Entrevistamos a Juanjo de Goya, autor de Bellenuit publicado por Nowevolution

Para los que sois lectores habituales de nuestra revista, ya sabéis que tenemos activo un concurso que no podéis dejar pasar (click aquí para saber más) y para acercaros aún más a los autores de las novelas que estamos sorteando, os vamos a traer durante todo este mes, una entrevista por semana. Hoy le toca a Juanjo de Goya, autor de la saga Bellenuit. ¿Queréis saber más? Pues dejemos que él mismo se explique y nos cuente qué se siente al ser escritor y cómo llegó a conseguir su sueño. ¡Vamos a conocerlo más a fondo!

Testarudo, tenaz, iluso, fantaseador, inquieto, hablador, alegre, soñador, idealista, a veces absurdo, en ocasiones divertido, sincero, fiel, perseverante, y casi siempre con una sonrisa. Pero, sin duda alguna, de lo que estoy más orgulloso es de mi imaginación. Desde pequeño he vagado por cientos de universos, más despierto que dormido, y he disfrutado viviendo vidas que no me pertenecían. He sido pirata, policía, amante, héroe, mago, villano, caballero, astronauta, científico, médico, salvador de la humanidad, detective y rey. He habitado tantos mundos que ya no sé a cuál pertenezco.

• ¿Quién se esconde tras Juanjo de Goya, el escritor de Bellenuit?

Soy de los que creen que lo interesante de un autor está en sus libros, que uno no debería hablar jamás de sí mismo, pero no tengo nada que ocultar. Me gusta definirme como una persona extremadamente imaginativa que jamás se rinde y persigue sus sueños con tenacidad, pero esa es la parte ‘buena’. Lo que nunca digo es que soy muy terco y aburrido. No obstante hay algo muy cierto: siempre estoy sonriendo.

• ¿Cómo empezaste a escribir? ¿En qué momento dijiste “yo soy escritor”? ¿Has tenido problemas con tus conocidos o con tu propia autoestima para llevar a cabo esta bonita profesión?

No recuerdo con total exactitud el momento, sin embargo sí tengo presente los condicionantes que propiciaron mi comienzo: después de haberme sumergido en la obra de Javier Marías, al que hoy por hoy considero el mejor escritor en español, me dije que yo quería hacer algo así, ser capaz de escribir con tanta belleza y maestría. Un objetivo aún lejano, pero que siempre perseguiré.
Me encuentro a años luz de considerarme escritor. Si uno se ciñe a la definición de diccionario cualquiera podría ser escritor, pero mi idealización de la profesión es mucho más romántica. Ganar dinero por lo que escribo sin duda me acerca, pero no es suficiente. No obstante, espero poder llamarme a mí mismo escritor dentro de unos años, cuando cuente con unas cuantas publicaciones en mi haber.
El principal y único problema derivado de esta profesión lo tengo conmigo mismo debido a mi afán de superación. Todo lo que escribo debe ser mejor que lo inmediatamente anterior. Esto me lleva a desechar una cantidad ingente y desproporcionada de papel.

• Si no nos equivocamos, parte de los beneficios de tu obra “Bellenuit” están destinados a una causa humanitaria y solidaria. ¿Nos podrías explicar por qué te sentiste inspirado para hacer este hermoso gesto y qué podemos hacer nosotros, tus lectores, para apoyar dicha causa?

El porcentaje íntegro que me corresponde como autor de El corazón del tiempo, primer volumen de Bellenuit, lo destino a proyectos de desarrollo de la educación en Costa de Marfil.
Desde un primer momento quise que Bellenuit significase algo especial, que sirviese, de alguna forma, para despertar ilusión, permitiendo a otros soñar. Además, escribo porque me entusiasma y disfruto haciéndolo, no para lucrarme. Siempre destinaré un porcentaje de lo que gane a distintas causas y proyectos de desarrollo.
Colaborar es tan sencillo como comprar un ejemplar, ese simple gesto ya supone una gran ayuda.

• En el argumento de Bellenuit nos encontramos a Alex, una chica que ve como su mundo se ve alterado por el tiempo. ¿Tú manipularías las agujas del reloj? ¿Piensas que las personas estamos demasiado obsesionadas con el correr de los años?

No solo vivimos obsesionados con él, sino que somos sus esclavos. Los relojes condicionan nuestra existencia, algo inevitable sabiendo lo corta que es la vida del ser humano.
Desde que nacemos hasta que morimos estamos marcados por el tiempo, y puede decirse incluso literalmente: los médicos determinan con precisión la hora a la que hemos nacido y la hora de nuestra muerte. Solo cuando somos niños no somos conscientes de esto. Cuando uno es pequeño no siente el paso del tiempo. Hasta el momento en el que los padres comienzan a imponernos unas rutinas somos casi libres del yugo de las agujas del reloj. No obstante, es cuestión de percepción; uno podría decir que el tiempo es el que es, que un minuto es un minuto y una hora es una hora, pero no es así. Es nuestra percepción la que define el tiempo, depende del entorno, de las circunstancias y del momento. Por ejemplo, los diez segundos de reloj que puede durar un primer beso no son los mismos diez primeros segundos de agonía que supone la hoja de un cuchillo clavada en el estómago.
Desde cualquier perspectiva, el tiempo es un tema fascinante. En Bellenuit abordo la cuestión desde un enfoque fantástico, pero las posibilidades son infinitas. Sin duda, en futuras obras lo volveré a tratar.
Creo que todos hemos pensado alguna vez en ser capaces de manipular el tiempo a nuestro antojo, pero un poder semejante conllevaría quebraderos de cabeza inimaginables. Y no hay mejor ejemplo que los tormentos que sufre la protagonista de Bellenuit.

• ¿Qué es lo más importante a la hora de escribir una novela como la tuya?

Una insana obsesión por el tiempo y una larga lista de errores acumulados en el proceso.

• ¿Por qué recomendarías leer tu novela? Cuéntales a los lectores de Mientras Lees por qué deberían leer tu novela.

No soy el más indicado para recomendar mi propia obra, pero afortunadamente en la web de Bellenuit se pueden encontrar decenas de opiniones de lectores y reseñas que servirán a la causa.

• ¿Qué género no te atreves a escribir todavía pero que te mueres por intentarlo?

Literariamente hablando hay un género que jamás me atrevería a tocar, poesía —en mi opinión es el género más complejo de la literatura, reservado solo para unos pocos privilegiados—, pero no tengo miedo a nada. Me encantaría escribir novela negra pura y dura, aunque considero que necesito bastante más rodaje para adentrarme en él.

• ¿A qué tipo de personaje te encanta darle vida? ¿Y cuál se te hace más difícil?

Siento predilección por los ‘malos’. Y lo entrecomillo porque no me siento cómodo definiéndolos tal que así. Por decirlo de alguna forma, me gustan los personajes grises, ni buenos ni malos. Disfruto dejando al lector decidir si lo que hace un determinado personaje está bien o está mal. Es cuestión de perspectiva, y cada uno lo afronta de manera distinta.
Me resulta difícil, un auténtico reto, crear un personaje con serias dificultades para comunicarse. Flocon, para aquellos que hayan leído Bellenuit, es uno de mis mayores logros literarios hasta el momento.

• Cuéntanos, ¿hay algún elemento que jamás incluirías en tus novelas? En caso negativo, ¿por qué no lo harías?

Hay muchas cosas por las que siento verdadera aversión, como por ejemplo la pederastia o el maltrato animal, pero son elementos que tristemente forman parte de nuestra realidad. Y es por ello por lo que no los descartaría de futuros libros. Los sentimientos de un lector hacia un personaje o una trama argumental son definidos por la naturaleza del hombre, virtudes y barbaridades.

• ¿En qué nuevos proyectos te encuentras sumergido ahora mismo? Adelántanos alguna sorpresa.

Actualmente estoy trabajando en el tercer libro de Bellenuit, pero tengo varios posibles proyectos por comenzar una vez cierre la trilogía de Alexandra. Dos son los que tengo más avanzados, con prácticamente todo el esqueleto argumental dibujado. Ambos pertenecen a la línea que tomarán mis libros cuando termine Bellenuit, un enfoque adulto y más realista. Sin embargo, en las dos novelas hay cabida para la fantasía.
Del primero que voy a escribir en cuanto termine Bellenuit no voy a hacer ningún comentario salvo que lo protagonizará una mujer joven, fotógrafa de profesión. Y sobre el segundo, haré una simple referencia al número 4 de la revista Ánima Barda, en el que publiqué un relato que servirá de antesala a la obra. Se trata de un mundo exactamente idéntico al nuestro, en época actual, pero en el que en un momento concreto de su historia se descubrió un elemento de procedencia natural que permitía a la gente obrar magia, jugar con los cuatro elementos.

• Ya sabes que ahora mismo te están leyendo muchos autores nóveles que tienen sueños iguales que los tuyos, publicar sus obras en papel y con el apoyo de una editorial. ¿Qué consejo les darías a esas personas para conseguir sus metas?

Paciencia, precipitarse no lleva a ninguna parte. Mucho trabajo, esfuerzo y dedicación. Lo demás lo trae el tiempo.

¡Muchísimas gracias, Juanjo, por esta entrevista tan genial! Hemos aprendido mucho de ti y de Bellenuit, así que esperamos que los lectores haya conectado con tu historia y pretendan darle una oportunidad :)