Como cualquier escritor he realizado antes otras profesiones y me he dado cuenta de que casi ninguna es fácil, aunque es evidente que un escritor tiene una exposición pública y por eso su trabajo se va a valora más o por lo contrario se va a criticar más. Mi intención como escritor es entretener. Mi vocación no proviene tanto de los grandes clásicos universales sino de las lecturas infantiles de escritores populares y del fuego de campamento. Creo que nunca se lee tan apasionadamente como cuando uno es niño, cuando no hay todavía una línea clara entre lo que es la lectura y lo que es la vida. Y me siento en gran parte heredero del tipo que cuenta la historia de miedo mientras los demás se acurrucan ante la hoguera y miran de reojo a su espalda. Si consigo inquietarte y que te olvides de los problemas del mundo durante unos minutos, me doy por satisfecho.Yo escribo para hacerme preguntas y público para resolver mis dudas. Hoy en día hay muchas oportunidades de publicar, quizás lo difícil es que el público te encuentre a ti entre una selva de autores. Pero uno no puede pasarse la vida preguntándose qué pasaría si publicara. No puede vivir eternamente entre incógnitas sin resolver: ¿Y si nadie me lee? ¿Y si no se emocionan donde yo quiero que se emocionen? ¿Y si no ríen cuando yo quiero que rían? Estas son las clases de preguntas que puede hacerse cualquier aspirante a escritor, y para eso debe publicar, para salir de dudas. A veces los “¿y si…?” son demasiado paralizantes.
Entrevistando a:Juan Verde: A veces los “¿y si…?” son demasiado paralizantes.
Publicado el 17 marzo 2020 por Los Conejos Literarios @jaguar_stComo cualquier escritor he realizado antes otras profesiones y me he dado cuenta de que casi ninguna es fácil, aunque es evidente que un escritor tiene una exposición pública y por eso su trabajo se va a valora más o por lo contrario se va a criticar más. Mi intención como escritor es entretener. Mi vocación no proviene tanto de los grandes clásicos universales sino de las lecturas infantiles de escritores populares y del fuego de campamento. Creo que nunca se lee tan apasionadamente como cuando uno es niño, cuando no hay todavía una línea clara entre lo que es la lectura y lo que es la vida. Y me siento en gran parte heredero del tipo que cuenta la historia de miedo mientras los demás se acurrucan ante la hoguera y miran de reojo a su espalda. Si consigo inquietarte y que te olvides de los problemas del mundo durante unos minutos, me doy por satisfecho.Yo escribo para hacerme preguntas y público para resolver mis dudas. Hoy en día hay muchas oportunidades de publicar, quizás lo difícil es que el público te encuentre a ti entre una selva de autores. Pero uno no puede pasarse la vida preguntándose qué pasaría si publicara. No puede vivir eternamente entre incógnitas sin resolver: ¿Y si nadie me lee? ¿Y si no se emocionan donde yo quiero que se emocionen? ¿Y si no ríen cuando yo quiero que rían? Estas son las clases de preguntas que puede hacerse cualquier aspirante a escritor, y para eso debe publicar, para salir de dudas. A veces los “¿y si…?” son demasiado paralizantes.