencias de la arquitectura no se producen provocadas por una manifestación artística, como puede ser película, sino por las ideologías y necesidades de la propia sociedad. Es verdad que a veces se pueden ver paisajes urbanos que recuerdan a los que han aparecido en las pantallas, pero esas reminiscencias, que también pueden venir de las artes plásticas y la literatura, son inevitables para quien tenga la cultura y la memoria suficientes para reconocerlas. Han pasado dieciocho años de la publicación de su estudio ¿Hay algún elemento que quisiera rectificar? ¿Existe alguna nueva dinámica relacionada con la película que aún no se intuyera en 2002, pero que ahora haya cobrado importancia? No y tampoco. Si fuera el encargado de dibujar la visión arquitectónica de una nueva versión de Blade Runner como la de Villeneuve en Blade Runner 2049 ¿Cómo imaginaría el futuro de la arquitectura? Es inútil hacer predicciones, salvo que sea para proponer un nuevo modo de entender y modificar las ciudades, porque ninguna de ellas se ha cumplido. En cuanto a la versión de Villeneuve, me parece extraordinaria y en algunos momentos mucho más interesante y compleja que la de Scott, en todos los sentidos, incluido el arquitectónico, pero este es otro tema. Finalmente, ¿Cómo se compara el 2019 real con el de Ridley Scott? ¿Cree que nuestro presente es peor o mejor de lo imaginado por Scott? Siempre he sido optimista. La humanidad a pesar de su insensatez, ha sido capaz de superar etapas terribles, lo que no quiere decir que se abandone una lucha sin descanso para impedir las terribles catástrofes medioambientales y sociales que sufrimos en la actualidad y que pueden causar tragedias en el futuro. Nada es absoluto, creo que no se puede calificar como “peor” o “mejor” refiriéndose a toda una situación, porque habrá aspectos parciales mejores o peores que otros. Hasta aquí la entrevista, si quieren saber más les recomiendo un estupendo artículo de Jesús Palacios publicado ya hace unos años aquí.