La vida de Colo, al menos como guionista y dibujante, dio un vuelco al ser el ganador del Premio Internacional de Cómic Planeta de Agostini. Con De Perros y de Huesos, no solo obtuvo el reconocimiento de la crítica, sino también de los lectores.
Desde hacía tiempo teníamos ganas de charlar con él. Ahora, gracias al trabajo de nuestro colaborador Jose Manuel Pérez (no olvidéis su nombre, porque vamos a verle mucho por aquí), conseguimos que el autor nos explique su pasado, presente y futuro.
Aquí os dejamos la entrevista, que la disfrutéis como se merece:
Nuestroscómics-¿Como surge el interés de “Colo” por el dibujo? ¿y por los cómics?
Colo-El dibujo me empezó a interesar siendo muy niño. Recuerdo que me pasaba horas trazando una enorme espiral en un folio. Utilizaba rotuladores de distintos colores, lápices, alguno bolígrafo o cualquier cosa que tuviera a mano y llenaba la hoja de rayas que formaban una espiral gigantesca. Luego, al mirarlo, me daba la sensación de contemplar un túnel y ese efecto de profundidad en un papel, que es un objeto con dos dimensiones, me apasionaba, así que sentí mucha curiosidad por el dibujo a muy temprana edad, pero no era una vocación, era simplemente curiosidad por un efecto mágico que me fascinaba y que me llevó a dibujar bastante.
Los cómics si fueron vocacionales, sin embargo. Con unos doce o trece años descubrí casualmente en la Cuesta de Moyano de Madrid algunas revistas de las que publicaba Toutain por aquel entonces. Corben, Font, Azpiri, Rafa Negrete, Juan Jiménez o Altuna publicaban allí y cuando descubrí sus historias supe de manera inmediata que lo que yo quería hacer era eso. No fui un niño muy sociable y tenía tendencia a la introspección así que dibujar mis cómics era un mecanismo estupendo para sumergirme en otros mundos y divertirme.
Ahí empezó todo.
NC- ¿Te inspiraste en algún autor a la hora de empezar a escribir y dibujar? ¿porque?
Colo-Je. Si, siendo chaval en muchos autores. Iba por temporadas. Durante una semana me apasionaba Richard Corben y empezaba a dibujar alguna historia con la firme intención de convertirme en Corben. La siguiente semana le tocaba a Juan Jiménez y otra después era el turno de Jan, de Herge o de Mingote. Era un niño introvertido pero también apasionado y supongo que tenía la sensación que ser Picasso, Moebius o Bernie Wrightson durante toda la vida no era lo suficiente divertido y que era mucho mejor ser un maestro diferente cada semana y hacer cosas distintas todos los días.
Con los años aparecieron algunos autores que se han convertido en un referente para mí, como Dave Mckean o Bill Sienkiewicz, el gran Altuna y algunos más. Los suelo tener presentes cuando hago mis historietas aunque soy consciente del inalcanzable nivel que tienen y que no les podré hacer sombra jamás. Si el proceso de aprendizaje no fuera tan lento me seguiría pareciendo una gran idea saber hacer las cosas de mil maneras diferentes y aplicar cada semana un sistema diferente, pero…
NC-¿Como surge el presentarte al premio de comic Planeta de Agostini?
Colo-Bueno. Yo dibujo cómics por vocación pero nunca he movido por editoriales las historias que voy haciendo. Es una pasión casi privada. Algo que hago por el puro placer de hacerlo. Terminé una novela gráfica de unas 300 páginas que me llevó mucho tiempo y me consumió mucha energía antes de empezar “De Perros y de Huesos”, así que con esta me había marcado hacer un proyecto divertido y relajado. Algo para descansar de la presión de mi anterior cómic.
Tenía la historia bastante avanzada cuando me llegaron las bases del concurso y pensé en enviarla para ver si había suerte. Consulté con los organizadores si había algún problema, ya que tenía páginas colgadas en mi Fotolog y no sabía si esto entraba en conflicto con las bases pero no vieron ningún impedimento así que preparé unas copias de unas cuantas páginas, las metí en un sobre, las mandé, me olvidé del asunto y continué dibujando la historia.
Colo-¿Lo primero que pensé? ¡¡Coño, se han equivocado!! ¡¡Ha habido un error!! (Risas.)
Una mañana estaba tomándome mi primer café en el estudio, medio dormido. Sonó el teléfono y era Ricardo Esteban, que por aquel entonces era el editor de Planeta, pero yo no tenía este dato muy claro ya que le asociaba con su editorial, Dibbuks. Hacía tiempo le había mandado unas páginas de una novela gráfica que tenía hecha, para ver si le gustaba o me quería dar su opinión sobre ella más que para ver si la quería publicar, así que pensé que quería hablar de aquella historia. Era la primera vez que hablaba con él y me sorprendió bastante su llamada y más si tengo en cuenta que el café aún no había empezado a hacer efecto.
La conversación me resultaba muy rara, ya que Ricardo, el tío, me preguntaba si me había presentado a Planeta y si tenía esperanzas. Luego me comentó que él había estado presente en el proceso de selección de las obras que se habían presentado y que se fueron descartando muchas hasta dejar 50, y luego 15 obras, 10, 5… algo así, cada vez menos. En cada nueva criba que se hacía terminaba diciéndome “…y tu historia estaba entre ellas”.
Llegó un momento que entendí que el motivo de la llamada no eran las páginas que envié a Dibbuks y que “De Perros y de Huesos” parecía haber gustado al jurado de Planeta. Incluso se me pasó por la cabeza la posibilidad de que el motivo real de la llamada fuera que querían ver si tenía alguna otra historia o algo así, pero no contemplaba la posibilidad de haber ganado.
Finalmente me dio la noticia y, la verdad, me resultó difícil de creer, pero ahí está.
NC-¿Va a haber un antes y un después de publicar “De perros y de huesos” o todo seguirá igual?
Colo-Es una buena pregunta pero la verdad es que no lo se. Pretendo seguir haciendo mis historietas del mismo modo que las he hecho hasta ahora, por el puro placer de hacerlas, disfrutando del proceso creativo y sin pensar demasiado en la posible publicación de esas historias.
La que empecé después de recibir el premio la comencé con una sensación de miedo muy curiosa. Es como si, después de recibir el Planeta, sintiera la obligación de tener que demostrar algo a alguien. Como si tuviera que dar la talla de alguna manera. Me costó un tiempo ajustar la cabeza y volver a mi forma de hacer y ahora siento que ya estoy de nuevo en mi posición favorita, que consiste en hacer lo que me gusta sin preocuparme mucho por el resultado y disfrutando del propio proceso.
Después de “De Perros y de Huesos” los editores ya sabrán algunas cosas de mi ya que antes no me dejaba ver por las editoriales. Algunas personas habrán leído la historia y será más sencillo que les lleguen las que haga ya que me parece más asumible la posibilidad de editar otra, pero en lo que a mi respecta, en lo referente a mi manera de trabajar y a las cosas que me mueven a dibujar cómics, quiero pensar que todo seguirá siendo igual. Si eso cambia, si empiezo a pensar en términos económicos o en lo que se vendería mejor… no se, tendría la sensación de haber fracasado.
Colo-Pues es muy agradable, la verdad. Tarantino fue una fuente de inspiración en “De Perros y de Huesos”. Me gustaba la posibilidad de plantear diálogos que no estuvieran obligados a resolverse en un par de páginas. ¿Y si la charla resulta divertida y se mantiene 10 páginas? ¿Y si fueran 30? Creo que mientras que una charla funciona no hay que detenerla y en eso Tarantino es un fiera. No tiene problema en pasarse 5 minutos hablando de las hamburguesas en Europa siempre que la charla sea divertida.
Creo que los contenidos de los diálogos de Tarantino y de los míos no son iguales, pero tengo la sensación que los dos hacemos las cosas guiados por nuestro instinto, que nos dejamos llevar más que intentar hacer las cosas como se supone que se deben hacer y en eso me parece que si nos parecemos.
En fin, la comparación es muy halagadora.
NC-Siempre se dice que hay algo del autor en cada obra que se hace (yo escribo de forma amateur), ¿qué hay de “Colo” en “De perros y de huesos“?
Colo-Es verdad. Creo que en una obra puede haber cosas de su autor. En “De Perros y de Huesos” hay muchas cosas mías o de personas que conocí hace mucho tiempo y que están ligados a mi memoria y, de alguna manera, son parte de mi. Y también sucede lo contrario, yo no soy la misma persona que era antes de dibujar esa historia, así que también hay cosas en “De Perros y de Huesos” que ahora están en mi.
Dices que escribes de forma amateur, que es justo como yo dibujo. El diccionario define “amateur” como una práctica que se realiza de manera no profesional y en esa franja suceden cosas muy interesantes ya que lo que uno hace, sea un relato, un cuadro, un cómic o lo que sea, no está sujeto a las exigencias de un mercado, de una industria, así que los contenidos que uno vuelca en esa obra tienen más que ver con el estado interno del autor que con lo que sería aconsejable si se pretende comercializar esa obra.
Yo me gano las lentejas como ilustrador publicitario y en los trabajos que hago no pongo las cosas que me interesan o me inquietan. Es un trabajo profesional sujeto a unas exigencias profesionales, pero con los cómics no sucede lo mismo ya que no están planteados con la idea de venderse así que en ellos vuelco los temas que dentro de mí no están bien trabajados o no tengo muy claros. En ese sentido, en “De Perros y de huesos” hay muchas cosas que he podido trabajar por boca de los protagonistas y que me han servido para entender algunas cosas que antes de dibujarlo no comprendía bien o, al menos, tenía menos claras.
Los alquimistas acuñaron una máxima que decía que como arriba y es abajo, como abajo es arriba, como adentro es afuera y como afuera es adentro. Ellos entendieron que lo que uno tiene dentro lo proyecta afuera y también que trabajando con la materia, con lo que está afuera, uno también se modifica internamente. Es algo muy parecido a lo que intento hacer cuando me pongo a dibujar mis cómics, trabajar con lápiz y papel para provocar en mí cambios de conciencia u ordenar mis propios contenidos. Cuando los alquimistas trabajaban con materiales y buscaban su Piedra Filosofal, que convertía en oro todo lo que tocaba, buscaban modificar su estado interno para conseguir brillar internamente, volverse dorados internamente. Si lo contemplas así no parecían estar tan locos como la ciencia nos los ha presentado.
Haciendo “De Perros y de huesos” hubo momentos en los que me reí yo solo y también se me saltaron las lágrimas en algunas escenas. Es algo muy hermoso y, además, me permite ahorrarme mucho dinero en psicólogos. Je.
Colo-Bueno, es una suma de cosas que me inquietaban. Por un lado me interesaba mucho ver qué pasaba si el universo habitual de las historias de gangsters se trasladaba a un contexto diferente al que estamos acostumbrados, como puede ser otro país. Quería hacer algo fluido y sencillo, como darme un paseo que compensara el tortuoso trabajo que fue mi anterior historia. Por otro lado tuve una visión sobre un protagonista al que le han destrozado un mural que está pintando por algún asunto turbio. Es la primera imagen que tenía y con la que empecé a tirar del hilo para ver donde acababa todo y donde había comenzado. También tenía en mente hacer una historia de conversaciones de bar, con charlas largas y jugosas. Y el último factor era el barrio de Lavapies. Viví algunos años allí cuando era un chaval. Conocí a algunos personajes que me marcaron mucho y cambiaron mi percepción sobre las personas en general y tenía ganas de hacer algo relacionado con ese barrio y con personas extremas.
En realidad, la historia podría suceder en cualquier barrio obrero, pero Lavapies es un referente que conozco muy bien y con el que tenía temas pendientes en mi memoria, así que me parecía una buena manera de exorcizar mis demonios de esa época. Así surgió la historia, sumando factores que me interesaban.
NC-¿Tienes algún personaje con el que te identifiques mas del comic? (salvando las distancias obviamente)
Colo-Bueno. Todos tienen cosas que me resultan cercanas, Quizás el teniente Vicente y Wang, el capo chino, sean los dos con los que menos me identifico, pero en el caso de Wang lo que sucede es que el personaje es un completo misterio en toda la historia, que es la manera en la que percibo a los chinos que están en España, como un misterio completo. Están ahí, si, y me caen muy bien, pero me parecen insondables.
Con “El Turco” me sucede algo curioso. Creo que es el personaje más extremo de todos, el que llega más lejos y traspasa más barreras, así que es el que me ha llevado más lejos a la hora de hacer la historia, el que me ha hecho alejarme más de mi realidad cotidiana. Cuando trabajo, tengo la necesidad de entender y de sentir cada paso que da un protagonista. Es un asunto de empatía con el personaje. Como sabes, improviso la historia sobre la marcha, no trabajo con un guión previo que me diga lo que va a suceder en la siguiente viñeta, sin embargo, no tengo libertad total de elegir lo que va a pasar en cada momento. Lo que hago es visualizar a los protagonistas como si fueran personas reales y dejo que ellos dirijan la historia según sus propios instintos o intereses. El sistema consiste a acompañar al personaje a lo largo de la historia, pero dejarle decidir a él los caminos que va a tomar y en ese sentido “El Turco” es el que ha recorrido un camino más largo, así que también se ha convertido en el que tiene más entidad, el que más alto me habla.
“El Turco” aún está vivo en mi cabeza. Es el único de los protagonistas de “De Perros y de Huesos” que me continúa hablando y que me dice que su historia aún no está cerrada, que tiene pasos que dar para terminar su camino. Rashid o Suso aún tendrían cosas que decir, pero su círculo está cerrado. Sin embargo “El Turco” me reclama de cuando en cuando continuar la marcha. En la parte final de “De Perros y de Huesos” decide regresar a Turquía, el sitio donde empezó su andadura, y tengo la sensación que hasta que no haga una historia con lo que le sucede allí el personaje no va estar cerrado del todo, así que contemplo la posibilidad de hacer algo con él dentro de un tiempo.
NC-¿Tienes proyectos nuevos en el horizonte? si es que si, ¿puedes adelantarnos algo?
Colo-Si, claro. Ahora estoy trabajando en una historia que promete ser larga, de unas 300 páginas. Calculo que me va a llevar un par de años concluirla, pero como improviso aún no tengo muy claro si será así. Los protagonistas van a ser menos personajes que en la anterior, van a ser más cercanos, pero van a suceder muchas más cosas. Es la historia de un virus que desata el caos en el mundo contado desde los miembros de un modesto grupo musical que se reúne los fines de semana en un local con la intención de grabar una maqueta. Lo que me interesa del proyecto es que pretendo hacer el cómic y también la maqueta que hacen sus protagonistas. Toco el bajo con un grupo de amigos a los que les propuse la posibilidad de hacer este proyecto y la idea les encantó, así que estamos trabajando en ello mientras voy dibujando páginas. Pretendemos relacionar la música y el cómic de manera que se forme una única pieza y lo fascinante del asunto va a ser ver como cada medio influye en el otro durante el proceso creativo. Nos parece muy bonito, la verdad.
NC-¿Te gusta mas dibujar un comic o una tira cómica?
Colo-Un cómic, indudablemente. La tira es una buena escuela para aprender a secuenciar ya que sólo tienes tres o cuatro viñetas para contar algo, así que estás obligado a sintetizar al máximo la información que tienes que dar. En un cómic no tienes las limitaciones de espacio y puedes profundizar lentamente en los personajes y trabajar muchos de sus aspectos y sus matices. Te puedes recrear mucho más.
En realidad tengo un gusto personal por los proyectos en lo que uno mete mucha energía. Una tira es algo que se resuelve en una mañana pero un cómic de larga duración te requiere años de trabajo constante y ese proceso de invertir tanta energía, tanto curro, en una sola obra, me apasiona.
NC-¿Que personaje de comic, actual o antiguo, te gustaría dibujar?
Colo-Hummm… Pues no lo se. Me apetecería coger un personaje que esté construido de una manera concreta y trabajar con él para darle la vuelta, para reinterpretarlo. Con Batman ha sucedido eso en los últimos años. Era un personaje con unas características muy concretas hasta que llega “El señor de la Noche” de Frank Miller o el “Arkham Asylum” de Dave Mckean y lo ponen patas arriba. Esa manera de abordar un personaje me encanta y podría ser divertido hacer algo así con alguno.
Ranxerox, de Liberatore, por ejemplo. Me gustaría meterle mano para ver qué sale. Lo que pasa es que el listón está tan alto que hacerlo sería una locura completa, pero eso es lo que me parece más divertido.
NC-Tu comic favorito es…
Colo-Muchos, muchos. From Hell de Moore, Chances o el Último recreo de Altuna, casi todo lo de Mckean, Blood o La Fuente de Kent Williams, Pesadillas de Azpiri, Carlos Jiménez, claro, Eisner y su Contrato con Dios, el Drácula de Breccia, el Mondo Lirondo o los primeros de Super López, Basura de Juan Jiménez o… hay miles, la verdad.
NC- Para terminar, te gustaría que te llamaran de una gran editorial para que guionizaras o dibujaras algún comic de Marvel o DC?
Colo-Bueno. Si. Si. ¿Por qué no?
Pero tendría que ser si me dejaran hacer lo que me apeteciera con la historia. Que me permitieran salirme de lo que se espera para poder hacer alguna barrabasada. Así podría sentir la historia como mía y no tendría la sensación de estar trabajando por encargo.
Mis rarezas, ya sabes.
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