R. En tu novela vas dejando rastros simbólicos que parecen contener un significado oculto. En relación a esto, ¿qué nos podrías desvelar sobre su desarrollo en nueve capítulos?J.A. Así es, Raúl, la novela está plagada de símbolos que aluden, no sólo a su sentido profundo, sino, también, al significado que tiene su contenido en el contexto de la época en que vivimos. El nueve es un número recurrente en la novela. Está relacionado con la triple triplicidad, simbolizando las tres realidades o dimensiones del ser humano: la sensorial, la psíquica y la espiritual. Quizás el arquetipo que mejor simboliza lo que quiero expresar al utilizarlo sea la imagen de la carta del Tarot número 9, llamada “El Ermitaño”. Este arquetipo simboliza la iluminación, la gnosis, es decir, el conocimiento revelado, de la chispa divina que habita en el interior del ser humano. En cierto modo, el número de capítulos es una señal que advierte al lector acerca del contenido de la novela, donde sus personajes están meditando, reflexionando e interpretando sus procesos de transformación psíquicos, los cuales se manifiestan en forma de visiones estáticas, sueños, etc. Esto confiere a la novela un formato muy parecido al de un evangelio gnóstico. Asimismo, como se desprende del uso que hago del número 9, más allá de la realidad psíquica, está el espíritu divino, por lo que las imágenes que los personajes de la novela vivencian remiten, en último caso, a unos principios espirituales universales. R. Ahora podemos decir que el tema principal de la novela es la comunidad iniciática aglutinada, concretamente, en torno a la gnosis. De esto se ha hablado en muchos medios y se han escrito multitud de libros. Pero, ¿qué es realmente la gnosis?J.A. Efectivamente, el tema principal de la novela es la gnosis. De hecho, el Maestro de la comunidad es un anciano sabio muy vinculado a la corriente gnóstica cristiana. La palabra gnosis significa “conocimiento”. Pero el conocimiento al que hace alusión no se refiere a ninguna teoría del conocimiento o epistemología. No es, por tanto, un conocimiento científico, no se adquiere por el esfuerzo de la voluntad consciente, ni por el estudio de multitud de materias. La gnosis es, por el contrario, un conocimiento revelado por Dios, gracias al cual se tiene acceso a la Realidad que se encuentra allende el mundo de los sentidos. Sin embargo, tras una primera iniciación en ese ámbito de los principios trascendentes o universales, ese conocimiento adquirido ha de hacerse efectivo, mediante el uso de unas prácticas y de una enseñanza correcta de lo aprendido. Como se desprende de lo dicho, el conocimiento de los gnósticos tiene muy poco que ver con el ego y su voluntad. De hecho, en numerosas ocasiones, contrariando los deseos de la consciencia egoica, ese conocimiento conduce a los personajes de la novela a realizar la senda de su más elevada autorrealización, esto es, la individuación, siendo así dueños de la parcela de libertad a la que tienen acceso.R. El personaje principal de La Hermandad de los iniciados es un antiguo reo, al que aceptan como miembro, en una comunidad cristiana que vive en un antiguo monasterio, ¿por qué has elegido la figura de un ex convicto?J.A. Esa es una buena pregunta. Quise que el protagonista fuese un antiguo presidiario que, si te das cuenta, además es el discípulo número trece, si contamos al maestro, en alusión al apóstol más vilipendiado por la tradición cristiana: Judas Iscariote. No obstante, a pesar de la imagen funesta que los cristianos tienen del apóstol Judas, si atendemos a lo que nos cuenta el Evangelio gnóstico de Judas, éste apóstol pertenece al círculo íntimo de Jesús, junto a Tomás y a María Magdalena, siendo, de hecho, el discípulo predilecto de Jesús. Tan es así, que, de los Doce, es al único discípulo al que revela los misterios del Reino. Además, Jesús le anuncia a Judas que, precisamente porque es su preferido, compartirá con él la carga de convertirse en un chivo expiatorio para la humanidad. Sin embargo, no se llama Judas el personaje principal de mi novela, sino Juan, porque éste, según la tradición, es un miembro destacado del círculo íntimo de Jesús, el más joven de sus discípulos. Por lo tanto, en un mismo personaje hallamos una alusión a los dos discípulos predilectos del Maestro: Judas, para los gnósticos cainitas, y Juan, para los cristianos católicos.R. Juan, Judas, la cárcel, el delito… Todo esto forma parte de la elaboración que haces en la novela del tema de la sombra. Hablemos ahora del anima. En tu novela hay una revalorización del principio femenino dentro del mito cristiano, elevando la figura de María Magdalena a un estatus privilegiado. Cuéntanos sobre tu visión de esto, que es algo que entiendo tiene bastante que ver con nuestra época…J.A. Por supuesto, Raúl, que tiene mucho que ver con nuestra época. Especialmente, con dos manifestaciones de un mismo motivo principal: la crisis ecológica y la crisis de valores espirituales. Estas dos crisis fundamentales, que están en la base de todas las demás, incluida la financiera y la económica, tienen sus raíces en la denigración que el arquetipo de lo femenino ha sufrido a lo largo de la historia del cristianismo. Sin embargo, podemos rastrear esta actitud patriarcal y misógina en la cultura helena y de ahí, con la expansión del cristianismo, tras el matrimonio de conveniencia entre éste y el imperio romano, se fue extendiendo a todos los pueblos que hoy conforman lo que llamamos la civilización occidental. Por ese motivo, en la novela trato de revalorizar la imagen de lo divino femenino, como complemento imprescindible de la divinidad. Y el mensaje principal que se descubre tras la lectura de mi novela es que, en esa revalorización de lo femenino, deben equilibrarse la materia y el espíritu, es decir, el cuerpo y sus instintos, así como el medio ambiente natural (la Tierra y sus sistemas ecológicos), de un lado, y el Espíritu, de otro lado.
R. En tu novela vas dejando rastros simbólicos que parecen contener un significado oculto. En relación a esto, ¿qué nos podrías desvelar sobre su desarrollo en nueve capítulos?J.A. Así es, Raúl, la novela está plagada de símbolos que aluden, no sólo a su sentido profundo, sino, también, al significado que tiene su contenido en el contexto de la época en que vivimos. El nueve es un número recurrente en la novela. Está relacionado con la triple triplicidad, simbolizando las tres realidades o dimensiones del ser humano: la sensorial, la psíquica y la espiritual. Quizás el arquetipo que mejor simboliza lo que quiero expresar al utilizarlo sea la imagen de la carta del Tarot número 9, llamada “El Ermitaño”. Este arquetipo simboliza la iluminación, la gnosis, es decir, el conocimiento revelado, de la chispa divina que habita en el interior del ser humano. En cierto modo, el número de capítulos es una señal que advierte al lector acerca del contenido de la novela, donde sus personajes están meditando, reflexionando e interpretando sus procesos de transformación psíquicos, los cuales se manifiestan en forma de visiones estáticas, sueños, etc. Esto confiere a la novela un formato muy parecido al de un evangelio gnóstico. Asimismo, como se desprende del uso que hago del número 9, más allá de la realidad psíquica, está el espíritu divino, por lo que las imágenes que los personajes de la novela vivencian remiten, en último caso, a unos principios espirituales universales. R. Ahora podemos decir que el tema principal de la novela es la comunidad iniciática aglutinada, concretamente, en torno a la gnosis. De esto se ha hablado en muchos medios y se han escrito multitud de libros. Pero, ¿qué es realmente la gnosis?J.A. Efectivamente, el tema principal de la novela es la gnosis. De hecho, el Maestro de la comunidad es un anciano sabio muy vinculado a la corriente gnóstica cristiana. La palabra gnosis significa “conocimiento”. Pero el conocimiento al que hace alusión no se refiere a ninguna teoría del conocimiento o epistemología. No es, por tanto, un conocimiento científico, no se adquiere por el esfuerzo de la voluntad consciente, ni por el estudio de multitud de materias. La gnosis es, por el contrario, un conocimiento revelado por Dios, gracias al cual se tiene acceso a la Realidad que se encuentra allende el mundo de los sentidos. Sin embargo, tras una primera iniciación en ese ámbito de los principios trascendentes o universales, ese conocimiento adquirido ha de hacerse efectivo, mediante el uso de unas prácticas y de una enseñanza correcta de lo aprendido. Como se desprende de lo dicho, el conocimiento de los gnósticos tiene muy poco que ver con el ego y su voluntad. De hecho, en numerosas ocasiones, contrariando los deseos de la consciencia egoica, ese conocimiento conduce a los personajes de la novela a realizar la senda de su más elevada autorrealización, esto es, la individuación, siendo así dueños de la parcela de libertad a la que tienen acceso.R. El personaje principal de La Hermandad de los iniciados es un antiguo reo, al que aceptan como miembro, en una comunidad cristiana que vive en un antiguo monasterio, ¿por qué has elegido la figura de un ex convicto?J.A. Esa es una buena pregunta. Quise que el protagonista fuese un antiguo presidiario que, si te das cuenta, además es el discípulo número trece, si contamos al maestro, en alusión al apóstol más vilipendiado por la tradición cristiana: Judas Iscariote. No obstante, a pesar de la imagen funesta que los cristianos tienen del apóstol Judas, si atendemos a lo que nos cuenta el Evangelio gnóstico de Judas, éste apóstol pertenece al círculo íntimo de Jesús, junto a Tomás y a María Magdalena, siendo, de hecho, el discípulo predilecto de Jesús. Tan es así, que, de los Doce, es al único discípulo al que revela los misterios del Reino. Además, Jesús le anuncia a Judas que, precisamente porque es su preferido, compartirá con él la carga de convertirse en un chivo expiatorio para la humanidad. Sin embargo, no se llama Judas el personaje principal de mi novela, sino Juan, porque éste, según la tradición, es un miembro destacado del círculo íntimo de Jesús, el más joven de sus discípulos. Por lo tanto, en un mismo personaje hallamos una alusión a los dos discípulos predilectos del Maestro: Judas, para los gnósticos cainitas, y Juan, para los cristianos católicos.R. Juan, Judas, la cárcel, el delito… Todo esto forma parte de la elaboración que haces en la novela del tema de la sombra. Hablemos ahora del anima. En tu novela hay una revalorización del principio femenino dentro del mito cristiano, elevando la figura de María Magdalena a un estatus privilegiado. Cuéntanos sobre tu visión de esto, que es algo que entiendo tiene bastante que ver con nuestra época…J.A. Por supuesto, Raúl, que tiene mucho que ver con nuestra época. Especialmente, con dos manifestaciones de un mismo motivo principal: la crisis ecológica y la crisis de valores espirituales. Estas dos crisis fundamentales, que están en la base de todas las demás, incluida la financiera y la económica, tienen sus raíces en la denigración que el arquetipo de lo femenino ha sufrido a lo largo de la historia del cristianismo. Sin embargo, podemos rastrear esta actitud patriarcal y misógina en la cultura helena y de ahí, con la expansión del cristianismo, tras el matrimonio de conveniencia entre éste y el imperio romano, se fue extendiendo a todos los pueblos que hoy conforman lo que llamamos la civilización occidental. Por ese motivo, en la novela trato de revalorizar la imagen de lo divino femenino, como complemento imprescindible de la divinidad. Y el mensaje principal que se descubre tras la lectura de mi novela es que, en esa revalorización de lo femenino, deben equilibrarse la materia y el espíritu, es decir, el cuerpo y sus instintos, así como el medio ambiente natural (la Tierra y sus sistemas ecológicos), de un lado, y el Espíritu, de otro lado.